‘El escritor Joseph Joubert nunca escribió un libro. Sólo se preparaba a escribir uno —recuerda Maurice Blanchot—, buscando decididamente las condiciones justas que le permitieran escribirlo. Luego olvidó también ese propósito. Más precisamente, lo que buscaba, esa fuente de la escritura, ese espacio donde poder escribir, esa luz que debiera circunscribirse en el espacio, exigió de él y afirmó en él disposiciones que lo hicieron inepto para cualquier trabajo literario ordinariamente o lo desviaron del mismo. En esto fue uno de los primeros escritores totalmente modernos, prefiriendo el centro antes que la esfera, sacrificando los resultados para descubrir las condiciones de éstos y no escribiendo para añadir un libro a otro, sino para apoderarse del punto de donde le parecía que salían todos los libros, y el cual, una vez alcanzado, lo eximiría de escribirlos.”
Singular personaje y singular destino.
(Imágenes —1-Twombly- 1970/ 2-Saul Leiter-paris- 1959)