«He encontrado la felicidad en Cambo – confesaba Edmond Rostand, el autor de «Cyrano« – Allí paseo, respiro, sueño. Voy a hacerme construir una casa en un sitio incomparable. Tengo flores, tengo montañas, tengo el agua del gentil Nive, tengo la compañía de magníficos vascos. He ahí mi vida. ¿Para qué recargarla de cuidados superfluos? ¿ Y por qué he de trabajar a la fuerza? ¿ Qué es esa obligación de trabajo que se quiere imponer a todo el mundo? Si no tengo ganas de trabajar, ¿por qué he de trabajar?.» Lo comenta todo esto Rubén Darío en su libro «Opiniones» (Mundo Latino) y añade que «en el inmenso vulgo hay la creencia de que, al contrario que Rostand, al artista le es necesaria la penuria, la miseria«. Darío hace eco de los comentarios que repiten cómo Cervantes no cenó cuando concluyó El Quijote, que Homero fue un mendigo y que muchos grandes poetas vivieron y murieron en el sufrimiento y en la escasez. Al propio Rubén Darío le dijeron un día: «Dios quiera que nunca le sonría a usted la fortuna«, y el poeta nicaragüense añade en otro momento: «¿Qué no hubiera hecho Verlaine poderoso o Mallarmé
con rentas copiosas?.» Antiguo debate el de literatura y dinero que nos podría llevar, entre muchos otros casos, hasta la vida de Dostoievski, para preguntarnos: «¿qué habría hecho si le hubieran suprimido sus deudas, sus adelantos, sus compromisos acuciantes?.» Hay poquísimos escritores a los que ha sonreído la fortuna y muchos en cambio que han trabajado cercados siempre de tensiones económicas. Es el dominio de los «trabajos forzados» a los que ya he aludido aquí al referirme al libro de Daria Galateria: toda la variedad de profesiones que los autores han debido abrazar para poder comer. Las situaciones han sido diversas y a veces sorprendentes. Es el mundo de los intelectuales sin dinero. Cuenta Curzio Malaparte que, recién llegado a París, al llegar a la Île Saint- Louis, se detiene para comprar cigarrillos en
un estanco, cuando un taxi se acerca. Baja un joven alto y flaco, con pequeñas manchas rojas en la cara; con decisión le pide a Malaparte veinte francos. Los coge, se los da al taxista, se guarda en el bolsillo el resto y, sin decir una palabra, se aleja. Pocas horas después, en el salón de la casa a la que Malaparte está invitado – salón de intelectuales – le presentan al joven de las manchas rojas en la cara. «He aquí a André Malraux», le dicen. Malraux empieza a hablar con su famosa elocuencia nerviosa – anota Galateria – y nunca más se referirá a aquellos veinte francos tan asombrosamente requeridos.
(Imágenes:- 1.- Norman Rockwell.-1924/2.-monedas/3.- realmccoy.-mano con dinero aislado en fondo de arte pop flash.-123RF)



Es grato recordar a un profesor en una dimensión más completa que la que brindó en sus clases -que fueron únicas, por distintas- y sorprende esa pulsión artística. Sin embargo, es la poesía aquí mencionada (con excepciones) la que me invita a escribir el comentario que dejé pasar durante unos cuantos años.
Y me atengo a lo escrito; la penuria y la locura. Aunque no es exclusivo el talento en la miseria, quizá, la poesía albergue más dificultad para recaudar lo que la novela consigue. A pesar de todo, cita a Cervantes -un ejemplo-. Pero ni Bukowski, Valery, Chesterton, Pound… pueden acusar un destino en la pobreza. Sí, ¿qué hubiera sido de Poe? ¿qué hubiera sido de Lautreamont?. Pues es más que posible que el tiempo haya juzgado mejor su obra que la incierta idea que de sus talentos (e influencias) se tiene.
Saludos
Saludos,
Sí, ciertamente la poesía, como dices, quizá «albergue más dificultad para recaudar lo que la novela consigue».
Muy agradecido a tus palabras que enriquecen sin duda un tema debatido e interesante.
Saludos
Hola.
Soy estudiante de Letras, de apenas segundo semestre. Estoy por hacer un ensayo sobre el tema del dinero y la literatura. Me gustaría saber si usted puede ayudarme a encontrar información, recomendarme algunas fuentes o libros como el de «Trabajos forzados» que usted mensiona.
Espero que pueda ayudarme.
Saludos
Tony,
con mucho gusto, en cuanto tenga algunos datos concretos, te escribiré sobre lo que me pides.
Saludos
Muchisimas gracias.
Disculpe las molestias.
Tony,
te cito algunas obras donde aparece de un modo u otro la relación entre literatura y dinero:
aparte del libro de Daria Galateria, «Trabajos forzados»
puedes buscar en la «Historia social de la literatura y el arte» de Hauser
también en el capítulo titulado «Del arte y la fortuna» del libro «La imaginación liberal» de Lionel Trilling
y en páginas del libro de Paticia Highsmith titulado «Suspense.-Cómo se escribe una novela de intriga»
De un modo u otro estos autores hacen alusión a las relaciones que a lo largo de la Historia han tenido el dinero y la literatura.
Espero que te sirven para tu trabajo.
Saludos-
Señor Julio,
Muchas gracias. Seguro que me sirven. Ya mismo me pongo a intentar conseguirlas y analizarlas.
Saludos.