
En Asturias— dice Julio Caro Baroja que dedicó un libro intenso al Carnaval— comenzaban a hilar en reuniones por septiembre, al llegar el Carnaval seguían reuniéndose en los “filandones”, pero no hilaban. En Portugal dicen que es aconsejable no hilar entonces, “ porque se hilan las barbas” o como las manos suelen estar untadas de comer carnes y grasa los ratones roen después lo hilado. En Castilla corrían estos refranes: “el buen hilar, de san Miguel a Navidad; de marzo ayuso no rabea bien el huso”.
Una práctica muy corriente era la de que en las casas se colocara un muñeco que recibía el nombre de “pelele” y que la Academia ha descrito como “figura humana de paja o trapo que se suele poner en los balcones o que mantea el pueblo en las Carnestolendas” Para saber con exactitud qué es un “pelele” lo mejor es contemplar un cartón de Goya que se conserva en el Museo del Prado y que representa a cuatro muchachos del pueblo manteándolo.

Respecto a manjares de Carnaval, Calderón dice en una de sus Comedias:
Oh los tiempos de. carnestolendas,
diluvio universal de las meriendas,
feria de casadillaas y roscones
vida breve de pavos y capones
y hojaldres que al doctor le dan ganancia,
con masa cruda y con manteca rancia…

(Imágenes— 1-carnaval de Venecia 2-carnaval de huejotzngos/ 3-carnaval de Bilche)