“Empiezo a darme cuenta: la mano
que escribe los versos
ha envejecido. Ha dejado de amar la arena
de las dunas, las tardes de lluvia
menuda, el rocío matinal
de los cardos. Prefiere ahora las sílabas
de su aflicción.
Siempre ha trabajado más que su hermana,
un poco mimada, un poco
perezosa, más bonita.
Le ha tocado siempre
la tarea más dura: sembrar, coger,
coser, fregar. Pero también
acariciar, es cierto. La exigencia,
el rigor, acabaron fatigándola.
El final no puede tardar: ojalá
tenga en cuenta su nobleza.”
Eugenio de Andrade– “Los trabajos de la mano” -“Oficio de paciencia” (1994)
(Imágenes- 1-Paul Caponigo- 1965/ 2-Man Ray -1937)