VIEJO MADRID (61) : VELANDO AL AÑO NUEVO

 

Madrid-ryuu-La puerta del Sol- Lewis Sketches and Spanish character- 1833- 1834

 

«A mediados del siglo XlX – cuenta Pedro Montoliú al hablar de las tradiciones madrileñas – se «echaban los años y estrechos«, juego social perdido que no sólo se celebraba en la víspera de Año Nuevo sino también en la de Reyes. Su realización iba precedida por la colocación de puestos en los que se vendían tarjetas en blanco, «motes nuevos para damas y galantes» y versos impresos en pequeñas cartulinas.

 

Madrid.- 4fbb. - Puerta del Sol.- plano de Texeira

 

En las tarjetas en blanco se escribían los nombres de los miembros de la familia y de los amigos invitados a la reunión. Las tarjetas pertenecientes a los hombres se ponían en una urna o recipiente y las de las mujeres en otra diferente, como primer paso para dejar a la suerte que eligiera el nombre de los afortunados sobre los que había «caído el año». El elegido, a continuación, debía obsequiar a la afortunada dama con algún presente, que normalmente eran confites por lo que en estas fechas aumentaba fuertemente la venta de cajas de pastelillos.

Si se trataba de motes o versos ya impresos, el juego consistía en meter todos los papelines en la misma urna, remover y sacar cada uno el que en voz alta supuestamente le describía o le aventuraba algún destino para el año que empezaba. Las frases eran recibidas en medio del jolgorio general por su tono satírico o sus burlescas descripciones.

 

Madrid-bbeer-La Puerta del Sol en el siglo diecinueve- cervantesvirtual

 

Esta costumbre, que pudo tener su origen en la Edad Media, cuando se buscaba saber el futuro a través de la suerte, se completaba con la de los «estrechos«, iniciada, según parece, durante el Imperio Romano y llamada así porque maridos y esposas, y novios y novias se estrechaban las manos y se prometían felicidad para el año que se iniciaba».

Siempre – recuerda Montoliú – el comienzo y el fin de un año ha tenido un simbolismo especial. Por lo general la celebración de esta transición se ha hecho en familia, aunque hayan cambiado los actos de la velada porque de una auténtica velada se trata, pues se vela la entrada del nuevo día«.

¡FELIZ  AÑO   2016  A   TODOS!

 

Navidad-nmmi- tiempo- original de The New York almanac- mil ochocientos setenta y seis

 

(Imágenes.- 1.-Puerta del Sol- Lewis Sketcher- 1834/ 2.-plano de Texeira/ 3.-Puerta del Sol- cervantes virtual/ 4.- original del The New York almanac- 1876)

JULIA MARGARET CAMERON

 

lectura.-9hbn-Julia Margaret Cmeron.-marzo 1867

 

«Añoraba atrapar toda la belleza que me pasara por delante y, a la larga, creo haber satisfecho tal anhelo«, declaraba la fotógrafa inglesa Julia Margaret Cameron, cuyo trabajo es celebrado estos días en el Victoria and Albert Museum con una amplia exposición. Esa búsqueda de la belleza, que así definía Cameron a la fotografía, la hizo decir una vez: «¿Por qué no viene la señora Smith a ser fotografiada?- le preguntó a una amiga sobre una dama de Londres a la que no conocía en persona -. Me dicen que es Hermosa. Pugna por que venga y se convertirá en Inmortal».

 

fotografía- nhy- Julia Margaret Cameron- wikipedia org

 

Los claroscuros y las nieblas, las miradas perdidas, los pómulos iluminados y reflejados, todo el misterio del retrato en el ser humano, Cameron lo buscó y lo consiguió.

 

fotografía- noim- Julia Margaret Cameron-

 

La diferencia en las fotografías de Cameron respecto a mujeres y a hombres ha sido tratada por Susan Sontag. «Fotografiaba de manera distinta a hombres y a mujeres. Los hombres, entre ellos los poetas, eruditos y científicos más eminentes de la era victoriana – afirmó Sontag – posaban para sus retratos.

 

fotografía-nyui- Cameron-Julia Jackson

 

Las mujeres – la mujer, hija, hermana, sobrina de alguien – servían de modelos para los «temas extravagantes» ( la frase es de Cameron).

 

rostros.-679.-foto por Julia Margaret Cameron.-Imagery Our World

 

Las mujeres estaban habituadas a personificar los ideales de la feminidad extraídos de la literatura o la mitología: la vulnerabilidad y patetismo de Ofelia; la ternura de la Madonna con el Niño.

 

foografía- in- Julia Margaret Cameron- Virginia Woolf- mil novecientos dos- venetianred net

 

Casi todas las modelos eran parientes o amigas; o su doncella, que, convenientemente vestida de nuevo, encarnaba diversos iconos exaltados de la feminidad.

 

mujer.-4f4f.-por Julia Margaret Cameron.-The Victorian Webs

 

Sólo Julia Jackson, la sobrina de Cameron ( y futura madre de la futura Virginia Woolf), en homenaje a su excepcional belleza, nunca posó como nadie, salvo como ella misma.

 

fotografía- unnh- julia Margaret Cameron- Henry Taylor- mil ochocientos sesenta y siete- arttatler com

 

Lo que habilitaba como modelos a las mujeres era precisamente su belleza, como la fama y el éxito habilitaban a los hombres. La belleza de las mujeres las volvía sujetos ideales.

 

fotografía- nuy- Julia Margaret Cameron- Thomas Carlyle- mil ochocientos sesenta y siete

 

Notablemente – señala Susan Sontag -, no había papel alguno para la belleza pintoresca o exótica, así que cuando Cameron y su marido se mudaron a Ceilán, hizo muy pocas imágenes».

 

fotografía- nbui- Julia Margaret Cameron-- Ellen Terry- mil ochocientos sesenta y cuatro

 

(Imágenes.- 1.- Julia Margaret Cameron- 1867/ 2.-Julia Margaret Cameron- Wikipedia/ 3.-Julia Margaret Cameron/ 4.-Julia Jackson- 1867/ 5.-John Herschel/ 6.- Virginia Woolf-1902/ 7.-The victorians/ 8.-Sir Henry Taylor– 1867/ 9.-Thomas Carlyle-1867/ 10- Ellen Terry. a los dieciséis años- 1864)

MANOS CALIENTES

 

trenes- bgr- Toni Schneiders- mil novecientos cincuenta y uno

 

«Anda, hoy te llevaré al tren, dice mi abuelo. Las manos de mi abuelo cogen mi abrigo, un abrigo corto, azul marino, meto mis brazos por las mangas, las manos de mi abuelo me abrochan los botones, Vamos, da un beso a tu madre. Las manos de mi abuelo me suben la capucha, me atan los cordones de los zapatos azules, me limpian las gafas, los dedos de las manos de mi abuelo toman una servilleta de papel y frotan suavemente los cristales, no veo nada, ahora sí, ahora veo otra vez, me han vuelto a colocar las gafas, me aprieta la goma en la nuca, me hacen daño las varillas, miro a mi abuelo y le digo: ¿ se ha despertado el tren? Mientras bajamos las escaleras meto mi pequeña mano en la de mi abuelo, es una caracola gigante, es una cueva rugosa, blanda, caliente, yo sé que nada me va a pasar porque es una mano mágica, con unos dedos que hacen teatro, el pulgar es el enano gordo al que golpea el índice, el índice es la torre de un castillo al que mi abuelo ata un pañuelo en la uña y el pañuelo blanco flamea asomando al borde de la silla, haciendo títeres, yo me siento en el suelo del cuarto y miro el espectáculo de títeres de dedos en el teatro de manos de mi abuelo, el meñique lucha contra el anular, se suben los dos sobre el dedo corazón, el índice levanta bandera blanca y el pequeño pulgar sale como asustado por encima del respaldo de la silla, haciendo muecas, haciéndose el cojo, doblándose como si estuviera herido. Yo aplaudo y no necesito más. Más que tener juguetes prefiero la mano de mi abuelo, es una mano mágica. Entonces, abuelo, ¿ya está despierto el tren? Sí, yo creo que está despierto. Cada vez que he querido ver el tren me han dicho que estaba dormido, yo he mirado por la ventana de la cocina, he visto que era de noche, el tren estará dormido, he pensado, y enseguida, mientras pincho las patatas fritas, mientras enarbolo el tenedor en el aire con la patata frita en la punta, he dicho convencido: abuelo, el tren estará dormido, porque ahora es de noche. Sí, estará dormido, pero ahora come,

 

jardines.-55gtt.- infancia.- Gustave Caillebotte

 

Por eso ahora, cuando ya hemos salido del portal mano con mano, él tirando un poco de mí y yo andando lo más deprisa que puedo, noto ese miedo a lo que no he visto nunca, un susto que no puedo revelar porque no sé cómo será el tren, he visto trenes diminutos, zigzagueantes, eléctricos, rojos, antiguos y modernos, montados sobre vías relucientes entre las patas de la mesa del comedor, la máquina negra con su chimenea brillante, los vagones corriendo igual que culebras, los pasos elevados justo en el sitio donde se sienta mi padre, el túnel alargado bajo las faldas de mi madre. ¿Pero y el humo? Verás qué humo, Miguel, verás cuánto humo, me dice mi abuelo. Y qué es el humo, pregunto. Entonces, mientras andamos por la calle, mi abuelo me cuenta cómo es el humo: el humo es pardo, gris, violeta, espumoso, transparente, una nube, penachos, gasa, ondas de azúcar, el humo es una mancha de ruedas que da vueltas en el aire, un círculo de seda incandescente, una flor de nieve que sale blanca de la chimenea y se abre en crema gaseosa hasta cabecear y dar tumbos y ascender por la pared del paisaje, el humo es una tos anciana, un carraspeo de caldera hirviendo, las volutas de una pipa encendida, el desahogo lívido, la lana del viento, el humo es un tiovivo de bruma que va nadando hacia el cielo, una masa en disolución, el alma del tren que se escapa en agonía, la niebla, el polvo de la niebla, el humo es irisado, rojizo, azul, malva, toma el color de los andenes, fuma debajo de los techos, va planeando ingrávido, lento, majestuoso, se desgaja en copos de vapor, el humo es manso cordero de luz, un rebaño paciente de volutas, el humo es un fantasma ceniza, una olla de suspiros, la procesión de la gasa deshilada, el humo no existe, no se puede tocar, no ataca, no hace daño, parece que va a quedarse y se va, no vive en ninguna parte, no tiene familia, el humo nace y ya se va descomponiendo, ahora hay humo y enseguida no lo habrá, eso es el humo, Miguel.

 

mar.-568h.-trenes.-paisajes.-George Bellows.-lluvia en el río.-1908.-Museum of Art. Rhode Island School of Dessing, Providence

 

Los niños tenemos una memoria prodigiosa, una sensibilidad de cera, se nos moldea hasta los cinco años, y estas palabras de mi abuelo, mi mano en su mano, él tirando de mí por la ciudad para enseñarme el tren, van entrando como el humo, se van quedando pegadas a mis recuerdos, parece que no escucho, que no entiendo nada de ese lenguaje, pero el humo de esas palabras entra por el oído, envuelve mi pequeña atención y yo sé ya, más o menos, cómo es el humo para los mayores. ¿Quieres castañas? No, no quiero castañas, quiero llegar al tren. Pero la mano de mi abuelo saca su bondad del bolsillo del abrigo, sus dedos bailan con unas monedas, se para ante el puesto de castañas y compra un cucurucho de castañas calientes que me va pelando, me quita la crujiente corteza y me entrega el corazón desnudo de la castaña asada y amarilla, la pulpa tibia, una carne cremosa que se hace pasta entre mis dientes. Cómetela despacio, sin atragantarte. Y me empiezo a comer una, pero de repente me entra el miedo de nuevo cuando oigo a mi abuelo: verás cómo lo vamos a pasar Miguel, verás qué ruido hace el tren. Lo miro con mi castaña en la mano, niego con la cabeza: ya no quiero más, le digo. Entrego mi castaña mordida y pregunto: ¿hace ruido el tren? Lo he dicho torpemente, con mi media lengua de trapo, pero le insisto mirándole hacia arriba, cogiéndole la gran mano caliente: dí, abuelo, ¿hace mucho ruido el tren? Entonces, mientras echamos a andar, mi abuelo me va explicando el ruido: sí, hace mucho ruido el tren, el ruido, cuando vas sentado, es un ronquido traqueteante, un vaivén sordo, un ahogo subterráneo, el ruido es la música del hierro, el fragor de las ruedas, el gemido deslizante de las vías, un silbido, un compás, ese ir y venir de la madera, el ruido es la noche acunada, un columpio mínimo, el pálpito, un rítmico adormecerse, apenas chasquidos, el ruido es eterno, nadie sabe cómo empezó, el ruido existe desde siempre, sin este ruido el tren no viviría, el ruido nace del intestino del vagón, es el temblor de las tímidas ventanillas, el tintineo de los cristales, el ruido es el latir del corazón gimiente, la cola rumorosa de un gusano alargado, el ruido es machacado por las ruedas, pulverizado, pisoteado, el ruido es un tapón en el oído dormido, algodón de sonidos, susurro de acero, el ruido penetra en la dentadura de los raíles, abre la boca de los túneles, suprime las caries de las montañas, quema con su láser el silencio horadado, estremece las puertas de los compartimentos, taladra el tambor de los asientos, el ruido herido de pitidos lastimeros ulula en los campos de la noche, culebrea, tritura la arenilla, las chispas, ametralla los travesaños, cambia de agujas su sonido perpetuo, graniza sobre el techo del vagón, al ruido le van echando carbones en el estómago encendido, llamea el infierno del ruido, se hace rojo pasión, y el ruido comparte así nuestros compartimentos, cabecea el run-run de nuestras duermevelas viajeras, es el tam-tam de los sueños, ése es el ruido, Miguel.

 

trenes-nnbu- Brief Encounter- mil novecientos cuarenta y cinco- wondersinthedark

 

Los niños tenemos una memoria prodigiosa, yo me acordaré de esta mano caliente, yo me acordaré de lo que acabo de oír. Ahora, con mi mano en la mano de mi abuelo, dejándome arrastrar por sus grandes dedos, oculto bajo la capucha azul, todo azul en abrigo y zapatos, un azul diminuto y con gafas, azul recuerdo, cruzo la gran ciudad, subo y bajo como si no sintiera nada, como si nada hubiera entendido, y el humo y el ruido llegan conmigo a la estación. ¿Ves, Miguel?, aquí es. La gran estación, la enorme caja de altavoces y cristales, las vidas tomadas por las asas, deslizadas sobre ruedecillas, cabezas guillotinadas por el adiós de las ventanillas, besos de lágrimas, las manos de mi abuelo que me levantan del suelo y que izan a este niño en el aire y te colocan sobre la plataforma del vagón. Entonces, cuando el tren arranca, piensas que la mano subió contigo y la buscas, y andas por el pasillo de la última infancia empujando puertas, creyendo que es aún el juego del escondite, estás ahí, abuelo, detrás de esa soledad, te veo los zapatos y el abrigo, o estás aquí, detrás de esa cortina, detrás de los siempres. Y entonces te das cuenta que todas las manos desconocidas van sentadas cada una ocupada en lo suyo, hojeando periódicos, gesticulando o desenvolviendo bocadillos para ponerse a comer. Crees aún que la mano del abuelo va a cogerte por detrás, como cuando eras pequeño, ven, Miguel, vente conmigo al despacho, que te voy a hacer el juego de las monedas en la frente, verás cómo se quedan las monedas pegadas en la frente, tú les dices a ellas “baja”, y verás cómo te obedecen. Pero ya este tren corre por el olvido a toda velocidad, cumples años, cada vez ves menos al abuelo, las manos de tus padres te ordenan, te castigan, te ayudan, hasta que un día en que te sueltas de ellas del todo y vas sin manos sobre la bici de tu adolescencia, descubriendo que el mundo es tuyo, las calles no tienen fronteras, hay días sin horas y existen otras manos mariposas con alas nacaradas y una pelusilla femenina que al acariciar te estremece. Estudias en un colegio, en una universidad, apruebas los primeros parciales de la vida, te examinan del riesgo, envías curriculum diciendo que tienes la experiencia de no tener experiencia. Después, los años pasan y enlazas tus dedos con los de la mujer mariposa, besas sus uñas, los besos hacen nidos en cada pulpa acariciada, y un día te decides : Mañana, le dices. Y mañana salís Ana y tú ya de la iglesia con las alianzas anilladas, presas de amor la libertad. Mañana tienes un hijo, lo educas, crece. Mañana se te va ensanchando la tripa, el pelo se cae y a la vez encanece. Mañana a las once, domingo, el día en que te has levantado tarde, llaman a la puerta y te entregan el telegrama. Firme aquí, te dice el empleado. Firmas que has recibido la noticia azul.

 

trenes.-49nn.-Marcus Krackowizer.-2006 - copia

 

Y ahora vas con el escalofrío dentro, viajando en este tren de seda, el tren ultramoderno, supersónico, un tren sin humos y sin ruido, en busca del adiós último a la gran mano caliente. Los entierros son cortos, mañana tienes que estar en el trabajo. Entonces apoyas la cabeza en el cristal de la ventanilla, viene el recuerdo, la almendra de un amargo estremecimiento desapacible, un estremecimiento sin marco, como la foto amarilla colocada sobre el aparador, la velocidad va hacia el pasado, no puedes recuperar el tiempo, miras el campo fulgurante, el horizonte empequeñecido, y te preguntas: ¿Pero es cierto?, ¿es que tuve un abuelo alguna vez?».

José Julio Perlado.- «Manos calientes.-(relato inédito) – (perteneciente al libro «Caligrafía», de próxima aparición)

 

trenes-nnju-Mark Edwards

 

(Imágenes.- 1.-Toni Scheneiders– 1951/ 2.-Gustave Caillebotte/ 3.- George Bellows– 1908- museum of art Rhode island school/ 4.-Brief encounter- 1945- wondersinthedark/ 5.- Marcus Krackkowizer– dar. fine art- 2006/ 6.- Mark Edwards)

 

DIBUJANDO UNOS LIRIOS

 

flores.-ttggb.-lirios.-Sir Jacob Epstein.-1880-1978

 

«Estoy dibujando unos lirios que crecen pegados al muro sur de cierta casa. Tienen un metro de alto más o menos, pero como están empezando a florecer, se curvan por el peso de las flores» – así lo va apuntando John Berger en «El cuaderno de Bento«- «Sus colores son un oscuro carmesí con tintes marrones, amarillos, blancos y cobre: los colores de los instrumentos de una banda de música tocados con cierta desgana. Los tallos, los cálices y los sépalos son de un verde desvaído, como de óxido de cromo».

 

estaciones.-854,.primavera.-los lirios.-Van Gogh

 

«A mi lado, en la hierba, donde estoy sentado, tengo unas cuantas hojas de papel de arroz chino, que es ligeramente coloreado. Lo escogí precisamente por sus tonos cereal.

 

flores.-69ji.-lirios.-Susie Ranager

 

Parece que las flores dibujadas van a tener la mitad de su tamaño natural. Cuando uno se pone a dibujar, pierde el sentido del tiempo.

 

flores.-88mm.-Marc Chagall.--lirios de los valles..-1916.- Rusia- Galería Estatal Treyakov.-Moscú

 

Quienes dibujamos no sólo dibujamos a fin de hacer algo visible para los demás, sino también para acompañar a algo invisible hacia su destino insondable».

 

flores.-67v.-lirios blancos.-Edouard Manet.-1882

 

(Imágenes.- 1.-Jacob Epstein/ 2.-Van Gogh/ 3.-Susie Ranger / 4.- Marc Chagall/ 5.-Edouard Manet)

 

 

NAVIDAD 2015 : EL PASTOR DE NOCHEBUENA ( y 3)

 

Navidad- nui- adoración de los pastores- icono uncraniano- siglo diecisiete-wikipedia

 

«Viéndose así el Pastor, entre alborozado y afligido de diversos cuidados, que le trajeron más aprisa al Portal, con voces heridas del corazón, dijo al recién nacido infante: «Oh Señor, pues venís a manifestaros, dejaos ver; pues venís a guiar vuestras ovejas, Pastor Eterno, dad luz y gracia a los Pastores, para que no nos perdamos en las tinieblas de que huímos. Desde aquí, Señor, os da voces este perdido Pastor: ciego soy, ¿ cómo he de guiar a los demás? Sea vuestro primer milagro mi luz, y vuestra primera misericordia el remediar mi miseria. Descaminado, me hallo en obligación de caminar; afligido, busco el consuelo, y perseguido, el amparo. Esto repetía muchas veces con lágrimas y sollozos.

 

Navidad-vfre- doración de los pastores- Giovanni Battista Merano- wahoart com

 

Al ruido de estas voces volvió la cara el ángel y le dijo: «Templa los afectos, compañero, y no dudes que el Dios recién nacido te ayudará. No hagas triste la noche con tus quejas; sean alabanzas ahora las que poco después han de ser gracias y misericordias. No por eso calló el afligido Pastor; y antes bien, respondió: ¿Cuándo, oh ángel beatísimo, tiene templanza el dolor? ¿Cuándo no es importuna la necesidad? Me hallo lleno de dudas y confusiones; frágil, en obligaciones de fuerte; ciego, en obligaciones de lince; pecador, en obligaciones de perfecto; forzoso es que busque el remedio del cielo, pues he nacido en la tierra, y que dé voces el mal a la medicina. Antes bien, a vos, oh ángel beatísimo, a quien hicieron atender a mis penas mis gemidos, ruego que, pues penetráis con la luz de vuestra alta naturaleza las flaquezas de la mía, ayudéis con la intercesión y guiéis con el consejo».

Juan de Palafox.- «El Pastor de Nochebuena» (siglo XVll)

 

Navidad-nnbby- Adoración de los pastores- El Greco-elaleph com

 

¡FELIZ  NAVIDAD A CUANTOS LEEN «MI SIGLO»!

(Imágenes.- 1.-icono ucraniano- siglo XVll/ 2.-Gionanni Battista Merano- wahoart/ 3.-El Greco- el aleph)

 

 

NAVIDAD 2015 : EL PASTOR DE NOCHEBUENA (2)

 

Barroco napolitano.-detalle.-siglo XVlll.-The Metropolitan Museum of art New York.-metmuseum.org

 

«Así como llegó al lugar de Belén el Pastor, vio bañadas de resplandor las calles y las paredes, y se acercó más aprisa a buscar el origen de la luz. Procuraba con ansias llegarse hasta lo posible; pero eran tantos los que se lo impedían, por haberse anticipado, que apenas arrimado a su cayado, alzándose cuanto pudo por entre hombros de ángeles y de almas dichosas, vio a la Madre Virgen María, que daba adorar al Hijo, y al Esposo San José, que con profunda reverencia veneraba aquel piélago de Divinidad, reducida, ya que no limitada, a la breve circunferencia de la Humanidad Santísima«.

Juan de Palafox.- «El Pastor de Nochebuena» (siglo XVll)

(Imagen.-detalle de Belén napolitano- siglo XVll- The Metropolitan museum of art New York- metamuseum orga)

NAVIDAD 2015 : EL PASTOR DE NOCHEBUENA (1)

 

navidad.-55guun.-Giorgione-adoración de los pastores

 

«En una Nochebuena, por haberla consagrado con su Nacimiento el Hijo de Dios, y dado más luz en ella a las almas que pueden recibir del sol en el día más claro y resplandeciente, mientras se hacía hora de ir a Maitines, un devoto y religioso Pastor se recogió a meditar en el misterio de aquella dichosa noche, se fue inflamando en la contemplación y, arrebatado de un gran fervor, quedó absorto, como una piedra inmóvil; ocupados atrás o transportados los sentidos, se le presentó ser uno de aquellos pastores que, llamados de las voces de los ángeles que ofrecían paz en la tierra, por la gloria que a ella descendió del cielo, y dejando encomendadas sus ovejas a la providencia del Altísimo, le llevaban a ver en el Portal el Misterio. Le pareció que seguía entre las tinieblas y confusión de que se hallaban vestidos los valles y los montes, las luces que salían del pesebre. Halló el Portal lleno de ángeles y almas dichosas, a quien la alta contemplación tenía allí ocupadas, unas en cantar alabanzas y otras ofreciendo dones al recién nacido, concurriendo de todas las regiones del orbe que conocen y veneran el beneficio de la Cristiandad y este soberano misterio. Eran en tanto número, que el Portalillo, que fue capaz de aquel Señor infinito, no pudiera contener tantos huéspedes si no le hiciera inmenso su poder, con que se venía que el Pesebre, que era para Dios penoso, era para todos alegre y acomodado».

Juan de Palafox.- «»El Pastor de Nochebuena»- (siglo XVll)

 

navidad.-5gsxs.-Giorgione.-adoración de los pastores

 

(Imágenes.-1 y 2.-Giorgione– «Adoración de los pastores»)

 

FICCIÓN DE LIBROS Y ESCRIBAS

 

libros-itre-Wolfang Suschitzky-- Londres- mil novecietos treinta y site

 

«Como los escribas continuarán, los pocos lectores que en el mundo había van a cambiar de oficio y se pondrán también de escribas. Cada vez más los países serán de escribas y de fábricas de papel y tinta, los escribas de día y las máquinas de noche para imprimir el trabajo de los escribas. Primero las bibliotecas desbordarán de las casas, entonces las municipalidades deciden (ya estamos en la cosa) sacrificar los terrenos de juegos infantiles para ampliar las bibliotecas. Después ceden los teatros, las maternidades, los mataderos, las cantinas, los hospitales. Los pobres aprovechan los libros como ladrillos, los pegan con cemento y hacen paredes de libros y viven en cabañas de libros. Entonces pasa que los libros rebasan las ciudades y entran en los campos, van aplastando los trigales y los campos de girasol, apenas si la dirección de vialidad consigue que las rutas queden despejadas entre dos altísimas paredes de libros. A veces una pared cede y hay espantosas catástrofes automovilísticas. Los escribas trabajan sin tregua porque la humanidad respeta las vocaciones, y

 

libros-bgxx-André Kertész

 

los impresos llegan ya a orillas del mar. El presidente de la república habla por teléfono con los presidentes de las repúblicas, y propone inteligentemente precipitar al mar el sobrante de libros, lo cual se cumple al mismo tiempo en todas las costas del mundo. Así los escribas siberianos ven sus impresos precipitados al mar glacial, y los escribas indonesios etcétera. Esto permite a los escribas aumentar su producción, porque en la tierra vuelve a haber espacio para almacenar sus libros. No piensan que el mar tiene fondo, y que en el fondo del mar empiezan a amontonarse los impresos, primero en forma de pasta aglutinante, después en forma de pasta consolidante, y por fin como un piso resistente aunque viscoso que sube diariamente algunos metros y que terminará por llegar a la superficie. Entonces

 

mar-nnhu.- olas- Hans Bohrdt

 

muchas aguas invaden muchas tierras, se produce una nueva distribución de continentes y océanos, y presidentes de diversas repúblicas son sustituidos por lagos y penínsulas, presidentes de otras repúblicas ven abrirse inmensos territorios a sus ambiciones etcétera. El agua marina, puesta con tanta violencia a expandirse, se evapora más que antes, o busca reposo mezclándose con los impresos para formar la pasta aglutinante, al punto que un día los capitanes de los barcos de las grandes rutas advierten que los barcos avanzan lentamente, de treinta nudos bajan a veinte, a quince, y los motores jadean y las hélices se deforman. Por fin todos los barcos se detienen

 

mar-vvggu-barcos-Leon Spillaert- mil novecientos cuatro- Offa Gallery -Bégica

 

en distintos puntos de los mares, atrapados por la pasta, y los escribas del mundo entero escriben millares de impresos explicando el fenómeno y llenos de una gran alegría. Los presidentes y los capitanes deciden convertir los barcos en islas y casinos, el público va a pie sobre los mares de cartón a las islas y casinos donde orquestas típicas y características amenizan el ambiente climatizado y se baila hasta avanzadas horas de la madrugada. Nuevos impresos se amontonan a orillas del mar, pero es imposible meterlos en la pasta, y así crecen murallas de impresos y nacen montañas a orillas de los antiguos mares. Los escribas comprenden que las fábricas de papel y tinta van a

 

escribir-nhy-Isidro Ferrer

 

quebrar, y escriben con letra cada vez más menuda, aprovechando hasta los rincones más imperceptibles de cada papel. Cuando se termina la tinta escriben con lápices etcétera; al terminarse el papel escriben en tablas y baldosas etcétera. Empieza a difundirse la costumbre de intercalar un texto en otro para aprovechar las entrelíneas, o se borra con hojas de afeitar las letras impresas para usar de nuevo el papel. Los escribas trabajan lentamente, pero su número es tan inmenso que los impresos separan ya por completo las tierras de los lechos de los antiguos mares. En la tierra vive precariamente la raza de los escribas, condenada a extinguirse, y en el mar están las islas y los casinos o sea los trasatlánticos donde se han refugiado los presidentes de las repúblicas, y donde se celebran grandes fiestas y se cambian mensajes de isla a isla, de presidente a presidente, y de capitán a capitán».

Julio Cortázar.- «Fin del mundo del fin».-«Historias de cronopios y de famas»

 

escribir-uttb- Kagit Gemi

 

(Imágenes.- 1.-Wolgang Suschitzky/ 2.-André Kertész/ 3.-Hans Bohrdt / 4.-Leon Spilliaert– 1904/ 5.-Isidro Ferrer/ 6.- Kapita Gemi)

EL VÉRTIGO DE LAS LISTAS

Navidad-tffb-regalos- passion-change- everything

 

Tomando el título de Umberto Eco las gentes que van y vienen estos días por las calles llevan consigo – plegados y ocultos en la bodega  de los bolsos femeninos o simplemente anotados en el resplandor de los móviles – ideas, apuntes, sugerencias, posibilidades, propuestas, invenciones y pequeños escritos diversos y múltiples que van acumulando el llamado vértigo de las listas de compras, porque todas las tiendas, y entradas y salidas y escaparates y dependientas esperan ya desde hace días ese despliegue de los innumerables papelitos rojos o azules, desdoblados entre cálculos e imaginación, tachados, añadidos, reelaborados, suprimidos hasta alcanzar – o intentar alcanzar – el secreto del mejor regalo.

 

moda.-treeb.-mujer.-Hussein Chalayan

 

Las listas de compras han existido siempre. En la Biblioteca Británica se conserva, por ejemplo, la lista de compras de dos monjes tibetanos del siglo X, en viaje a la ruta de la Seda para adquirir cosas para su monasterio y allí puede leerse: «comprar un abrigo de seda, un par de pantalones de tela, manta gruesa y amplia, un cinturón negro de piel, una manta blanca grande, un abrigo de color humo de lana gruesa, una piel de lobo para mantas, cuatro paños de lana, un zapato de piel amarillo-blanco, una seda dorada, una gran cubierta de tierra roja, una segunda cubierta grande de tierra oscura, una piel para libro, una copa de plata, una copa hecha de madera, un bolso lleno de perfume, un bolso de piel de camello, una cuchara de fieltro, tres cuerdas, trapos de lavar y nueve telas rojas».

Eso lo escribe el reverendo Ratnavrksa y Praketu y el testigo de ello es Kvam Aksara; está firmada la lista en el año del Mono, día 20 de Cvataja– China, siglo X.

 

objetos-unnn-Margaret Preston- mil novecientos veintisiete

 

Sin llegar al vértigo, listas de cosas – si no compradas sí cambiadas y mezcladas con otras -, las va acumulando Tom Sawyer tras todos sus cambalaches y negocios, y el resumen que consigue reunir son doce canicas, un trozo de vidrio azul que servía de lente, un carrete, una llave, una tiza, un tapón de cristal, un soldado de plomo, un picaporte, un collar de perro, el mango de un  cuchillo y una falleba rota. Todo ello podría unirse a través del tiempo a las numerosas listas de objetos hallados en una obra de Joyce, en lo profundo de unos cajones: un cuaderno de caligrafía, tres grandes botones, una caja que contenía el resto de plumillas, un viejo reloj de arena que se volcaba conteniendo arena, un broche de camafeo, algunas monedas astrohúngaras variadas y una lente de aumento de baja potencia. Y ello a su vez podría añadirse a lo que acumula y extiende sobre su mesa de trabajo el francés Georges Perec: una caja de cartón que contiene pequeñas fichas multicolores, un portalápices de vidrio, un despertador, una espiral de acero donde se pueden deslizar las cartas en espera, una gran almohadilla y un mango de puñal de piedra tallada.

Varias de estas cosas no sirven ya para nada. Se han transformado en recuerdos que ocupan un espacio. Y hasta que se vacíe ese espacio y en una mudanza o en una limpieza se vuelquen cajones y se purifique de algún modo esa gran mesa los recuerdos evocarán quizá – si se les observa con detenimiento – el instante y el día en que se compraron, aquella larga calle iluminada y extendida en el vértigo, un vértigo de listas de compras, afanes y pasos innumerables dados por las calles, cálculos y pensamientos en búsqueda de la ilusión.

 

moda.-3712ww.-por Phillippe Pottier.-1944.-Biblioteca Nacional de FRancia

 

(Imágenes.- 1.-passion- change-everyhing/ 2.-Hussein Chalayan/ 3.-Margaret Preston– 1927/ 4.-Philippe Pottier. 1944- Biblioteca Nacional de Francia)

 

DE RECUERDOS Y OLVIDOS

 

cine-ywmm-Marcello Mastroianni- foto Bert Stern para Vogue- mil novecientos sesenta y tres

 

“Me acuerdo de H.G. Wells, Simenon, Ray Bradbury. Me acuerdo que Fellini me llamaba Snaporaz. Me acuerdo de la primera vez que he visto las montañas, y la nieve, y la emoción que he sentido. Me acuerdo de las manos de mi tío Umberto, manos fuertes como tenazas, manos de escultor. Me acuerdo del silencio que envolvió al restaurante “Chez Maxim´s” cuando apareció Gary Cooper en esmoquin blanco. Me acuerdo de la nieve sobre la Plaza Roja, en Moscú. Me acuerdo que he visto mi primera película en Turín: “Ben Hur“, con Ramón Novarro. Tenía seis años. Me acuerdo de una noche de verano con olor a lluvia. Me acuerdo de la hermosa cabeza blanca del arquitecto Ridolfi, mi profesor de dibujo arquitectónico. Me acuerdo de un  sueño en el que alguno me dice que debo llevarme los recuerdos de la casa de mis padres. Me acuerdo de la sensación de silencio y de luz suspendida sobre la ciudad de Jerusalén como un vapor místico. Una vez, me acuerdo, he soñado con vivir en un dirigible. O quizá en una astronave. Me acuerdo de la música de “Stardust“. Era antes de la guerra. Bailaba con una muchacha que llevaba un vestido de flores. Me acuerdo de los primeros dibujos de mi hija Bárbara. Me acuerdo de la ligereza constante de Fred Astaire”.

 

sueños-bhu-Leon Spilliaert

 

Y así van y vienen los recuerdos en la cabeza de Marcello Mastroianni cuando ya tiene  72 años, su cabeza cubierta por un sombrero blanco flexible, el cuerpo embutido en una chaqueta blanca de verano, las piernas cruzadas, la mirada fija  en todo lo que ha vivido, en todo lo que ha bailado, reído, interpretado, gesticulado, a su lado tiene una mesita con una jarra y un vaso de agua, y alrededor está el campo de Portugal, la naturaleza y  el mundo.

Era entonces 1996  -pocos meses antes de la muerte del actor -, en las pausas de su trabajo para la película “Viaje al principio del mundo“, rodada por su última compañera, Anna Maria Tatò.  Entonces Mastroianni aceptó volver la mirada al pasado, giró los ojos hacia lo que uno cree que ya tiene olvidado, y así,  poco a poco, surgió su  film-confesión titulado “Mi ricordo, sì, io mi ricordo“.

 

sueños.-090nmb.-foyo por Julia Fullerton-Batten.-New York.-Randall Scott Gallery.-photografie.-artnet

 

Me acuerdo, sí, me acuerdo. ¿De qué nos acordamos nosotros? ¿Adónde se encaminan nuestros recuerdos cuando echan a andar? ¿Nos acordamos quizá de lo que creíamos huido – frases, gestos,  movimientos diminutos, tal vez una  luz precisa,  una hora exacta, la mirada última que nos conmovió,  un timbre de voz? Un investigador norteamericano, estudioso de los mecanismos moleculares de la memoria, el profesor Lynch, hacía notar: “Imagínese que tomo sus apuntes de segundo de carrera, le enseño algo que escribió hace tantos años y le pregunto: “¿se acuerda usted de esto?”, y usted dice: “sí, ya lo recuerdo; hace años que no me acordaba de esto”. Pues bien, desde el momento en que usted escribió eso, todas las proteínas de su cerebro han sido sustituidas muchas veces. El cerebro entero está siendo destruido y reconstruido constantemente, pero los recuerdos siguen ahí y ése es el mayor misterio de toda la biología y de toda la psicología”.

 

O sea que Hamlet podría ahora tomar  en la mano la calavera de los recuerdos y los olvidos, y  paseándose  por la escena de la vida, podría ir repitiendo. “¡Morir…, dormir! ¿Recordar? ¿Olvidar?… ¡Tal vez soñar!”, pero el secreto de los recuerdos no llegaría a  desentrañarlo nunca, continuarían envueltos en el misterio, ya que se sabe que siempre que recuperamos un recuerdo su contenido sufre algún cambio, por pequeño que sea; existen datos que prueban que cuantas más veces se describe verbalmente la cara de una persona, más se reduce su capacidad para reconocer posteriormente dicha cara en una fotografía.

 

dormir-bbgguu-sueños- Wladyslaw Slewinski

 

Cuando a  Mastroianni le obligan a elegir el recuerdo más profundo de su vida, responde:  “Se me pregunta cuáles son los recuerdos que me llegan con más intensidad, aquellos que yo veo más nítidamente. ¿El cine? ¿El éxito? No, nada de todo eso. Los recuerdos más profundos son aquellos que están unidos a mi infancia, a mi adolescencia; a mi madre, a mi padre . Ciertamente tengo muchos recuerdos; pero aquellos de entonces son aún mucho más fuertes, muy  potentes. Todo lo que ha venido después -el éxito, el dinero, la fama – no ha dejado una huella tan verdadera ni tan profunda  como el recuerdo de mi madre, sus jornadas que no acababan nunca, ella, que era  la primera en levantarse y la última en irse a dormir”.

 

casa.-99h.-sueños.-fantasía.-René Magritte.-1947

 

Un escritor francés de finales del XVlll y principios del XlX, , amigo de ChateaubriandJoseph Joubert -, evocaba siempre: “Están los que recuerdan su infancia y los que recuerdan el colegio”. Y es verdad. La infancia emerge en el fondo de todas las memorias y de ella se nutren muchas obras de arte. La infancia con todas sus peripecias, descubrimientos y curiosidades. Mastroianni no ha sido el único que públicamente ha querido recordar. Aparte del belga  Simenon con su “Je me souviens” (1945),  otro escritor francés, fallecido en 1982,  Georges Perec, autor de libros insólitos, originales y vanguardistas ( por ejemplo, “La vida: instrucciones de uso” (1978) que conquistó el Premio Medicis),  decidió que sus recuerdos desfilaran en su libro también titulado  “Me acuerdo” (1978). De su cantera autobiográfica fueron saliendo 480 pequeñas y grandes piedras que marcaron el camino de su época, ese recorrido de años que a cada uno nos toca vivir. “Estos recuerdos – nos dice – no son exactamente recuerdos, y sobre todo, no son recuerdos personales, sino diminutas porciones de lo cotidiano, cosas de tal o cual año, gentes de la misma edad que las han visto, las han vivido y han participado en ellas, y que, por otra parte, desaparecieron enseguida, fueron olvidadas; no valen la pena de ser memorizadas, no merecen ser parte de la Historia…”, y sin embargo Perec las fue recogiendo y con ellas construyó un amplio mosaico de alusiones a modas, vivencias y  costumbres  que a muchos acompañaron durante largo tiempo y que luego serían reemplazadas por otras vivencias,  costumbres  y  modas.

 

escritores.-r33e.-Georges Perec

 

“Es tal vez aquella cosa que se aprendió en el colegio – explicaba Georges Perec sobre estos recuerdos  -, un campeón, un cantante o una estrella, un aire que estaba en todos nuestros labios, una catástrofe que aparecía en portada de todos los diarios, un best-seller, un escándalo, un eslogan, un hábito, una expresión, un vestido o una manera de llevarlo, un gesto o cualquier cosa minúscula, nada esencial, algo absolutamente banal, milagrosamente arrancado a su insignificancia, reencontrado por un instante, suscitado durante algunos segundos por una impalpable y pequeña nostalgia”.

Así va recogiendo todo eso: “Me acuerdo -dice por ejemplo –  del “Adagio de Albinoni”,Me acuerdo del día en que  Japón capitula”, “me acuerdo de que yo empecé una colección de cajas de cerillas y de paquetes de cigarrillos”, “me acuerdo de las carreras de grandes motos en el Parque de los Príncipes”, “me acuerdo de que los cuatro cuartos debían su nombre al hecho de que estaban compuestos de un  cuarto de leche, un cuarto de azúcar, un cuarto de harina y un cuarto de mantequilla”, “me acuerdo de que había pequeños autobuses azules de tarifa única”, ” me acuerdo de los vagones de tercera clase en los ferrocarriles”, “me acuerdo de que Jean Gabin, antes de la guerra, por contrato, debía morir al final de cada película”, “me acuerdo que no me gustaba la “chucrut”, “me acuerdo de la muerte de Martine Carol, cuando alguien profanó su tumba con la esperanza de encontrar alhajas”, ” me acuerdo de lo mal que lo pasé para comprender qué quería decir la expresión ” sin solución de continuidad”.

 

escritores.-44ffg.-Georges Perec

 

Georges Perec camina así por sus evocaciones y  las va alineando conforme salen de su memoria de tal forma que sobre los años vividos va dejando piedrecitas para que otros, o él mismo, puedan reconocerlos si alguna  vez  quieren volver. “No sé en qué punto – escribió en  otra de sus obras, “W o el recuerdo de la infancia” (1987) – se rompieron los hilos que me ligan a mi infancia. Como todas las personas, o casi todas, tuve un padre y una madre, un orinal, una cuna, un sonajero y más tarde una bicicleta, que al parecer nunca cabalgaba sin lanzar gritos de terror ante la sola idea de que le levantaran o incluso le quitaran las dos ruedecillas laterales que garantizaban mi estabilidad. Como todas las personas, lo he olvidado todo sobre los primeros años de mi existencia”.

 

jardines-nbbu- matrnidad- infancia- Luigi Rossi- mil novecientos veintidos

 

(Imágenes.- 1.-Mastroiani- foto Bert- Stern- Vogue- 1963/ 2.-León Spilliaert/ 3.- Julia Fullerton Batte– Randhom Scoot- gallery/ 4.-Wladyslaw Slewinski/ 5.- René Magritte- 1947/ 6 y 7.- Georges Perec/ 8.- Luigi Rossi- 1922)

 

GREGUERÍAS DE LOS JARDINES

 

jardines.- tyyhh.- otoño.- Gustave Caillebotte

 

Al jardinero le horroriza el otoño porque se le descose todo el jardín

 

jardines-yeew- Galileo Chini

 

Debería de haber unos gemelos de oler para percibir el perfume de los jardines lejanos

 

jardines- bhhu- John Singer Sargent

 

El guarda del jardín fue el primer mariscal de campo que conocimos

 

jardines-ffty-Peder Monsted- mil novecientos veintinueve

 

El jardín estaba nervioso por las cosquillas de las mariposas

 

jardines-ysv-Giovanni Giacometti- mil novecientos diecisiete

 

El jardín se fuma en pipa las hojas caídas

 

jardines-unny- Ernest Lawson

 

Las verjas de los jardines presentan armas al que pasa

Ramón Gómez de la Serna

 

jardines- bvc- Guy Billout

 

(Imágenes.- 1.-Gustave Caillebotte/ 2.- Galileo Chini/ 3.-John Singer Sargent/ 4.- Peder Monsted- / 5.- Giovanni Giacometti– 1917/ 6.-Ernest Lawson/ 7.- Guy Billout)

LA COCINA Y LA VIDA

comer-uxzx- vida cotidiana-Albert Anker

 

«Las dimensiones de la cocina y su simbolismo  ( como así quise recordarlo hace tiempo en un artículo) , han sido motivo literario de interés en muy diversos  autores. En el siglo XX, un dramaturgo inglés de la década de los cincuenta – compañero de John Osborne, de  John Arden  y de Ann Jellicoe, perteneciente por ello al llamado “teatro de la ira”  – , el escritor Arnold Wesker,  termina  su obra “La cocina” en 1958. Esa pieza teatral  muestra un día en la vida de quienes trabajan en las cocinas de un restaurante grande. La  jornada está repleta de incidentes y la intención del autor es demostrar  qué sucede cuando la gente permanece encerrada y se encuentra constantemente frustrada y limitada. Marango, el propietario de ese restaurante, expone al final de la obra: “No sé qué más darle a un hombre. Trabaja, come, le doy dinero. Esto es la vida, ¿no es así? No he cometido un error, ¿verdad? Vivo en el mundo correcto, ¿no es así?… ¿Qué más hay? ¿Qué más hay?”, se pregunta.  Pero el mismo autor responde en una de sus acotaciones a la obra: “Hemos visto que tiene que haber algo más”.

 

comer- byu- Peter Blume- mil novecientos veinisiete

 

Wesker – que estuvo empleado en una cocina antes de dedicarse al teatro y que conocía muy bien ese mundo – utiliza el escenario de la cocina lo mismo que lo haría con una  oficina o con una gran  fábrica. Los afanes, las ambiciones, las  pasiones y sentimientos de todo tipo emergen entre fogones, fregonas y proveedores de diferentes nacionalidades, entre la autoridad del chef, los cocineros, pinches, camareros y pilas de platos y bandejas. Wesker aspira a ser un artista del pueblo y para el pueblo e  intenta captar la atmósfera externa y la motivación interna, y por tanto lo que vemos en el escenario es el febril ir y venir de menús que se encargan, a la vez que asistimos a todas las tensiones de una especial lucha de clases. El mundo – dijo  Wesker cuando explicó   su obra a los directores teatrales – pudo ser un escenario para Shakespeare,  pero para mí es una cocina en la cual entra y sale gente, sin que nadie permanezca el tiempo necesario para llegar a una comprensión mutua, y donde las amistades, los amores y las enemistades se olvidan con la misma rapidez con que se crean.

 

interiores.-5eed.-Francoise Bonvin.- la cocina.-Museo Telfair.-Essex.-Estados Unidos

Arnold Wesker quiso hacer un paralelismo entre la cocina y la vida pero las limitaciones de las que fue acusado por algunos críticos respondían a ciertos desajustes en su realidad teatral. Quiso forzar demasiado esa realidad en escena para que encajara todo en su denuncia. Sin embargo, como motivo literario la cocina sí  estaba ahí. Por tanto, no sólo la gastronomía se ha alineado como tema literario a lo largo de los siglos sino también la cocina y sus muchos materiales, su instrumental preciso y  su utilitaria decoración. La palabra “gastrónomo”, vocablo derivado del griego y que no aparece hasta principios del XlX  (y por tanto tampoco la gastronomía)   ha generado diversas obras en la literatura, pero diríamos que igualmente lo ha hecho, por ejemplo,  la evolución  de los medios de cocción,  e incluso sus olores, que han ido atrayendo  como motivo literario a muy diversos  escritores. Cuando Patrick Süskind en “El perfume” nos cuenta las andanzas de Jean-Baptiste Grenouille en el siglo XVlll,  habrían podido transmitirse igualmente por otros novelistas  los olores anteriores del siglo  XV, que  en absoluto fueron  los del  XVl. Se ha comentado que levantando las tapaderas de la Edad Media, “la nariz siente un áspero vapor cárneo, con olores de clavo, azafrán, pimienta, jengibre y canela. En cambio, ante los pucheros renacentistas, la nariz aspira una dulce y afrutada bruma de azucar cocido y jugo de pera o grosella, a punto de hervir juntos, silenciosamente”. La Edad Media, pues, fue la era de los estofados condimentados y el Renacimiento lo sería de las golosinas.

 

comer-nnhu-mercado- vida cotidiana- Renato Guttuso- mil novecientos setenta y cuatro

 

Hemos visto en las  pantallas cinematográficas secuencias muy cuidadas respecto a ciertos detalles históricos que nos han asombrado muchas veces por su reconstrucción en imágenes. Grandes películas con grandes banquetes, pero también con grandes cocinas. Es indudable que las figuras de los grandes cocineros y de los chefs, además del cortejo de sirvientes entrando con  fuentes rebosantes en inmensos salones engalanados, han atraído a los artistas. En el siglo XV, por ejemplo, en la corte de los duques de Borgoña (así lo cuenta La Marche, autor de una muy conocida crónica sobre Dijon), existía una enorme cocina de siete chimeneas en el palacio ducal, y el cocinero se sentaba sobre un sitial elevado, desde el que se podía vigilar al ejército de pinches, ayudantes, asadores y soperos. Con una gran cuchara de madera en la mano, degustaba todas las salsas y sopas que salían de la cocina. Y en las grandes ocasiones, como recuerda Jean-Francois Revel, hasta él mismo se movilizaba para servir al duque con una gran antorcha en la mano, lo cual ocurre cuando, al comparecer el primer arenque fresco, se sirve la primera trufa.

 

objetos-bun- cocina- Felix Vallotton- mil novecientos veinticinco

 

Es lógico que tales estampas fascinaran igualmente a escritores y  a directores de cine. Antoine Carême describe así una cocina en pleno ajetreo: “Imaginaos una gran cocina del tipo de la del Ministerio de Relaciones Exteriores, o sea para grandes cenas, y ver allí a unos veinte cocineros yendo y viniendo, moviéndose con presteza en ese abismo de calor. Añadid a esto una carga de carbón quemándose sobre las astillas para la cocción de las entradas y otra, sobre los hornos, para las sopas, salsas, estofados, frituras y el baño-maría. Agregad un cuarto de carga abrasada, delante de la cual giran  cuatro espetones en uno de los cuales gira un solomillo de 45 a 60 libras, en otro un cuarto de ternera de 35 a 45 libras y los dos restantes con aves y caza. En esa hoguera todos se mueven con rapidez, no se oye ni un soplo, sólo el chef tiene derecho a que se le escuche, y a su voz todos obedecen. Como si hubiera poco calor, durante casi  media hora hay que cerrar puertas y ventanas para que el aire no enfríe el servicio. Lo que de verdad nos mata es el carbón”.

 

comer-iunnb-el pastelero- Auguste Sander- mil novecientos veintiocho

 

Detrás de todo ese espectáculo  – y alrededor – estaban las cocinas. Ellas han acompañado obligatoriamente a cuantas innovaciones han ido aportando los siglos. A la gran revolución, por ejemplo, que  en materia de postres  tuvo lugar a finales del XVll con la generalización de los helados, del té, procedente de China, del café que venía de Arabia o  del chocolate originario de América. Y también, en el mismo siglo XVll,  con aquella sorprendente  obsesión, casi  locura, por los guisantes que hizo escribir  nada menos  a Mme de Sevigné : “El tema de los guisantes continúa, la impaciencia por comerlos, el placer por haberlos comido y la alegría de seguir tomándolos son las tres preocupaciones de nuestros príncipes desde hace tiempo”.

 

comida.-99uuyr5.-por Laura Letinsky.-2007.-Yancey Richardson Gallery.-New York.-phtogarfie.-artneta

 

(Imágenes.-1.-Albert Anker/ 2.- Peter Blume– 1927/ 3.- Francois Bouvin- museo Essex- Estados Unidos/ 4.- Renato Guttuso- 1974/ 5.-Felix Vallotton- 1925/ 6.- August Sander- 1928/ 7.- Laura LetinskyYancey Richardson Gallery)

INTIMIDAD DE SIBELIUS

 

Sibelius- nyuu- Sibelius en mil novecientos trece- wikipedia

 

«Aislamiento y soledad están empujándome a la desesperación – escribe en su «Diario» el compositor finlandés Jean Sibelius – Con objeto de sobrevivir tengo que tener alcohol (…) me insultan, estoy solo, y todos mis verdaderos amigos están muertos. Mi prestigio aquí, en este momento, ha tocado fondo. Imposible trabajar. Ojalá hubiera una salida». Alex Ross, en «El ruido eterno«, nos va introduciendo en la soledad de Sibelius, analiza sus Sinfonías y nos acerca a su mesa de trabajo sobre la que durante tantos años permaneció interrumpida la Octava, que prometía ser su obra maestra. «Había estado trabajando en ella – nos dice Ross – desde 1924 y había insinuado en varias ocasiones que estaba casi lista para interpretarse. Un copista transcribió veintitrés páginas de la partitura, y en una fecha posterior el editor de Sibelius podría haber encuadernado el manuscrito en una colección integrada por siete volúmenes. Pero la Octava nunca vio la luz del día. El compositor cedió finalmente a la seducción de la desesperación.». «Supongo que a partir de

 

Sibelius- nhu- oppminen yle fi

 

 ahora se me toma como un hecho consumado – escribió el compositor en 1943 – La vida se acaba pronto. Vendrán otros y me superarán a los ojos del mundo. Nuestro destino es morir olvidados. Tengo  que empezar a economizar. No puedo seguir así (…)  No todos pueden ser un «genio innovador». Como una celebridad y una aparición de entre los bosques tendrás tu pequeño y modesto lugar».

Aino Sibelius, la mujer del compositor, recordó que «en la década de 1940 hubo un gran auto de fe en la casa. Mi marido recopiló una serie de manuscritos en un cesto para la ropa y los quemó en la chimenea del salón. Se destruyeron partes de la Suite Karelia – yo vi luego restos de las páginas que habían sido arrancadas – y muchas otras cosas. No tuve el coraje de estar presente y salí de la habitación. De modo que no sé qué es lo que tiró al fuego. Pero después de esto mi marido se quedó más tranquilo y pasó a estar poco a poco de mejor humor».

 

Sibelius-innh- Sibelius- porAkseli Gallen- Kallela- visithelsinki fi

 

En torno a la casa de Sibelius se extendían los bosques y la melancólica belleza del paisaje nórdico. En 1961 Stravinsky quiso arrodillarse ante la tumba de Sibelius tras haberle menospreciado años antes, aunque al final quedara entusiasmado con algunas de sus partituras. En septiembre de 1957 Sibelius fue a dar su habitual paseo por los bosques oteando el cielo en busca de grullas volando hacia el sur para pasar el invierno. Ellas formaban parte de su ritual otoñal; antes, cuando estaba escribiendo su Quinta Sinfonía, había anotado en su «Diario»: «Todos los días he  visto las grullas. Volando hacia el sur a voz en grito con su música. He sido una vez más su alumno más diligente. Sus gritos resuenan por todo mi ser». Cuando, en el antepenúltimo día de su vida, como cabía esperar, aparecieron las grullas, le dijo a su esposa: «¡Aquí llegan, las aves de mi juventud!». Una de ellas se separó de la bandada – cuenta Ross -, dio una vuelta alrededor de la casa, gruyó y desapareció volando.

(pequeño recordatorio a los 150 años del nacimiento del compositor)

 

aimales.-ttgguu.-grullas.- NC Wyeth.-ilustración para El despertar

 

(Imágenes.- 1.-Sibelius- 1913/ 2.- Sibelius- oppiminen yle fi/ 3.- Akseli Gallen-Kallela– visithelsinki/ 4.-wyeth. ilustración para «El despertar»)

EL SILENCIO MATRIMONIAL

 

mujer- nnu- Otto Steinert- la condesa de Fleury- mil novecientos cincuenta y dos

 

 

«Te quejas, María, – leo que le escribió Nivasio Dolcemare a su mujer, tal como lo va citando Alberto Savinio en su «Nueva Enciclopedia»  -, porque ya no conversamos juntos como solíamos en otros tiempos, y de ese silencio nuestro de ahora deduces que ya no tenemos nada que decirnos. Hace veinte años que estamos casados, y, pasando revista con el pensamiento a ese ya largo pasado, vuelves a los primeros meses de nuestro matrimonio y, sobre todo, a los meses que lo precedieron, y los recuerdas con añoranza, como un lejano momento de felicidad, perdido para siempre. Nuestros días de entonces eran una constante conversación, y el vocabulario parecía no tener suficientes palabras para nuestro consumo, y yo te escuchaba, y me escuchabas tú a mí, y tú me lo decías todo de ti misma, como yo te lo decía a ti todo de mí mismo, o, para ser más exacto, te decía de mí mismo todo cuanto pudiera dejarme en buen lugar, y, encima, adornándolo de manera que, por medio de la dialéctica más retocada, de las imágenes más persuasivas, de las palabras

 

mujer-bbvy- gentes- Veronika Tumova

 

más hábiles, se fuera formando ese personaje al que tú, oscuramente, esperabas desde que comenzó a despertar en ti tu alma de mujer, y así, día a día, hora a hora, minuto a minuto, lo veías formarse ante ti, vivo y tangible, como la milagrosa y feliz concreción de esa promesa antiquísima que, antes que tú, recibió la que te dio vida a ti, y, antes todavía, la que dio vida a la que te dio vida, y así sucesivamente hasta llegar a las primeras generaciones de la especie humana iluminada por la luz de la conciencia y del alma; y lo mismo ocurría en mi caso. Luego, poco a poco, nuestros diálogos se fueron haciendo más raros, de la misma manera que el pelo sobre mi frente, hasta, poco a poco, terminar; y ahora nuestras relaciones verbales han quedado reducidas al mínimo necesario, a breves indicaciones, como «¿A qué hora salmos?», o: «¿Pagaste la cuenta del gas?», o: «Hay que pensar en plantar las patatas en la finca» Pero ¿sabes acaso por qué motivo yo antes hablaba tanto y ahora no hablo nada?, ¿te lo has preguntado alguna vez?

 

moda-nnbby- mujer-- JeanLoup Sieff- Queen- mil novecientos sesenta y cuatro

 

(…) Finalmente, nuestra desnudez aparece sin palabras, sin velos y, en consecuencia, silenciosa. Al mismo tiempo, aquello tan «extraordinario» que nos prometían estos preparativos, se aja en la realidad, y una vez más nos vemos ante el rostro incoloro y mudo de la nada. Los que no saben dicen entonces que el amor ha muerto, pero en realidad no es así: el amor ha dado su mejor fruto, y ha nacido una cosa verdaderamente vital (…) Éste es el misterioso y esencial resultado del matrimonio, y este silencio es precisamente el signo de que el matrimonio ha salido bien, de la misma manera que la ampolla indica que la inyección ha prendido (…) El hombre habla, en los preparativos del amor, con objeto de embellecerse, de la misma manera que el pavo se esponja, hace la rueda, y «hacer la rueda» es expresión todavía en uso en el sentido de hacer la corte. El hombre habla porque trata de seducir a la mujer por medio de palabras, pero se engaña en esto porque ignora que no es él el seductor, sino el seducido.

 

amor-bh- París- Willy Ronis- mil novecintos cincuenta y siete

 

 

(…) Si te quejas de nuestro silencio es porque se debilita en ti tu calidad de mujer. ¿Es que ya no me oyes en el silencio como yo, en el silencio, te oigo a ti? Y, sin embargo, sabes que entre nosotros la palabra es algo más que un pleonasmo: es un peligro: un signo feo, y si, a veces, vuelvo a hablarte como hablaba entonces, tú, en broma, pero recelosa y como para ocultar un secreto temor, me preguntas: «Pero ¿ qué es  lo que te pasa?, ¿es que tienes algo que ocultarme?». Es verdad: «Tengo algo que ocultar, y me toca empezar de nuevo». La palabra espesa, la palabra abundante, la palabra adornada, la palabra que trata de persuadir es como masilla que tratara de reparar una grieta abierta en nuestra complicidad; y si me ves empezar de nuevo a hablar «como entonces», recela, porque eso quiere decir que hay una grieta. Me reprochas también que «con los demás» sigo hablando como hablaba entonces contigo, y es verdad: en mi loca ilusión trato de imponerme a los demás de la misma manera que me impuse a ti, es decir, hacer y pensar, «pensar» sobre todo las mismas cosas (…) Se habla para llevar el agua al propio molino, pero si se saben las mismas cosas, si se creen las mismas cosas, si se aman las mismas cosas, si se odian las mismas cosas…, si no se pueden amar, odiar, pensar, creer cosas distintas, ¿de qué sirve hablar? Dejemos que el silencio nos proteja (…) Te escribo todo esto porque, bajo la bóveda de nuestro silencio, hay cosas que se pueden escribir, pero nunca decir».

 

amor.-6bbh.-Alex Katz.-Albertina.-Viena.-artdaily.org

 

(Imágenes.- 1.-Otto Steinert– 1952/ 2.-Veronika Tumova/ 3.- JeanLoup Sieff- Queen- 1964/ 4.- Willy Ronis- 1956/ 5.- Alex Katz– Albertina- Viena-artdaily org)

 

SONREIR EN UN BLOG (8) : CORPUS BARGA

 

camas-yhhn-objetos- muebles- interiores- Michael Raedecker- dos mil nueve

 

El señorito Leopoldo.- ¿Es de día o es de noche?
El criado Canseco.- De día, señor marqués.
El señorito .- ¿Hace bueno o hace malo?
El criado.- No muy malo.
El señorito.- ¿Vale la pena abrir las persianas?
El criado.- Vale la pena, señor marqués.
El señorito.- Ábrelas.
El criado .- Ya están abiertas, señor marqués.
El señorito.-¿Me puedo o no me puedo levantar?
El criado.- El señor marqués se puede levantar cuando quiera.
El señorito.- ¿Tengo o no tengo pantalones?
El criado.- El señor marqués tiene una docena de pantalones.
El señorito.- ¿Me están o no me están bien de la entrepierna?
El criado.-Todos los pantalones del señor marqués le están bien de la entrepierna.
El señorito.- No, eso no es verdad, no hay ningún sastre que haga bien la entrepierna de los pantalones.
El criado.- El sastre del señor marqués es, con el señor marqués, una excepción; le hace pantalones con la entrepierna perfecta.
El señorito.- ¿Cuáles me debo o no me debo probar?
El criado.- El señor marqués se debe probar éste, o éste, o éste…
El señorito.- ¿Podía probar o no podía probar así a mis amigos?
El criado.- El señor marqués no necesita probar a sus amigos.
El señorito.- ¿Es que tengo o no tengo amigos?
El criado.- El señor marqués tiene muy buenos amigos, como por ejemplo el señor duque de Tal, el señor conde de Cual, Don Mengano y Don Zutano.
El señorito.- Para qué necesito tener amigos si no me prestan dinero, y para qué necesito tener pantalones si las mujeres no me quieren.
El criado.- La señorita Pura le quiere al señor marqués.
El señorito.- ¡Ay!, entonces ponme unos pantalones cualquiera».
Corpus Barga.- «Los pasos contados»
interiores-yyvvb-Alfred Eisenstaedt- mil novecientos sesenta y cinco

 

(Imágenes.- 1-Michael Raedecker– 2009/ 2.- Alfred Eisenstaedt– 1965)

ANTE VITTORIO GASSMAN

 

cine-nhu- Vittorio Gassman- wikipedia

 

«Estoy sentado con él – a mitad de los años sesenta – al borde de esta piscina cubierta de Roma; Gassman está en traje de baño, medio tapado con un albornoz; tiene los pies apoyados en una banqueta y su cuerpo largo, musculoso y delgado, descansa en el intervalo entre dos secuencias de su último film La guerra secreta. Vittorio Gassman sigue siendo el  «monstruo sagrado»  del teatro y del cine italianos. Han pasado los tiempos del Otelo en los que Gassman recitaba cada noche alternando los papeles del moro celoso y de Yago con otro gran actor italiano, Salvo Randone; han pasado los tiempos en que Gassman presentaba Ornifle, de Anouilh, o las piezas del teatro clásico griego. Han pasado los años, y se diría, sin embargo que los años no han pasado por el perfil ni por el tipo de este hombre.

 

cine-bgy- Vittorio Gassman- cinema sky it

 

Si fue calificado como  «genio»  cuando se presentaba en el teatro, el cine lo ha confirmado también como un actor cómico de dotes excepcionales. Se habló de una  «guerra secreta»  entre Alberto Sordi y Vittorio Gassman: aquellos dos hombres que habían colaborado tantas veces en las mismas películas estaban enfadados entre sí, si se atienden los rumores que corrían por Roma. Por aquel tiempo, Gassman decoró magníficamente su  apartamento privado: un teatrito perfecto ocupaba una de las habitaciones de la casa; en su minúsculo escenario, Gassman ofrecía espectáculos sorprendentes a sus amigos. Eran las noches de famosas tertulias artísticas que el mundo de los escritores, de los pintores y de los actores celebraba en casa de Gassman. El anfitrión disfrutaba viendo disfrutar a sus amigos. En aquel teatrito, que hoy prosigue sus representaciones cuando al dueño de la casa se le ocurre, tuvieron lugar recitales de prosa y de música, escenas, diálogos, monólogos, espectáculos en miniatura. Gassman puede permitirse esos lujos, y cuantos quiera. Su nombre es cotizado en Italia de manera especial, y las oportunidades de trabajo le llueven interminablemente. Puede decirse que los dos próximos años de Vittorio Gassman están ya completos en su carnet de propósitos y de realidades. Si hace tiempo dedicaba sus esfuerzos y sus condiciones unidas a su talento indiscutible en piezas de Shakespeare o de Sófocles, últimamente su rostro y sus gestos rápidos y ágiles han llenado las pantallas con un triunfo de excepción, desde la absoluta comicidad de Los monstruos hasta las interpretaciones admirables en El éxito o en La escapada.

 

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En los últimos años de cine italiano – me dice– han existido momentos altos, momentos bajos y momentos de crisis. Pero, fijándonos precisamente en los momentos de crisis, se debe estar bastante satisfechos del balance general del cine italiano, porque  las dos o tres crisis graves que han aparecido, una lógica, yo diría histórica, inmediatamente después de la guerra; otra recientísima, han concidido siempre con una excelente renovación de  nuestro cine  sobre bases nuevas, con el descubrimiento de nuevos temas, de nuevos directores y de nuevos guiones, lo que da prueba de una vitalidad que incluso en el plano internacional no se puede discutir. Se ha hablado demasiado del neorrealismo italiano de la posguerra, y ahora yo creo que es muy peligroso generalizar; en efecto, ha habido cuatro o cinco grandes directores que abrieron  por primera vez algunos caminos, que enseñaron  mucho y que han dejado una gran influencia en los directores de Europa, y citaré particularmente a Rosellini, que desde un punto de vista histórico y crítico, a mi parecer, ha sido el hombre que ha seguido de modo más puro aquella dirección. En la actualidad han surgido nuevos directores más difíciles de colocar y de definir en sentido colectivo y, sin embargo, aportando grandes casos singulares, como Fellini, como Antonioni, como Visconti, los cuales no se pueden considerar como jefes de una escuela, pero ciertamente son  artistas originales que han dejado una huella profunda.

 

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Yo no me creo un hombre culto o un especialista de la cultura- prosigue conversando -. Soy esencialmente un actor, y no hago nunca separaciones de géneros; me gustan todos los géneros  y creo en el actor en todos los sentidos, que, bien o mal, dentro de sus límites, esté disponible para cualquier experiencia; por otro lado, respecto al asunto de las películas comerciales, creo que hay muchos equívocos, ya que el cinematógrafo, que tiene una gran función como arte,  es también un espectáculo,  y creo que gran parte del llamado cine de arte se realiza fuera de los límites estéticos del propio cine, y en cuanto a las películas comerciales, creo que también es peligroso generalizar, puesto que depende sobre todo de cómo estén hechas; para resumir le diré: yo creo que  «vulgar», en el sentido negativo, es únicamente aquello que es falso».

 

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(Imágenes.-1.-Gassman-wallpapers brothersoft com/ 2. Gassman. cinema sky it/- Gassman- famouspeopleinfo com/ 4.- Gassman, en «La famiglia» de Ettore Scola/ 5.-Gassman- nuncanale K taweb it)