“No hay príncipe que viva como el rey de España Felipe lV, todas sus acciones y todas sus ocupaciones son siempre las mismas y marcha a paso tan igual que día a día sabe lo que hará durante toda su vida. Se podría imaginar que se rige por una ley que le obliga a no dejar jamás de hacer lo que tiene por costumbre.”
Lo cuenta el viajero Antoine de Brunel en 1655.
”Así pasan las semanas los meses, los años y todas las partes del día, no traen cambio alguno a su régimen de vida ni le hacen ver nada nuevo, pues al levantarse, según el día que es, sabe qué asuntos debe tratar y qué procede estar. Tiene sus horas para audiencia extranjera y otras para la del país, y para firmar lo que concierne al despacho de sus asuntos y de su dinero, para oír misa y para tomar sus comidas, y me han asegurado que ocurra lo que ocurra permanece fijo en este modo de obrar. Todos los sábados va a una iglesia que está al final del Prado Viejo, llamada Virgen de Atocha, a la que tiene particular devoción. Todos los años acude por el mismo tiempo a sus casas de recreo y se dice que sólo una enfermedad grave puede impedirle retirarse a Aranjuez, a El Pardo o a El Escorial, en los que acostumbra a gozar del aire del campo. En fin, los que me han hablado de su humor dicen que corresponde a su rostro y a su porte. Usa de tanta gravedad que anda y se conduce con el aire de una estatua. Los que se acercan, aseguran que cuando le han hablado, no le han visto jamás cambiar de asiento ni de postura: los recibe , los escucha y los responde con el mismo semblante, no habiendo en su cuerpo nada movible sino los labios y la lengua.”
(Imágenes-1- Palacio Real de Madrid – museo de historia de Madrid / 2- palacio Real – siglo XVll – Biblioteca virtual Miguel de Cervantes /3.- Felipe lV- casa real de España)