«Clay – escribe Norman Mailer – no era un muchacho de los barrios bajos. Su madre era una grácil señora de clara piel, y su padre, hombre de amargo ingenio, mostraba cierto orgullo del apellido Clay. Eran descendientes de Henry Clay, el orador, por la rama blanca de la familia, y Cassius comenzó a boxear a los doce años de edad, en un gimnasio de la policía. Desde el principio fue un fenómeno por la pureza de su estilo, y por la insensibilidad al dolor, ya que sabía utilizar sus dotes físicas.
Ahora una exposición en Londres sobre su figura nos evoca las lecturas del nuevo periodismo: Tom Wolfe y el gran reportaje que le dedicó Norman Mailer en «Rey del ring». «Alto – le describe Mailer -, relativamente ligero, con excepcional envergadura incluso teniendo en cuenta su altura, Clay cultivó unas habilidades defensivas que le permitían utilizar al máximo sus dotes físicas.
Basándose, al parecer, en la premisa de que recibir golpes es casi una suciedad, Clay boxeaba con la cabeza echada hacia atrás, y la echaba todavía más hacia atrás cuando le atacaban, igual que un chico que, en una pelea callejera, teme que le golpeen la cara, pero además, debido a que su cintura era más flexible que el cuello de un púgil normal, podía boxear con los puños bajos, sin dejar de observar a su contrincante, esquivando los puñetazos gracias a la agilidad de los pies, los reflejos de la cintura, y el largo y devastador despliegue de los brazos, con los que siempre conseguía derribar a sus adversarios.
Añádase a lo anterior la psicológica comprensión de la vanidad y confusión de los otros púgiles. El boxeador, en el cuadrilátero, no sólo es un gladiador, sino también un actor. Desde los doce años, Clay perfeccionó su técnica, y sabía socavar la vanidad de los otros actores, sabía conseguir que se sintieran ridículos, y obligarles así, a cometer errores fatales, e imponía esta técnica desde el primer asalto.
Posteriormente, aprendió a imponerla un año antes de la celebración del combate. Clay sabía que el púgil a quien él hubiera dejado en un estado de confusión psicológica antes de subir al cuadrilátero, había perdido la mitad, no, tres cuartas partes, mejor dicho, la totalidad de la pelea, antes de que se lanzara el primer puñetazo. Esto es psicología del cuerpo».
(Imágenes.- 1-Ali- I Am The Great / 2.-guantes de boxeo- 1963- Samir Hussein- wirelmage/3.-botines de Ali- 1976- Jimmy Young7 4.-cinturón concedido por la Ring Magazine al Mejor Boxeador del mundo/ 5–guantes de boxeo de Ali-museo nacional de Historia estadounidense. Wikipedia)