«Conmigo está mi dueño,
leyendo su lectura silenciosa.
Mi dueño es muy pequeño,
mas tiene voz de rosa
cuando del alma el canto le rebosa.
Leyendo está mi amigo,
y yo con él, penando, vivo y muero.
«A solas, sin testigo»,
así es como le quiero,
hablándome un sentido muy de vero.
Con este frailecico,
el alma se recoge y empavesa;
¡qué importa si es tan chico,
si el alma es la que besa
y amigos son sus labios de Teresa!
Con ella, y con su voce,
no quiero otro coloquio, por ventura.
En ella está mi goce;
con ella, la Hermosura
de amor me da la fiebre y calentura.
Que si ella es, castellana
de Dios, lo que del mundo yo más quiero,
él tiene una fontana
tan rica de venero,
que en ella me adolezco y peno y muero.
Por ella yo quisiera
dormirme entre los brazos del Esposo,
muriendo de manera
tan alta, y silencioso,
que abriérame este pecho que reboso».
Blas de Otero: «Cántico espiritual».-1942
(Imagen: retrato de Juan de La Cruz)

Ya de mañana «guardando ganado»;
ojalá pudiera hacer del amor el único ejercicio.
Una de las narraciones sobre San Juan de la Cruz que me parece preciosa es la de Jósé Jiménez Lozano en su libro «El mudejarillo».
Y aunque en el inicio de ese libro hay una cita de Walter Benjamin que dice _Somos pobres en historias memorables_ , lo cierto es que esa historia tiene paisaje y mirada. Totalmente recomendable.
¡¡Muchas gracias!!, me apunto el libro que recomienda Ana «el mudejarillo» de José Jiménez Lozano.
Vuelvo después de tres días sin poder acceder a la red y me encuentro tres nuevas entradas, tres tesoros.