“Quiero que los jóvenes aprendan bien a dibujar los bordes de las superficies, y que se ejerciten en ello casi como con los primeros elementos de la pintura – pedía Leon Battista Alberti -; luego que aprendan las formas distintas de cada miembro y piensen en todas las diferencias que puede haber en cada uno de los miembros. Y no son pocas las diferencias entre los miembros y muy claras. Verás que unos tienen la nariz prominente y curvada; otros, achatada o respingona; unos presentan los labios colgantes; otros exhiben unos labios delgaduchos. Y así examina el pintor cualquier cosa que cualquier miembro posee o no y los hace diferentes. Y observe además que nuestros miembros juveniles son redondos, hechos casi con un torno y delicados; en la edad provecta son duros e irregulares. Así todas estas cosas el pintor estudioso conocerá de la naturaleza, y con mucha frecuencia las examinará para ver cómo son y estará continuamente investigando y lo hace con los ojos y la mente atentos.
Observará el regazo de quien está sentado; observará cuán dulcemente cuelgan las piernas del que está sentado, notará quién tiene erguido todo el cuerpo, y no habrá parte alguna de la que no sepa su función y su medida. Y de todas las partes le gustará no sólo representar el parecido sino además añadirles belleza, pero en la pintura la hermosura no es menos grata que requerida (…) Por eso será útil captar de todos los bellos cuerpos cada una de las partes alabadas. Y siempre para aprender mucha hermosura hay que luchar con esfuerzo y habilidad. Lo cual es difícil, porque en un solo cuerpo no se encuentran bellezas acabadas, sino que están dispersas en muchos cuerpos, y hay que investigarla y aprenderla aunque sea con gran fatiga.”
(Imágenes: -1-Winifred Knights/ 2- Toulouse Lautrec/ 3- Edward Hopper- 1960- ciudad de la pintura)