“Cuando se levanta la mañana,
el frescor de la noche,
se traslada al plumaje
de los peces; cuando otra vez
se hace visible el contorno
del aire, confío a veces
en la tranquilidad y me propongo
empezar de nuevo, una excursión
quizá a una comarca
para ornitólogos camuflados.
Ven, hija mía, ven,
dame la mano, nos vamos
de la ciudad, te enseñaré
el molino, dos veces al día movido
por la marea,
un milagro crujiente
de ruedas y correas,
que traslada la fuerza
del agua a la piedra,
al polvo goteante
y los cuerpos de las arañas.
(…)
Dime, niña,
¿te oprime el corazón como a mí,
un banco de grava acumulada,
año tras año,
por las olas del mar,
hasta el norte,
cada piedra un alma muerta
y ese cielo tan gris,
tan uniformemente gris,
y tan bajo
como no he visto antes
otro cielo?”
W G Sebald – “Del natural” (traducción de Miguel Sáenz)
(Imágenes -1- huchthausen/ 2- Biserko Fercek / 2- cortesía Harvey Doerkesen – National Geográfic)