VERANO 2014 (3) : JOSEP PLA

caminos-nju-Henri Cartier Bresson- mil novecientos sesenta y ocho

 

«Hay otra manera de evitar el polvo  de las carreteras – escribe Josep Pla -: consiste en no pasar por ellas. Tomar los senderos, los atajos, caminar, prácticamente, a campo traviesa. Si se me permite un consejo sincero, es lo que aconsejaría para viajar a pie. Para tener un contacto directo con la tierra, para gozar de la belleza de los campos, para comprender hasta qué punto un paisaje puede ser delicioso y apreciar el encanto de las cosas que hay sobre la tierra, los senderos son excelentes. Caminar por los senderos de un hermoso país – tan bien cultivado, tan luminosamente ordenado como el nuestro – es algo muy delicado y exquisito. A veces serpentean entre pinares oscuros, solitarios, tocados por un aire silencioso, ondulantes en la grave y alta sonoridad que el viento modula

 

 

caminos-tyu-gentes-Louis Welden Hawkins

 

en las copas de los pinos. Otras veces pasan por las arboledas manchadas de sol y de sombras ligeras, un juego viviente de hojas claras y de verdes aguados, que repiquetean al pasar el aire. Los pinares son secos y su perfume aéreo. Las arboledas tienen como un cuerpo de frescor húmedo, las hierbas sombreadas un olor carnal y denso. Tanto en un paraje como en otro, tiendes a detenerte, a sentarte un rato sobre una piedra o a tumbarte sobre la tierra. Por ello son sin duda estos viajes  tan cortos, por lo que se refiere a los kilómetros, porque en realidad no son más que pretextos para caminar lo menos posible y contemplar, desde posiciones mas o menos horizontales, la belleza de la tierra.

 

caminos- vvce-Louis Welden Hawkins-

 

(…) Es agradable dejar de lado la carretera y enfilar un sendero. A menudo, a la salida de esos pueblos hay unas viejas higueras, cargadas de fruta, de pulpa olorosa, colmadas de abejas. El sendero puede seguir el curso de una u otra corriente de agua – corriente siempre escasa en cualquier momento del año -. Sin embargo, ese camino te llevará, indefectiblemente, a un punto donde la tierra se abre: te encontrarás en medio de una fresca y solitaria arboleda. Si miras a lo alto de los árboles, verás moverse las hojas, entre el sol y la sombra, deliciosamente. La suavidad del aire, el frescor de la tierra, el tierno azul del cielo que el ramaje te dejará entrever, te producirá una agradable distensión; se te despertará la curiosidad: la cosa más pequeña – esa irisada telaraña colgada entre dos ramillas – te parecerá una maravilla.»

Josep Pla.- «El payés y su mundo»

(Imágenes.-1.-Cartier- Bresson.-1968/ 2 y 3 -Louis Welden Hawkins)