CONFIDENCIAS

Lento escribir.. Cada vez me acuerdo más de los pintores y de su trabajo. Cuando ellos pasan y repasan su mezcla de colores muy despacio con el pincel para ir consiguiendo el matiz de una sombra o perfilar o suavizar un tono, comprendo su paciencia reiterada que no decae hasta que poco a poco se va consiguiendo lo que quieren.  Vuelven y vuelven otra vez para conseguir el matiz o el claroscuro. O el efecto de luz. Así la escritura. Al menos así se me ocurre. Hay que releer mil veces todo lo anterior, suavizar las fisuras, ir mezclando la historia y los datos con la invención propia, con la prosa que luego discurrirá y se elevará con sencillez. Por eso no se avanza a veces en toda la mañana más que cuatro o cinco líneas. 

Y hay días también en que un texto parece difícil de corregir y conviene esperar y adquirir perspectiva. Pero mejor no hablar de ello. No me imagino a un carpintero hablando de cuando una mesa o un mueble se le resiste. Trabaja o no trabaja pero no cuenta nada.

José Julio Perlado

(Imagen – Paul Klee)

CONSEJOS DEL MAESTRO ECKHART SOBRE EL ESCRIBIR

 

 

“  Si quiere dominar este arte de escribir  tiene que ejercitarse  mucho y con frecuencia en él, por difícil y penoso que sea y aunque le parezca imposible— dice el maestro Eckhart —. Si hace ejercicios frecuentemente y con gran aplicación, llegará  a  aprender  y obtener este arte. En primer lugar tiene que pensar en cada una de las letras  y  representárselas firmemente. Después que ha llegado a poseer  el arte de escribir, no necesita pensar en cada una de las letras, ni necesita la ayuda de la imaginación. Escribe libremente y sin dificultad  alguna lo mismo cosas pequeñas que grandes obras que han de surgir por medio de su arte. A él le basta no saber que en un momento dado tiene que ejercitar su arte. Y bien que no piense siempre en él, y sea lo que quiera en lo que piense, lleva a cabo la obra mediante su arte”.

(Imagen — Lovis Corinth)

ESCRIBIR ES UNA ESPECIE DE LOCURA

 

 

“Para escribir en el sentido más positivo del término, es decir para pasar un gran número de horas en un trabajo enorme del cual  el resultado financiero es — lo menos que se puede decir de ello — muy incierto, hace falta razones ectraordinariamente importantes — recuerda el francés Michel Butor—. Escribir es una especie de locura. Si uno hace este trabajo es porque, gracias a la escritura, se intenta cambiar alguna cosa alrededor de uno mismo y dentro de uno mismo; y si se quiere justificar la publicación  es porque uno advierte perfectamente  que es necesario que los otros nos ayuden, que uno no llegará a solucionar eso por sí mismo. Al principio, en el escritor como en el pintor o el músico, existe un sentimiento de escándalo:  se descubre la impresión de que las cosas no son  como ellas deberían ser, que ellas no están siendo utilizadas como se debiera. El artista sufre particularmente ante esta situación y, de repente, se nota diferente respecto a la mayor parte de las gentes con las que se encuentra. Esta diferencia es realmente difícil de soportar. Existen dos maneras de suprimir la diferencia entre los otros y uno mismo. La primera, es suprimirse uno: puesto que uno no es como los otros y que uno se siente desgraciado entre ellos, es necesario desaparecer pura y simplemente. Uno puede llegar a ser como los otros: se les quiere curar, uno los acepta, se normaliza todo y el escritor que  es uno en potencia desaparece. La segunda manera  es tratar de resolver el problema  de la diferencia  precisamente al contrario, es decir, ensayar el transformar a los otros: a través de un cierto número de procedimientos y sabiendo de antemano que eso va a ser extremadamente largo y difícil , complejo,  uno ensaya transformar a los demás. Es en este sentido como si el loco quisiera curar a los cuerdos.”

 

 

(Imágenes— 1-Gustave Geffroy- por Paul Cézanne/ 2-María Gato- Virginia Milles gallerie – artnet)

UN LIBRO SOBRE NADA

 


“Me gustaría escribir un libro sobre nada — decía Flaubert —, un libro que no hiciera referencia a nada fuera de sí mismo, que se sostenga por sí solo mediante la fuerza interna de su estilo, del mismo modo que la Tierra se sostiene sola en el espacio, un libro que careciera de tema  o, en cualquier caso, de uno que apenas fuera perceptible.  No hay temas buenos ni malos, y uno casi podría convertir en un axioma  el que no hay ninguno desde el punto de vista del arte puro, siendo el estilo solo una forma absoluta de mirar las cosas.”

(Imagen – Susan Ritcher Knox)

EXACTITUD DE LA PALABRA

 

“Sea lo que sea lo que quieres decir, solo hay una palabra para expresarlo, un verbo que lo ponga en movimiento y solo un adjetivo para describirlo. Y por eso —continuaba Maupassant —has de buscar esa palabra, ese verbo y ese adjetivo, hasta que los encuentres, sin conformarte nunca con aproximaciones, sin recurrir a trucos y malabarismos verbales, por acertados que sean, para evadir la dificultad.

Usemos menos nombres,  verbos y adjetivos cuyo sentido es casi imposible de entender, y usemos más frases variadas, diversificadas en construcción, ingeniosamente cortadas, llenas de resonancias e ingeniosos ritmos. Intentemos conventirnos en excelentes estilistas en vez de en coleccionistas de palabras raras.

De hecho, es más difícil manejar una frase que te gusta, y hacer que lo diga todo, incluyendo lo que no se dice con palabras, revestirla de complicaciones, con intenciones ocultas y no formuladas, que inventar una nueva expresión o redescubrir, en las profundidades de viejos volúmenes, aquellas cuyo uso y significado hemos olvidado y que están, de hecho, muertas para nosotros.”

 

 

(Imágenes:1-Larry Fox 2- Paul Klee)

ESCRIBIR, COMO SI NADA FUERA IMPORTANTE

 


“Escribir — como si nada fuera importante —

el sencillo irse de las horas

sentado en la terraza de un café

de una provincia española.

Escribir, como si estuviera escrito

que el ruido de esas tazas sobre el mármol

tuviera que pasar el arroyo claro

de unos versos.

Escribir, como si nada fuera.”

Juan Manuel Bonet— “Escribir” —“La patria oscura” (1983)

(Imagen —Boyco Kolev- art com)

PÓLVORA DEBAJO DE MÍ

 

 

“Trabajo ahora tanto o más de lo que trabajaba hace tres o cinco años —cuenta Chejov en una carta de 1889– .Trabajar y tener el aspecto de alguien que trabaja desde las nueve de la mañana hasta el almuerzo y desde el té de la tarde hasta la hora de dormir, se ha convertido para mí en una costumbre. En este sentido, soy un funcionario. Si de este trabajo no salen más de dos relatos al mes, la culpa no es de la pereza, sino de mis características psíquicas y orgánicas. Para la medicina me falta amor al dinero y para la literatura me falta pasión y, por consiguiente, talento. La llama que arde en mí es regular y apagada, sin estrépito ni llamaradas. Nunca podría escribir en una noche, de un tirón, tres o cuatro hojas o quedarme en vela trabajando. Cuando tengo sueño, me voy a la cama. Por eso, no escribo ni tonterías relevantes ni notables sabidurías. Poca pasión. Hay que añadir a esto una psicopatía del siguiente tipo: sin motivo, hace dos años me dejó de gustar ver mis obras publicadas, me volví indiferente a las críticas, las conversaciones literarias, los cotilleos, los éxitos, los fracasos, los altos honorarios, en una palabra, me volví un imbécil. En mi alma hay una especie de estancamiento, que atribuyo a mi vida personal.  No estoy decepcionado, ni cansado, ni melancólico, sino que sencillamente de pronto todo me parece menos interesante. Debo poner pólvora debajo de mí.”

(Imagen -Chejov – wikipedia)

LOS ESCRITORES INVISIBLES

 

 

“Ayer en el metro—contaba Ítalo Calvino — había un hombre descalzo; no un gitano ni un “hippy”, un señor con gafas, como yo y como tantos, que leía su periódico, con aspecto de profesor, el clásico profesor distraído que se ha olvidado de ponerse los calcetines y los zapatos. Y era un día de lluvia, y caminaba descalzo y nadie lo miraba, nadie parecía sentir la menor curiosidad. El sueño de ser invisible… Cuando me encuentro en un ambiente en que puedo hacerme la ilusión de ser invisible, me siento muy bien.

 

 

Todo lo contrario a como me siento cuando debo hablar por la televisión y siento la cámara que me apunta, que me clava a mi visibilidad, a mi cara. Creo que, vistos en persona, los escritores pierden mucho. Una vez nadie sabía quiénes eran, en persona, los escritores verdaderamente populares: eran sólo un nombre en la portada y esto les daba una fascinación extraordinaria. Gastón Leroux, Maurice Leblanc, eran escritores muy populares de los que nada se sabía. Ha habido escritores todavía más populares de los que ni siquiera se sabía su nombre de pila, sólo una inicial. Creo que la condición ideal del escritor es ėsta, próxima al anonimato; es entonces cuando la máxima autoridad del escritor se desarrolla, cuando el escritor no tiene un rostro, una presencia, pero el mundo que representa ocupa todo el cuadro. Como Shakespeare, del que no nos queda ningún retrato que pueda servirnos para saber cómo era ni ninguna noticia que explique realmente algo de él. En cambio, hoy, cuanto más invade el campo la figura del autor tanto más se vacía el mundo representado; además, el autor también se vacía, queda el vacío en todas partes.”

 

 

 

(Imágenes—1- Italo Calvino/ 2- Vanessa Bell- Leonard Woolf-1940/ 3-Man Ray – autorretrato)

ESCRIBIR CON CLARIDAD

 

 

“Escribir de una forma poética es muy difícil, pero también lo es escribir con claridad —dice Asimov en sus “Memorias” —. De hecho, tal vez la claridad sea más difícil de conseguir que la belleza. El cristal de colores usado en las vidrieras se conoce desde tiempos inmemoriales, pero eliminar el color del cristal resultó  ser una tarea tan difícil que no se resolvió  hasta el siglo XVll. En comparación, la luna de cristal es una invención reciente y fue el gran triunfo de la habilidad de los vidrieros venecianos, que guardaron el secreto durante largo tiempo.

La luna de cristal no encierra ninguna belleza en sí misma. Idealmente, no debería ni verse, pero a través de ella se observa todo lo que sucede fuera.  Ėste es el equivalente de un estilo sencillo y sin adornos. Idealmente, al leer estas obras, uno ni siquiera se da cuenta de que las está leyendo. Las ideas y los acontecimientos se limitan a fluir de la mente del escritor a la del lector sin ninguna barrera entre los dos.

Pero ¿cómo se consigue escribir con claridad?  No lo sé. Supongo que se debe tener una mente ordenada y cierto talento para ordenar los pensamientos y poder saber exactamente lo que se quiere decir. Aparte de esto, no puedo añadir nada más.”

 

 

 

 

(Imágenes —1-Constable- 1822- Museo Victoria  Alberto/ 2-derechouchilrcl)

ESCRIBIR Y PUBLICAR

 

 

“Quizá más que en otro gremio de las artes puede que sea porque gran parte de nuestro trabajo se lleva a cabo en soledad —dice Úrsula K. Le Guin en sus “Conversaciones sobre la escritura”—: por eso tendemos a dudar de lo que hacemos. Que te publiquen un libro es una barrera que parece infranqueable. En mis inicios, coloqué  algún que otro poema de vez en cuando — en modestísimas revistillas de poesía —: con ocho o nueve lectores, pero al menos veía mi obra en papel.  Sin embargo,  era incapaz de colocar nada de narrativa. Durante seis o siete años estuve escribiendo relatos y novelas de manera metódica, intentaba vender los manuscritos y no iba a ninguna parte. Recibí muchísimas amables cartas de de rechazo.

Pero lo cierto es que estaba comprometida con ser escritora, con mi escritura, creo que fue la confianza en mí misma o mi arrogancia lo que hicieron que saliese  adelante. “ Lo voy a conseguir y lo voy a conseguir  a mi manera”. Me atenía a eso. Y pum, de repente lo conseguí. Vendí dos relatos en una semana; uno, a una revista comercial y otro a una pequeña revista literaria. Cuando la puerta se abre, parece que no se cierra; entonces es más fácil saber dónde mandar tu obra. A veces mis relatos no eran de un realismo convencional, sino que tenían un giro no realista, y me di cuenta de que las revistas de fantasía y de ciencia ficción  eran las que se los leían y no enarcaban las cejas diciendo “ ¿Y “esto” qué es?”.  Me encontré  que ahí tenían la mente más abierta que en los mercados convencionales. Después de esa primera incursión, sin prisa pero sin pausa, empezaron a llegarme más oportunidades.

 

 

Eso sí, hasta que firmé con una agencia, me tocaba a mí presentar mis manuscritos con mucha fe.

Y en este campo no sé muy bien qué recomendar, ahora es todo tan diferente con internet, la edición digital, la autopublicación… Por ejemplo, todo esto de autopublicarse la verdad es que no lo tengo muy claro. Intento entender lo que implica y adónde te lleva como escritora. Si te auto publicas sin ninguna red de promoción, sin manera de dar a conocer tu obra….¿Y si no te vendes a los del marketing? No lo sé, la verdad. No lo sé. Es maravilloso ver tus libros en papel, anda que sí, pero ¿ es realmente bonito si solo te leen tus familiares y tu círculo más cercano? No lo sé. En este momento, creo que nadie tiene el consejo ideal. Estamos viviendo una revolución. Solo nos queda imaginarnos dónde aterrizará el mundo editorial después de la revolución. Porque aterrizar, aterrizará.

 

 

(Imágenes—1-Karl Gestner/ 2-Brice Marden -2002/ 3- Vassili Kandinsky)

CONCURSOS, JURADOS, ESCRIBIR, PUBLICAR

 

 

“Ser miembro de un jurado exige cierto talento y ser un buen estratega. Escuchar a los demás —recordaba un veterano miembro de jurados españoles —. Aceptar sus argumentos, es decir, evitar enfrentamientos. Algo muy difícil, si no imposible, porque es fácil perder la paciencia. Desde luego, el que más ha leído es el que más ventaja tiene.

Y viene el tema de la corrupción de los jurados. La gente se equivoca al escandalizarse con premios que están dados de antemano. No hay trampa. Y es una política común en las grandes editoriales y en los premios donde además de prestigio hay dinero. En las aparatosas cenas de algunos de estos premios, presididos por políticos, que es la gente que menos lee, sabemos de antemano quién es el ganador. Pero no se premia por amistad, como suele creerse, sino porque el premiado es el que mejor responde a la línea de la editorial. Difícilmente el que gana el Premio Herralde de Novela podría ganar el Planeta, o viceversa. Aunque también es cierto que están los pluripremiados, como está el pluriempleo.

 

 

Desde luego, para convencer y vencer hay que haber leído las propuestas de los otros miembros del jurado.  Algunas discusiones han provocado serias desavenencias. Yo trato de defender mi criterio con argumentos críticos. Ocurre con frecuencia que algún miembro del jurado no ha leído los libros, sobre todo cuando se trata de premios a libros ya publicados. Es a estas personas a las que hay que tratar de convencer, pues ellos van con las manos vacías, sin defender a ningún candidato. Y sólo se les puede convencer con razones sólidas. Luego, concedido ya el premio, yo me olvido de mi irritación y de la irritación ajena. Con frecuencia pienso: ¿quién soy yo para decidir si alguien merece o no un premio? ¿ No son arbitrarias  todas las lecturas? ¿No lo son nuestros gustos?  Juzgamos siempre: altos o bajos, guapos o feos, inteligentes o tontos. Establecemos jerarquías, y las jerarquías suelen nacer de prejuicios. Darle un premio a alguien es quitárselo a otro. Cada premio es un acto de injusticia. Lo es el premio por excelencia : el Nobel. ¿Quiénes son estos señores que viven en un rincón de Europa para juzgar sobre el universo?

 

 

Pienso a menudo en las razones por las que desde muy pequeño me sentí escritor y adónde me ha llevado esta inexplicable vocación. Vuelvo a mi obsesión. ¿Por qué escribimos? ¿Para qué?  ¿Para quién? Es absurdo hacerse estas preguntas. Escribimos porque nos da la gana.  O porque a alguien le da la gana. Es el amor a las letras, a las palabras, a las ideas, al misterio que encierra la escritura y que es al mismo tiempo revelación. Y escribimos porque hemos leído ¿O es al revés?  ¿ Aprendemos para escribir o para leer? En el fondo, son una misma cosa. En ambos casos vivimos la revelación. ¿Para quién?  Si estuviéramos  en una isla desierta pero con plumas, lápices o los más improbables ordenadores, seguiríamos escribiendo. Ni siquiera para nosotros. Para la misma escritura. A medida que escribimos surge la escritura. De pequeños leíamos para emular a nuestros padres. Porque les oíamos hablar de libros. Y también leíamos a escondidas, para aumentar la emoción de la lectura. Sí, en una isla desierta seguiríamos escribiendo. Pero entonces, ¿por qué la necesidad de publicar?  Pues porque de la misma forma que las letras son dibujos, los libros son objetos, cajas en las que se encierra el misterio de las palabras. Y de la misma forma que para un cuadro es importante el tipo de marco, también lo es la forma de un libro.”

 

 

( Imágenes —1-Wolfang Suschitzky – 1939/ 2-Alexa Meade -2010/3-Foto Eamon Mccabe/4-Alfred Stieglitz)

CONSEJO PARA ESCRITORES

 

 


“Aunque te mantenga despierto toda la noche,

lava las paredes y friega el piso

de tu estudio antes de componer una sílaba.

Limpia tu espacio como si el Papa estuviese por llegar.

La pulcritud es sobrina de la inspiración.

Cuanto más limpies, más brillará

tu escritura, así que no dudes en salir

al campo abierto y restregar la parte oculta

de las rocas y ordenar en las ramas más altas

del oscuro bosque los nidos llenos de huevos.

Cuando encuentres el camino de regreso a casa

y guardes esponjas y cepillos bajo el fregadero,

observarás, en la luz del alba,

el inmaculado altar de tu escritorio,

una superficie limpia en medio de un mundo ordenado.

De un pequeño florero, azul brillante, toma

un lápiz amarillo, el más afilado del ramo,

y llena páginas con frases diminutas

como largas hileras de hormigas devotas

siguiendo tu huella desde el bosque”

 

Billy Collins– “Consejo para escritores”

 

(Imagen —Brigitte Szenczi. 2000.- feminine)

EL ARTE DE LA ESCRITURA (1)

 

 

“A menudo, cuando leo las obras de los grandes escritores —decía el chino Lu Ji —, tengo la secreta esperanza de poder captar su verdadero espíritu. El orden de las palabras, la manera en que se enuncian las frases, tiene infinitas posibilidades y formas. Las cualidades de lo bello y lo feo, lo bueno y lo malo, son susceptibles de captarse en lenguaje. Yo mismo, cada vez que escribo, me doy cuenta de la complejidad del acto creativo. Y me angustio una y otra vez porque el pensamiento es incapaz de traducir el mundo y, la literatura, incapaz de apresar el pensamiento. Ciertamente, el mayor problema reside no en el saber cómo hacerlo, sino simplemente en el hacerlo. He escrito, precisamente, este poema para dar cuenta de las habilidades de estos excelsos escritores, y explicar las razones del porqué hay buenas y malas obras en el acto de la escritura. Quizá , así, en otro tiempo, pueda llegarse a conocer el intrincado mecanismo y el profundo misterio de la composición literaria. Cuando alguien, con un hacha en la mano, intenta cortar otro mango de hacha, lo que obtiene está muy cerca del propio modelo. Y es que, a la hora de seguir los movimientos de la mano, la dificultad para convertirlo en lenguaje es extrema.”

 

 

 

(Imágenes—1-artinlive/ 2-li shixing)

EL RITMO DE LA ESCRITURA

 

 

“El estilo es un tema muy sencillo; es todo ritmo —decía Virginia Woolf  en una carta —.Una vez que tienes eso, no puedes usar las palabras equivocadas. Pero por otro lado, aquí estoy sentada tras media mañana abarrotada de ideas, y visiones, y demás, y no puedo desalojarlas, por falta de ritmo correcto. Esto es muy profundo, lo que el ritmo es y va mucho más profundo que las palabras. Una visión, una emoción, crea la ola en la mente, mucho antes de hacer palabra donde encajarla; y en la escritura ( tal es mi creencia actual)  — lo decía en 1926 escribiendoAl faro” — uno tiene que recapitular esto, y asentar este funcionamiento ( que no tiene aparentemente nada que ver con las palabras), y luego, mientras rompe y tropieza en la mente, crea palabras para encajarla.”

(Imagen. – Sonia Kretschmar)

LA OBRA DE LOS DEDOS

 

 

“Al igual que la lectura — dice Giovanni Pozzi al elogiar el silencio —, la escritura es un proceso silencioso, pero animado por un movimiento inverso: la lectura extrae de los caracteres alfabéticos un significado y lo deposita en el espíritu; la escritura, en cambio, lo busca en el mismo espíritu y lo despliega en la página trazando un camino silencioso. La tinta corre sin gemir, y la pluma discurre por la superficie uniforme de la hoja sin raspar. Una vez completada la página, las curvas y astas de los caracteres dibujan sobre el blanco de la hoja contornos armónicos parecidos a los que forman el conjunto solitario de las flores de su parterre. El significado emana de ellos como el perfume emana de las flores. Este encantamiento no pertenece al mundo de las máquinas de escribir con sus repiqueteos oscilantes. Obra de dedos movidos por manos inertes y fijas, en lugar de por el movimiento de la mano entera que avanza al ritmo de la palabra, el texto escrito a máquina llega al mundo por cesárea y no por parto natural; máxime en el nuevo tipo de soporte electrónico, que rompe el tradicional vínculo entre la escritura y su soporte, inseparables hasta ahora. Los dedos no median, sino que dominan, y los caracteres ya no representan el silencio elocuente del texto impreso en la página en blanco, sino la locuacidad muda de la multitud metropolitana. Cruzarse sin saludarse, apiñarse sin tocarse, observarse fugazmente, encontrarse sin conocerse en la soledad de la masa inquieta.”

 

 

(Imágenes – 1- Henry Moore- 1979/ Janine Antoni – 2004- artnet)

EL INCONSCIENTE LO HACE TODO

 

 

“Escribir narrativa – dice Martin Amis enEl roce del tiempo” – es menos mental y más fisiológico de lo que generalmente se piensa: una vez se empieza, las decisiones y los cálculos, las cuestiones de la razón, apenas interfieren. Me llevó años descubrir cuán verdad es esto. Cuando era más joven, me topaba con alguna dificultad en el proceso narrativo y me devanaba  los sesos durante horas e incluso días. Ahora me siento compelido a levantarme de la mesa y coger un libro y no vuelvo a la mesa hasta que mis piernas me llevan a ella. Cuando lo hacen, veo que la dificultad se ha resuelto.  Es el inconsciente el que lo hace. El inconsciente lo hace todo.”

”La inspiración para una novela puede venir de una frase, una  expresión, una imagen, una situación.  Pero los novelistas no son poetas. Son trituradoras. Lo que me hace subir al estudio es una sensación en la parte de atrás de la garganta  —me pasa igual con el deseo del primer cigarrillo —. Escribir es un proceso más físico de lo que se suele creer. Es como si la mitad del tiempo te vieras mudo e incapaz de incumplir las órdenes  del cuerpo.”

 

 

(Imágenes – Isidro Ferrer/ 2- Laziz Amani)