He vivido el nacimiento de la llama de este libro y la viveza de su intuición. Después — durante cuatro años — esa llama vertical que es el inicio de toda obra literaria se colocó lógicamente horizontal para extenderse sobre la mesa de trabajo, y tuvo que rodearse de viajes, escritura, indagaciones, evocaciones, remembranzas y esfuerzos. Durante esa etapa a esa llama no la vi. Los libros no se cuentan mientras está uno escribiendo, y mucho menos antes, cuando aún no han surgido. De vez en cuando su autor levantaba un poco el velo de su labor y en la distancia me confesaba sus naturales zozobras, averiguaciones y ánimos. Al final, este amigo mío al que di clase hace años, ha llegado brillantemente al término de su viaje a la semilla. Daniel Utrilla, con “Mi ovni de la perestroika”(Libros del K.O), ha cubierto personalmente numerosos recorridos humanos e intelectuales: su amor a Rusia desde hace tantos años, la descomposición y transformación de la etapa política y social de un gran país, su recapitulación evocadora del antiguo periodismo que hoy ya casi no existe —un periodismo de rostro humano directo, sin pantallas, sembrado de conversaciones, emociones y descubrimientos: el periodismo de la morosidad y de los detalles —; a la vez, y siguiendo el hilo de sus averiguaciones en busca de los testigos de un ovni en la alejada ciudad rusa de Vorónezh, el cumplimiento también de su tenacidad y de su fe como escritor empeñado en descubrir la verdad; y a todo eso hay que añadir las lecturas copiosas y los autores que le han ido acompañando durante años, como él se hace ahora acompañar por sus lectores a través de una especie de Diario investigador y viajero que recorre el presente y los recuerdos.
Es un libro abierto a muchos senderos. Se camina por la investigación periodística, pero también por el humor como piedrecillas sembradas en la prosa, también por el fluir de las experiencias y por lecciones de vida. Daniel Utrilla ha vaciado los armarios de su memoria y, queriendo o sin querer, al introducir su mano en el tiempo, ha encontrado la niñez. El eco de un ovni en un telediario de 1989 se une en el cielo del libro con este ovni de Vorónezh. Dibujos, mapas, fotografías, escoltan sus recuerdos contados con algo muy valioso en un libro: la amenidad y el interés. El lector lo valorará y lo agradecerá.
José Julio Perlado
(Imágenes— 1-Alexander Rodchenko- 1926/ 2- Konstantin Smilga-2002/3- Kandinsky- Moscú- 1912)