«El acto de escribir poesía –dijo hace años el reciente Premio Cervantes del que ayer hablé aquí ayer – supone para mí, y entre otras cosas, un trabajo de aproximación al conocimiento de la realidad, una forma de resistencia frente al medio que me condiciona (…) A medida que se escribe un poema, o desde que fluye de sus iniciales tanteos, aparece en su organismo una desconocida realidad, tal vez no captada antes en toda su virtual significación, pero que ha ido edificándose en el curso de la tarea creadora. (…) Pienso que, en principio, la poesía es una síntesis : reproduce o reorganiza – según unas leyes constitutivamente libres – la coherencia o el desorden de una parcela de la
vida, es decir, una «humanizada» respuesta a las relaciones en que se funda la realidad».
Estas palabras pronunciadas en 1965 podrían completarse con las últimas, publicadas en la Revista «Turia» ( número 104) hace muy pocos días: «Creo en la revelación, en la iluminación repentina, soy así de iluso. (…) La imaginación puede llegar hasta donde la memoria no llega. Algo que también se podría aplicar a los conceptos de realidad y ficción. Detrás de la realidad hay siempre un enigma, y detrás de la memoria un mundo imaginario, quizá inverosímil. Recuerdo que hace muchos años, la primera vez que fui a París, me ocurrió algo misterioso. Llegué una mañana a la estación de Saint Lazare. Iba solo y pregunté a un mozo si podía indicarme un hotel económico por allí cerca. Me señaló uno en una calle aledaña, en la rue Amsterdam, y allí me dirigí. La
señora que me atendió me condujo a una habitación diciéndome que fuera deshaciendo la maleta, que ya iría luego a inscribirme, Y en eso estaba cuando llamaron a mi puerta y oí que me llamaban : «Monsieur Cabalego Bonald, au téléphone«. Yo me quedé estupefacto. Nadie podía saber que estaba allí, tampoco me había inscrito todavía. La señora me ratificó que era a mí a quien llamaban. Así que acudí al teléfono y oí unas palabras más o menos ininteligibles. Eso fue todo. Uno de los enigmas que me ha acompañado hasta hoy mismo. Algo muy ligado a lo que se entiende por enigmas de la realidad. (…) El misterio está agazapado detrás de la realidad, lo estamos viendo a cada paso. Vas andando por la calle, viajas por ahí, te despiertas por la noche, y de pronto ocurre algo que no entiendes, algo que no tiene explicación lógica. La lógica es siempre una mala compañía poética. Existe en la ciencia, en la física, el llamado principio de incertidumbre que puede aplicarse perfectamente a la indeterminación de la vida cotidiana».
(Imágenes:- 1.-Enrico David.-Dinisblumen/ 2.- Huchthausen/ 3.-Harold Davis./ 4.-Nicole Ahland.-2009.-c. wichtendahl gallerie)
Leyendo a Bonald, admirado J.Julio, comencé, aplicando el principio de incertidumbre, a escribir, y es así, lo que la memoria no alcanza a recordar, la imaginación lo aborda: el decalaje entre literatura y vida, la poesía de este maestro lo convierte en belleza insurrecta.
El poema de ayer estará para siempre en mi memoria. Gracias.
Salud
Manuel Marcos (Al-Juarismi)
Manuel,
Caballero Bonald es un excelente escritor y poeta, gran autor de Memorias, con muy cuidadoso y gran estilo. Me alegro de que el poema te haya acompañado.
Gracias, como siempre, por tus palabras.
Cordiales saludos.
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