“Bruscamente la tarde se ha aclarado
porque ya cae la lluvia minuciosa.
Cae y cayó. La lluvia es una cosa
que sin duda sucede en el pasado.
Quien la oye caer ha recobrado
el tiempo en que la suerte venturosa
le reveló una flor llamada “rosa”
y el curioso color del colorado.
Esta lluvia que ciega los cristales
alegrará en perdidos arrabales
las negras uvas de una parra en cierto
patio que ya no existe. La mojada
tarde me trae la voz, la voz deseada,
de mi padre que vuelve y que no ha muerto.”
Jorge Luis Borges— “La lluvia” — “El hacedor” (1960)
(Imagen —comunitaria live- journal)






























«La nube distribuye la lluvia con imparcialidad, pero una gota cae sobre el bosque en llamas, y vuelve a la nube revestida de gloria. Otra cae en el pantano, adonde nadie irá a beber: vivirá el instante, ese punto geométrico, ese gozne de la realidad. Al llegar la Primavera, rechazando un mundo inaceptable en el cual, para evitar males mayores, será preciso arrojarse en la más hipócrita bestialidad, la apestada se construirá un mundo en el que pueda vivir, la flor del estío, por ejemplo. Entonces, el coro alterno de un mundo creado y un mundo rechazado, ese combate en la sombra, esa indestructible sinfonía, esas heridas y esas sonrisas se deslizarán lentamente hacia la oscuridad y la soledad. En otoño, los horizontes desaparecen, la tierra se ara y nos damos cuenta de que el mundo ha cambiado».