EL RUMOR DEL MAR


“Las hojas no se movían en los árboles- escribe Chejov en “La dama del perrito” -, chirriaban las cigarras y el monótono y sordo rumor del mar que llegaba desde abajo, les hablaba de paz, del sueño eterno que nos espera.

Así soñaba el mar allí abajo, aún no estaban aquí ni Yalta ni Oreanda, así se seguía ahora el rumor y así seguiría , igual de indiferente y sordo, cuando no estuviéramos. Y en ésta inmutabilidad, en la completa indiferencia hacia la vida y la muerte de cada uno de nosotros se esconde, quizá, el secreto de nuestra salvación eterna, del ininterrumpido movimiento de la vida en la tierra, del constante perfeccionamiento.”

(Imagen— Walter Leistikov)