MANTELITOS A CUADROS

Paris está lleno de innumerables mantelitos a cuadros que recorren desde el distrito uno hasta los más grandes restaurantes como Drouant, Lapérouse, Laserre, Laurent, Ledoyen, Maxim’s, Prunier— Duphot, La Tourr d’Argent. Depende del dinero que se tenga, no del apetito. El apetito suele sentarse a la hora de comer vestido con su estómago abundante, la nariz atenta a los olores. Los olores de las cazuelas, de los guisos, el aroma de los vinos, forman largas calles parisinas surcadas de vasos, pan, quesos y tenedores, son el paisaje de los alimentos, el mapa de las migas de pan. Las migas de pan van andando sobre el mantel, sortean las botellas de vino, se asoman a los grandes bulevares, a los bistrós de Montparnasse y Montmartre, luego, girando sobre el tenedor, llegan incluso a los Campos Elíseos donde, también aquí, a pesar de tanta elegancia, la patrona remanga sus brazos y levanta en el aire para los comensales un plato de escargots deliciosamente preparado, y entonces los escargots y las migas de pan se bajan hasta el Sena para ver a los enamorados y a los pescadores, mientras los mantelitos a cuadros se recogen y el mozo, con la tiza detrás de la oreja, anota todo lo que se ha comido en París.

Josė Julio Perlado

(Imagen – Eikipedia)