«Basta sentarse en el bosque o en los campos, a la orilla de un río o de un lago – decía John Burroughs, el amante y observador de la naturaleza al que he citado aquí alguna vez -, para que casi todo lo que ofrece interés venga a ofrecerse: los pájaros, los animales, los insectos; y una vez que la mirada se habitúa al lugar, a la sombra y a la luz, hay muchas oportunidades de descubrir esa planta o esa flor que se había buscado en vano y de tener una agradable sorpresa. Así, a gran escala, el estudioso y el enamorado de la naturaleza tiene una ventaja sobre las
gentes que recorren el planeta de arriba abajo, en busca de novedades y de emoción: les basta quedarse donde están y mirar la procesión. El globo inmenso se desliza por delante de ellos como un escaparate giratorio; el paso de las estaciones se parece al recorrido por comarcas extrañas y maravillosas; las diferentes zonas de la tierra, adornadas con todas sus bellezas y maravillas, desfilan ante su puerta sin prisas. ¡Qué viaje sin necesidad de abandonar ni por una sola noche el rincón
del fuego! Saint Pierre tiene razón cuando dice que nuestro corazón se llena tanto de los poderes y los misterios de la naturaleza después de haber dado un paseo por el campo como después de haber recorrido el mundo. Estoy sentado entre los enebros del Hudson con la intención, como todos los años, de ir a Florida o las Antillas o a las costas del Pacífico, y las estaciones pasan, y yo sigo merodeando distraídamente, animado tal vez con la vaga intuición de que si permanezco
tranquilo y al acecho, esas comarcas alejadas vendrán hacía mí. Puedo, en todo caso, aguantar y no perder gran cosa, después de todo. La gran preocupación de Mahoma es saber cuándo decidirá la montaña ir hacia él. A veces, un conejo, un arrendajo o un pájaro cantor traen el bosque a mi puerta.» Y así va esperando serenamente Burroughs a que las estaciones pasen como pasan igualmente ante la vida las edades del hombre.
(Imágenes:- 1.-Newton Bennett.-askart.com/2.-Maria Yakunchikova.- 1898 3.-Henry Ward/ 4.-Childe Hassam/ 5.-Lászlo Mednyánsky)





Precisamente ayer leía a Paul Auster en su «Diario de invierno» que él recordaba de su infancia la procesión de las hormigas, fascinante por demás, y luego se lamentaba que cuando vamos creciendo nos vamos alejando de la naturaleza y sus maravillas, es una lástima.
Qué bellas pinturas ha colocado. Esta página es de lectura diaria para mí. Debo agradecerle todo lo que comparte.
Quisiera aprovechar por aquí y preguntarle (no sé dónde escribirle) cómo podría hacer yo que vivo en Venezuela para leer sus libros, me interesan mucho «Diálogos con la cultura» y «El ojo y la palabra». Disculpe el atrevimiento.
Mi correo es «elizabethcontechassintrubert@gmail.com».
Muchísimas gracias si me puede orientar.
Saludos.
Elizabeth,
muchas gracias por tus palabras. Respecto a mis libros, por correo aparte te envío la dirección de la Editorial por si quieres ponerte en contacto con ellos para preguntarles cómo pueden hacértelos llegar a Venezuela.
Saludos cordiales, con mi agradecimiento.