TÀPIES

«¿ Me preguntas si mi obra se halla en la corrientes vigentes y actuales? –decía Tàpies en una entrevista en 1968 -. Pero ¿ de qué vigencias hablas? Porque me imagino que los criterios, pongamos por caso, de un funcionario oficial de Bellas Artes, deben ser muy distintos a los que pueda tener, por ejemplo, un crítico independiente. Yo poco sé de corrientes pictóricas y de vigencias. Siempre he sentido una gran alergia por los viajes en rebaño y por lo que se dice que está de moda en un momento dado. Nada más fugaz que las modas. Es un mundo más propio de campañas comerciales, de las tan a la moda «promociones de ventas», que naturalmente necesitan proclamar a los cuatro vientos que sus productos son el último grito.

Pero esto es lo accesorio. Lo importante reside en otro punto: en este imprevisible saber qué pasará el día de mañana en mi taller o en el taller de los artistas más jóvenes, como es imprescindible en los manejos de un laboratorio conocer de antemano un descubrimiento científico. Confiamos en que algo pasará, pero no sabemos qué. Además, los cambios no son gratuitos – insisto en mi poca confianza en los cambios bruscos de la moda -, sino que están en función de las evoluciones ideológicas y de los acontecimientos que se suceden en el mundo en general…

(…) El antagonismo entre la pintura figurativa y la abstraccionista ha sido siempre para mí un falso problema. Yo no sé qué es el «minimal art» y estoy de acuerdo en lo del falso problema entre la pintura figurativa y la nebulosista: puede ser tan mala una marina relamida como un conglomerado de manchas funerarias. El problema está en la limitación del hombre. El lenguaje abstracto es limitado y encogido. Como el lírico o el místico. Intentar reflejar con ellos una manifestación estética o una sensación anímica o vtal, requiere forzosamente, si se pretende hacerlo sin adocenamiento, un punto de genialismo, de originalidad candente y poderosa en el artista o en el místico, en el poeta. Debe crear una obra grande con materiales breves. Si el lenguaje escogido, en cambio, responde a la realidad – un rostro crispado… -, toda la carga dramática, toda la plenitud física, todo el complejo material e inmaterial que conforma esta realidad y alienta en ella, son el cañamazo rico y grávido sobre el cual puede proyectarse la potestad creadora del pintor, y, de la conjunción, puede salir un cuerpo artístico de resonancias más vastas que la de un cuerpo estrictamente informal».

(Pequeño recordatorio de Antoni Tàpies en el día de su muerte)

(Imágenes.-1 y 2.-obras de Tàpies.-elconfidencial.com)

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