
De vez en cuando me miran cuando yo paso por el estrecho sendero tendido sobre Cain de arriba o Caín de abajo en los Picos de Europa. Me miran sorprendidos de que yo haya podido llegar hasta aquí, hasta esta altura. Es su territorio. Pero también es mi territorio porque puedo escribir sobre ellos cuando corren entre las piedras o cuando se detienen bruscamente a mirarme. Tomo la pluma y los veo correr por el cuaderno. Tomo la pluma y los dibujo en mi escritura de verano. Aparentemente los Picos de Europa presentan siempre un escenario desierto. El sol. La nieve. El silencio. La niebla. Pero de repente, por la derecha, aparecen en el primer acto del día, los rebecos vestidos de sorpresa que se creen solitarios en las cumbres. Se quedan muy asombrados de que haya público que haya venido a verlos, figuras que no son rebecos como ellos, que calzan zapatillas, que se agarran con sus manos a las cuerdas para seguir andando y no caerse, que llevan bajo el brazo un cuaderno.

En ese cuaderno van los Picos de Europa. Están escritos y dibujados valles y alturas. El rebeco me ve pasar con el cuaderno en la distancia y desde esa distancia veo yo pasar al rebeco.
José Julio Perlado

(Imágenes— 1 y 2- – rebecos- wikipedia/ – 3 – Ordiñanes valle de Valdeon)