Tomado de la televisión italiana – pero pudiendo pertenecer a cualquier otra televisión -, he aquí el interminable ¿»telediario»? de las audiencias, la obsesión por haber captado espectadores, la retahila de índices y de números recitados por la presentadora sustituyendo al verdadero periodismo, ese periodismo que, por calidad, no necesitaría nunca autopromocionarse…