«Un atardecer gris, seco y polvoriento en la City de Londres tiene un aspecto poco prometedor. Las tiendas y las oficinas cerradas parecen muertas, y el terror nacional por los colores les da un aire de luto. Las torres y los campanarios de las numerosas iglesias asediadas por las casas, oscuras y ahumadas como el cielo que parece caerles encima, no disminuyen la desolación general; un reloj de sol en la pared de una iglesia, con su sombra negra ahora inútil, parece una empresa que hubiera quebrado y suspendido los pagos para siempre. Melancólicos deshechos de guardianes y porteros barren melancólicos deshechos de papeles en las cunetas donde otros melancólicos deshechos se agachan a hurgar, buscar y revolver esperando descubrir algo para vender.”
Charles Dickens– «Nuestro común amigo»
(Imagen- John Atkinson Grimshaw)