“El universo, escribió Lewis Caroll, contiene cosas, por ejemplo, yo, Londres, el color escarlata, “ El paraíso perdido”. La lista podría aumentarse.Así, alguien podría proponer el otoño de 1536, o un vasto río aéreo de pájaros dolientes, o los chicos que se enamoran de la maestra, o el poema justo, el que se conoce antes de ser leído y todavía nada se habría agotado, nada habría empezado a perder su derecho al vacío.”
Así lo cuenta la argentina María Negroni en su “Pequeño mundo ilustrado”. “Quizá por esa razón — sigue diciendo —, lo que llamamos un mapa es un conjunto de líneas diversas que funcionan al mismo tiempo como armadura, premonición, código lingüístico y colecccion arbitraria de la memoria. Hay líneas que representan algo y otras que son abstractas. Las hay que fueron contornos y las que no, éstas son las más hermosas. La líneas son los elementos constitutivos de los acontecimientos, los que vivimos con otros, los que vivimos a solas, algo así como un escenario dispuesto para el periplo de los deseos. También son las coordenadas que nos ayudan a perdernos, a agotar aquello que sabemos, y así llegar más rápido al cansancio y a la entrega.
No sería otra cosa la escritura, el sueño de unos paseos interminables por paisajes olvidados, una grafía incierta donde cada lugar es un mundo ( un espacio interior) que indica sólo lo impronunciable: esa quietud inspirada donde buscamos reconocernos, unirnos a aquellos de nosotros mismos que pertenece al Absoluto, en el que todo participa.”

(Imágenes—1y2-bigthink com)