
Aunque hay hombres organizados de tal modo — dice Brillat- Savarin en su “Fisiología del gusto”— que casi puede decirse que no duermen, es una verdad indudable que la necesidad de dormir es tan imperiosa como el hambre y la sed. Los centinelas avanzados del ejército se duermen aun echándose tabaco en los ojos,y Pichegru, acorralado por la policía de Bonaparte, pagó 30,000 francos por una noche de sueño, durante la cual fue vendido y entregado.
En el momento en que el sueño comienza, los órganos de los sentidos caen poco a poco, en la inacción: primero, el gusto; la vista y el oído seguidamente; el oído, vela aún, y el tacto, siempre; porque está para advertirnos mediante el dolor de los peligros que puede correr el cuerpo.
Como todos los placeres, el sueño se convierte en pasión, porque se ha visto a personas que durmieron las tres cuartas partes de su vida y, como todas las pasiones, sólo produce entonces efectos fatales : la pereza, la indolencia, el debilitamiento, la estupidez y la muerte.
Por mucha que sea la extravagancia de las ideas que nos agitan cuando dormimos, si se las examina más detenidamente, se ve que son tan sólo recuerdos o combinaciones de recuerdos. Estoy tentado de decir que los sueños no son más que la memoria de los sentidos.

(Imágenes- 1- flor del desierto Sueo Takano 2/ wikipedia)