
Kodama alienta un personaje de engañosa fragilidad — decía el perista argentino Juan Gasparini— Algo etérea, a la defensiva, con un aire de dignidad herida, destila un halo de ausencia. Su rostro oriental de pómulos altos, labios finos y ojos alargados y acuosos muestran algunas pecas.
Poco importa su edad -decía Fanny, que toda su vida atendió a Borges—,el verdadero valor de las personas se mide por sus actos y no por los años que han vivido. La primera vez que la vi me sorprendió lo flaquita que era, tenía unos brazos muy delgados y una mirada que parecía llegar más allá de lo que proyectaban sus ojos.
( breves apuntes s obre María Kodama, uque acaba de morir)
Descanse en paz
((Imagen wikipedia)