«En la era en que la vida sobre la tierra era plenitud, nadie prestaba particular atención a los hombres valiosos, ni señalaba al hombre de habilidad. Los gobernantes eran simplemente las ramas más altas del árbol, y el pueblo era como los ciervos en los bosques. Eran honestos y justos, sin darse cuenta de que estaban «cumpliendo con su deber». Se amaban los unos a los otros y no sabían que esto significaba «amar al prójimo». No engañaban a nadie y aún así no sabían que eran «hombres de fiar». Eran íntegros y no sabían que aquello era «buena fe». Por esta razón sus hechos no han sido narrados. No hicieron historia».
«Por el camino de Chuang Tzu«.-versión y recreación de Thomas Merton.
(Imágenes:- 1.-Haku Maki.- árbol de invierno/ 2.- Wharfedale.-John Atkinson Grimshaw-colección privada.-cortesía de johnatkinsongrimshaww.org)
¿De veras ocurrió alguna vez? Quiero creer que sí.
Hermosa utopía, Jjulio, muchas gracias.
Mere,
Sí, espero que haya ocurrido. Al menos los sabios chinos lo dicen y recuerdan.
Saludos.
Parece que todos los paraísos remiten siempre a un mítico pasado de inocencia cuyo regreso tenemos vetado. Pero creo que no es verdad que no guardemos memoria de ellos. La prueba es que seguimos proyectándolos hacia el futuro y los llamamos sueño o utopía.
Amparo,
sí, efectivamente, hay utopías que nos enseñan cuánto podíamos haber sido y cuánto podríamos hacer.
Gracias por tus palabras.
¡Qué felices seríamos si no tuviéramos que guardar memoria de nuestros gobernantes! A muchos de ellos no podría llamarles jamás «hombres valiosos». Algunos quedan grabados en la mente como una pesadilla. Afortunadamente, incluso las peores pesadillas tienen fin. Y eso es especialmente cierto en días como hoy (ya ayer). Por fin se va el talante y confío en que llegue el talento.
Bonita utopía, José Julio.
Muchas gracias, y un cordial saludo.
A la vera de las utopias de todos los tiempos, doctor Doña, el trabajo constante y tenaz es el que construye grandes realidades.
Un abrazo.
Creo que en esta vida se puede atisbar el paraíso; no es del todo una utopía pensar esto. Un hombre honesto, que cumple su deber, que quiere a sus iguales, que es de fiar…., ya vive en esta vida de alguna manera en el paraíso.
Luz,
completamente de acuerdo. En muchas ocasiones de esta vida participamos ya del paraíso, lo que sucede es que no nos damos excesiva cuenta de ello, no lo percibimos con atención interior.
Muchas gracias por el comentario.