«El famoso consejo de E. M Forster: «sólo conéctate» ha tomado la forma de una interconexión mecánica, el sentimiento de que gracias a la w w w nunca estamos solos. – explica Alberto Manguel en un ensayo sobre «el lector como metáfora» (Fondo de Cultura) –Viajamos en rebaños, platicamos en grupos, adquirimos amigos en Facebook, tememos a un cuarto vacío y a la imagen de una sola sombra en nuestro muro. Nos sentimos incómodos leyendo en soledad, queremos que nuestra lectura esté «interconectada», compartimos comentarios en pantalla, nos guiamos por listas de best-sellers que nos dicen lo que otros están leyendo (…)» Es el viaje por la Red, un viaje sobre textos e imágenes, una lectura que muchas veces salta de un lado a otro, cuyo sendero va de posada en
posada, que en tantas ocasiones no se detiene, atisba aquí y allá el título y dimensiones del texto, calibra en un segundo si aquello le interesa o no, y vuelve a saltar instantáneo hacia otra imagen, otro texto, el viaje se hace navegación y la navegación se pierde en puertos innumerables.
«Cuando nos conectamos a la Red – ha querido recordar también Nicholas Carr -, entramos en un entorno que fomenta una lectura somera, un pensamiento apresurado y distraído, un pensamiento superficial. Es posible pensar profundamente mientras se navega por la Red, como es posible pensar someramente cuando se lee un libro, pero no es éste el tipo de pensamiento que la tecnología promueve y recompensa (…) La extensa actividad cerebral de un navegante de la Red apunta a por qué la lectura atenta y otras actividades de concentración sostenida se vuelven tan arduas online«.
«Nosotros, lectores de un texto electrónico – añade igualmente Manguel -, partimos por paneles móviles que ponen frente a nosotros recintos de escritura idénticos entre sí. Echamos un vistazo a una página siempre presente que no está rodeada de un espacio libre para el comentario sino, en muchos casos, por vínculos predestinados a otras páginas, así como por anuncios distractores. En la pantalla no tenemos el sentido material del seguimiento físico de la historia, a diferencia de lo que sucede cuando sostenemos un códice entre nuestras manos. Es útil, por supuesto, pero también limita. Como viajeros del ciberespacio necesitamos ser más conscientes de estas limitaciones y encontrar maneras de reclamar nuestra libertad de viajeros».
(Imágenes.- 1.-Nam June Paik– 1965/ 2.-Chris Marker/ 3.- Lee Friedlander– 2001- 4.- Wikipedia)