“Mi Plaza Nueva, fría y uniforme,
cuadrado patio de que el arte escapa,
mi Plaza Nueva puritana y hosca.
tan geométrica.
Tus soportales fueron el abrigo
de mis vagas visiones juveniles,
mientras el cuadro de tu pardo cielo
llovía lúgubre.
(…)
En torno a aquel estanque de las ranas
de metal, vomitando el agua a chorros,
se alzaban desterradas las magnolias
soñando a América.
Llegaba primavera con sus flores
y el perfume, recuerdo de la selva,
a embalsamar el patio despedían
las blancas ánforas.
Tiritando las pobres bajo el terco
orvallo, con los trinos se adormían
que entre el verdor de su follaje alzaban
cientos de pąjaros.
Así, bajo el tedioso sirimiri
que hizo en mi alma caer la parda Lógica,
florecieron magnolias que soñaban
la patria mística.
Y me dieron perfumes de la selva
nunca hollada, y los pájaros celestes
bajaron a cantarme en su verdura
de amores trémulos.
Mi Plaza Nueva, fría y uniforme,
cuadrado patio de que el arte escapa,
mi Plaza Nueva, puritana y hosca,
¡mi metafísica!”
Miguel de Unamuno —“Las magnolias de la Plaza Nueva de Bilbao” —“Poesías”, 1907)
(Imagen —Bilbao- La Vanguardia)