
“Soy la casa de la playa . Soy muy antigua y muy fuerte —cuenta la psicóloga británica Ann Faraday en ”El poder de los sueños”—, pero a pesar de haber resistido hasta ahora el asalto del mar mis cimientos están minados por la humedad y me hallo en grave riesgo de ruina. Hago lo que puedo para proteger a quienes viven en mi interior: una especie de amplia familia, muchísimos individuos. Cuando la mar bate contra mis muros, ellos cierran las cortinas, se hacen una taza de café y entonan canciones en torno al fuego. De este modo ahogan el bramido de las olas y olvidan el peligro.”

“Soy el mar. Cuando estoy en calma, subo y bajo blandamente por la playa sin amenazar para nada esa casita. Pero cuando estalla la tempestad y el azote del viento hace enloquecer mis olas, quisiera que la casa no estuviese donde está porque no puedo seguir mis impulsos sin herirla. La casa no debiera estar en la playa: la playa es mía y necesito su espacio para revolcarme. No quiero destruir la casa ni a la gente que en ella vive, pero ellos invaden mi territorio, no soy yo quien invade el suyo. Trato de contenerme por ellos, pero esto no me hace ningún bien. Necesito danzar y expandirme y expresarme con movimientos vigorosos Algunas veces necesito alborotar. No puedo estar siempre en calma, esto no pertenece a mi naturaleza. Y cuando me agito, necesito espacio sobre todo.”

(Imágenes 1- Raoul Dufy- 1950- artnet/ 2- Aksell- gallen – Kallela/ 3- Ralph Fleck)