“El saludo por medio de la unión de las manos — o apretón de manos— significa, dice Alberto Savinio en su “Nueva enciclopedia —”, que no solamente nos acercamos inermes a aquel a quien saludamos, sino que le entregamos además nuestras manos (el apretón de manos hoy en día es señal de gran afecto) y, en consecuencia, nos quitamos toda posibilidad, no ya de herirle con un arma, sino de darle un puñetazo o siquiera un pescozón. Un ejemplo de apretón de manos completo y traidor: invierno, 1907, en Milán. Un castañero está en Vila Manzoni, en la esquina con Vía Andegari, junto a su fragante hornillo. Se le acercan dos chicos. Uno le dice: “Dame las manos”. El castañero le tiende ambas manos y el chico se las aprieta con mucho afecto en un apretón de manos “antiguo” y completo, o sea doble. Y, mientras el primero de los chicos le tiene las manos cogidas al castañero, el segundo chico le registra los bolsillos y le roba sus ganancias de todo el día. Éste es el “verdadero” significado del apretón de manos: tener completa confianza en el que nos saluda.”
(Imagen—Paul Caponigo—1965)