VIAJES POR EL MUNDO (10) : PRAGA MÁGICA

 

 

» Ciudad por la que vagan disparatados comandos de alquimistas, de astrólogos, de rabinos, de poetas, de ángeles y santos barrocos, de fantoches arcimboldescos, de marionetistas, de cacharreros, de deshollinadores. Ciudad grotesca por sus humores extravagantes y propicia a los horóscopos, a las ráfagas de lo irracional, a los encuentros fortuitos, a las concurrencias  de circunstancias (…) Y en la plaza de San Venceslao, los buffets, apuntes de tartas y tortitas, salchichas con mostaza y negra espuma de cerveza. Y los muñecos de los turcos con turbantes y gabán color turquesa, que asentían desde los escaparates de los ultramarinos Meinl. Y la chatarra de los tranvías rojos, que renqueaban hacia el cementerio de Olsany, con una corona colgada del remolque, como un salvavidas (…)  Y la torre del Ayuntamiento de la Ciudad Vieja, con el calendario pintado por Josef Mánes y con el reloj astrológico del Maestro Hanus, sobre el que se pone en movimiento, al son de las horas, un teatrillo alegórico. Por detrás de dos ventanillas, ves desfilar un grupito de pequeñas estatuas : los apóstoles con el Salvador, y la muerte que seduce al avaro y el avaro que la rechaza, y el turco, y otras figuras, hasta que, al cantar el gallo, todo desaparece.

 

 

(…) En la Ciudad Vieja nos enredaba esta urdimbre de corredores ocultos y comunicaciones infernales, que se extienden por todas partes y la estudian toda. Callejuelas torpes, enfiladas de zaguanes, caminos de ronda por donde apenas se pasa, subterráneos que aún huelen a Edad Media, descuidados cobertizos encogidos, donde me sentía como en el cuello de una botella.

En ciertos puntos angostos de la Ciudad Vieja, el visitante se pierde, chocando con la  malignidad de altos muros. ¡Ah, los muros de Praga, tema obsesivo de la poesía! El plexo voluble de las callejuelas medievales, que de pronto se estrechan o se ensanchan, se contraen o sobresalen a trozos, saca de quicio al transeúnte, impidiéndole andar libremente. Es como si la materia de la ciudad medieval se le echara encima, casi adhiriéndose a su cuerpo con zalamería carcelaria. Me sustraía a la angustia axfisiante de las callejuelas, a la retorcida picardía de los callejones, a esos muros prensiles y torcidos, huyendo hacia las verdes islas, los florecidos parterres, los parques, los miradores y los huertos que rodean Praga por todos lados».

Angelo Maria Ripellino – «Praga mágica»

 

 

(Imágenes-1- Willy Ronis- 1967/ 2.-Praga- Hugo Steiner– 1926/ 3.- reloj de Praga-guía de Praga)