“Soñé — describe el inglés J B Priestley así su sueño —que estaba de pie en lo alto de una torre elevada, solo, contemplando desde arriba miríadas de aves que volaban en una dirección. Estaban allí todas las especies de aves, todas las aves del mundo. Era un noble espectáculo aquel vasto y aéreo río de aves. Pero, de pronto y de manera misteriosa, cambió el engranaje y el tiempo se aceleró, de modo que vi generaciones de aves, las vi romper los cascarones, nacer a la vida, debilitarse, vacilar y morir. Las alas solo crecían para arruinarse; los cuerpos eran lisos y lustrosos, y luego, en un abrir y cerrar de ojos, sangraban y se consumían, y la muerte hería por doquier a cada segundo. ¿Cuál era la finalidad de aquella ciega lucha hacia la vida? (…) Permanecía de pie en lo alto de la torre, solo, desesperadamente desdichado. Pero el engranaje volvió a sufrir un cambio y el tiempo corrió aún más deprisa, y con tal velocidad lo hacía, que no se percibía en las aves el menor movimiento, asemejándose a una enorme llanura sembrada de plumas. Sin embargo, por aquella llanura, oscilando entre los cuerpos, pasaba ahora una especie de llama blanca, temblando, danzando, apresurándose luego. Y, tan pronto como la vi, comprendí que aquella llama era la vida misma, la quintaesencia del ser. (…) Lo que yo juzgara tragedia no era sino mero vacío, o sombras chinescas. Porque ahora todo sentimiento genuino estaba capturado y purificado, y danzaba extáticamente con la blanca llama de la vida. Jamás había experimentado dicha tan profunda como la de mi sueño de la torre y las aves…”
MIS MEJORES DESEOS PARA 2020, Y ESPECIALMENTE PARA TODOS CUANTOS LEEN “MI SIGLO”
(Imágenes—1-anónimo francés del siglo XVll/ 2- las aves y las flores – periodo moyomana- escuela Kano -siglo XVll)