«Pasando mi cancela, un estrecho
sendero que sale del pueblo
sigue hasta un bosque:
cuando por allí
parece obligado pararse
y mirar sobre la valla
de tu jardín, donde (en
aquellas circunstancias)
te enterraron como un querido
y viejo perro de la familia.
Enemigos
hace veinte años,
ahora puerta con puerta, podríamos
habernos hecho buenos amigos,
al compartir un ámbito común
y el amor de la Palabra,
ante un Kremser dorado
habríamos tenido largos
coloquios sobre sintaxis, comas
y versificación».
Auden -recuerda Cees Nooteboom en «Tumbas de poetas y pensadores» (Siruela) – escribió esta poesía para un colega al que nunca conoció».
(Imágenes:- 1. W. H. Auden- 1930 -por Cecil Beaton/2.-Erika Mann y W. H. Auden- 1935-por Alec Bangham)