«En un hatillo oscilante en un blando bastón de arce llevo mi hogar.
A la vez a mi hogar me lleva el viento, a donde quiere.
Qué hay en el hatillo. Un catecismo de amarga vid. El Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento, ambos de barro legible, pronunciable. Una letanía de sangre fiel, derramada, continuamente penetrante como la sed. Y al fondo del hatillo, totalmente aparte, salmos encuadernados en piel de Treblinka: Mein Gott!
Mi hogar es el camino.
A la vez alguien me silba continuamente, como quiere. Y me canta. Soy cierto tono largo, nunca interrumpido, una nota que emerge de cromosomas emergentes. Y a la vez como si alguien insuflara en mí el alma profundamente, de modo que resueno con todos los tubos de mis huesos resecos; frágil gaita de pergamino en manos de aquel-que-es.
Mi hogar es una canción.
Y a la vez alguien, entregado, me aparece y transforma y crece. Y a la vez en silencio me emprende el camino y pisa. Y a la vez me camina.
Mi hogar es una rosa durmiente que justo se despliega.»
Erik Jakub Groch.–«Hogar».-(traducción de Patricia Gonzalo de Jesús)
(Imágenes.-1.-John Atkinson Grimshaw.-1870/ 2.-Ferdinand Hodler.-1893)