«El mundo diverso y pintoresco de las ventanas; las ventanas humildes – escribe Azorín -; las ventanas a que se asoma una faz dolorosa; las ventanas que ven las angustias que hay dentro de un cuarto reducido, sin más que una cama y una silla. Desde la altiplanicie central de España, a seiscientos metros de altura, ver una ventana redonda. El círculo de esta ventana que lo llena todo; como un mar inmenso, este círculo que contemplamos; poco a poco, la altísima planicie en que nos hallamos se va acercando al mar; se pone, al fin, junto al mar. Desde la
inmensa altura, mirar perpendicularmente, allá abajo, como si tendidos en la tierra asomáramos la cabeza; como tendidos en un tejado asomamos la cabeza; ver allá en lo hondo el plano de la cubierta de un barco. La extensión azul del mar. La breve extensión del barco. Iguales que insectos minúsculos los hombres que van y vienen por el buque. La visualidad que cambia de pronto; el anchísimo círculo, que veíamos antes, ha ido poco a poco reduciéndose; se estrecha y aparece minúsculo en una pared lisa; una pared que es de madera; la mitad, pintada de gris; por debajo, una banda verde (…)
Lo gris de la banda del barco y lo verde de la línea de flotación. El mar inmenso. El agujerito del camarote; ventanita marina (…) El mar verde, en esta proximidad de la portilla; casi inmóvil; con un movimiento de ligerísima ondulación; la goleta que se balancea a lo largo de tres o cuatro minutos (…) Lo verde del mar, que es azul mas lejos, azul con largas calles o anchos caminos blancos; calles y caminos que se van trasladando lentamente de un punto a otro. Y mas allá de lo azul, la linea indefinida del horizonte.»
Azorín. –» Pueblo»
(Imágenes.-1.-Andrew Wyeth- 1947/ 2.-Edward Hopper- 1951/3.- Odilon Redon– 1892- colección privada/ 4.-James Abbott McNeill Whistler– 1865)