«Yo, para mi, soy anticlerical – decía Pasolini – (¡no tengo ningún miedo alguno al decirlo! ) pero sé que en mí hay dos mil años de cristianismo. Con mis antepasados construí las iglesias románicas, y luego las iglesias góticas, y luego las iglesias barrocas: ellas son mi patrimonio, tanto en el contenido como en el estilo. Sería loco si negase tal poderosa fuerza que hay en mí.»
Ahora L´Osservattore Romano anuncia que la Filmoteca Vaticana va a digitalizar «El Evangelio según San Mateo« de Pasolini, película estrenada en 1964. Cincuenta años después vuelve a la actualidad esta obra sobre Cristo realizada por un no creyente.
En febrero de 1963 Pasolini escribía a Lucio S. Caruso, de la Pro Civitati Christiana de Asís: » la primera vez que fui a su casa de Asís, me encontré , junto a la cabecera de la cama, el Evangelio (…) Lo releí después de cerca de veinte años(…) Luego lo volví a leer sólo por fragmentos, un pasaje aquí, otro allí, como suele ocurrir… Entre ustedes, aquel día, lo leí de un tirón, como una novela. Y en la exaltación de la lectura – ya sabe usted que es la más exaltante que se puede hacer- se me ocurrió, entre otras cosas, la idea de hacer una película del mismo (…) Mi idea es ésta: seguir punto por punto el Evangelio según San Mateo, sin hacer un guión ni una reducción del mismo. Traducirlo fielmente en imágenes, siguiendo el relato sin una omisión o una adición. Hasta los diálogos serían rigurosamente los de San Mateo, sin ni siquiera una frase de explicación o empalme.»
En junio de 1963 le escribía a su vez a Alfredo Bini : «en la película quiero hacer pura obra de poesía, aunque sea corriendo los peligros de la esteticidad. ( Bach, y en parte, Mozart, como comentario musical; Piero della Francesca y, en parte Duccio, para la inspiración figurativa; la realidad, en el fondo prehistórica e histórica del mundo árabe, como fondo y ambiente) Todo esto, lo sé, vuelve a poner peligrosamente en juego mi carrera de escritor. Pero sería una lástima que, amando tan profundamente al Cristo de Mateo, temiese poner algo en peligro.»
El crítico italiano Enzo Siciliano – que interpretó a Simón el Cananeo en el film y que repasó después los lugares y escenarios en los que se rodó la película – contaba que en parte siguieron el trabajo de Pasolini – además de religiosos y laicos – el teólogo Romano Guardini y el escritor Stefan Andrés. Las tentaciones de Cristo se rodaron en el Etna; el río Jordán – para la secuencia del Bautismo – se «encontró» entre Orte y Viterbo, en una hendidura excavada por un torrente en medio de rocas ásperas y salvajes; la secuencia del Monte de los Olivos, entre Villa Adriana y Tivoli. El sur de Italia se convirtió en el paisaje de Galilea y de Judea. Los campesinos lucanos, esparcidos por los Sassi di Matera, fueron la multitud que aplaudió en Jerusalén la llegada de Jesús Nazareno. Pasolini pedía a los actores que no representaran ; les pedía la expresión acostumbrada, ser lo que eran habitualmente. » El objetivo cinematográfico – les decía- es el suero de la verdad. Mostraos tal como sois. Es lo único que me importa.»
(Imágenes. -escenarios, escenas y rodaje de «El Evangelio según Mateo»)