¿QUÉ SOÑARÉ MAÑANA?

«Es asombroso – evocaba Paul Groussac – que cada mañana nos despertemos cuerdos después de haber pasado por esa zona de sombras, por esos laberintos de sueños». Kafka, el 6 de julio de 1916, contaba en su Diario: «Sueño con el Dr. Hanzal; está sentado detrás de su mesa de escritorio, a la vez, no sé cómo, recostado e inclinado hacia delante, ojos claros como el agua, desarrolla lenta y exactamente a su manera una clara argumentación, apenas oigo ni siquiera en el sueño algo de sus palabras, solo sigo la línea metódica que las sostiene. Luego yo estaba también con su mujer, ella llevaba mucho equipaje. jugueteaba asombrosamente con los dedos de mi mano; un trozo del grueso fieltro de su manga estaba arrancado, y esa manga, que sus brazos ocupaban en mínima parte, estaba repleta de frambuesas».

Las caras de los sueños nos esperan detrás de las sombras y suelen despertarse en muchas pinturas de Odilon Redon. ¿El sueño que soñé anoche merece ser contado? ¿Y el de mañana? ¿Y el del año que viene? Anticipándose, algunos escritores y pintores nos ofrecen los sueños que aún no han sido soñados y que aguardan con los párpados abiertos a que cerremos los nuestros y que durmamos.

Al hablar de Redon Mario De Micheli recuerda que sus dibujos «estaban al margen de todo: en su mayor parte saltaban más allá de los límites de la pintura, inauguraban una especialísima fantasía, una fantasía de enfermedad y de delirio….Una técnica consumadísima, una fantasía alucinada, dominada por una lógica abstracta y por una inteligencia rigurosa de lo absurdo, daban vida a imágenes de playas tropicales invadidas de voraz vegetación, a plantas desérticas, áridas y lunares, a fragosas montañas de lava…«.

Odilon Redon aseguraba una y otra vez que sus cuadros fantásticos eran solo posibles gracias a su contacto con la realidad, es decir, que de la realidad iban surgiendo las ficciones y las pesadillas, lo real se diluia en lo onírico.

¿Qué soñaré mañana?, podría uno preguntarse.

Tumbado en el mar rojo del silencio llegan los sueños hasta nosotros:  los acercan los pintores a través de sus lienzos, los anuncian la literatura con sus escritos.

(evocando la actual exposición sobre Odilon Redon abierta en Madrid)

(imágenes_.-1.-Odilon Redon.-Flower Clouds-1903.- The Art Institute of Chicago/ 2.-Odilon Redon/ 3,.Odilon Redon.- «Los ojos cerrados».-1890.-Museo d`Orsay/4.-Odilon Redon.-vacaciones en el mar rojo.-1905/ Odilon Redon.-busto de un hombre dormido entre las flores.-odilon-redon.org)

NO TIENE TODO EL MAR LA SAL PRECISA

«No tiene todo el mar la sal precisa

ni belleza en la tierra el instrumento,

ni música celeste el movimiento,

ni tales lirios por enero, herriza.

Ni hubo temblor en pájaro o en brisa,

ni en río, ni en caballo, ni en acento,

ni en verano o espalda se halló el viento

con una más sabrosa y menos prisa;

como encerrada tienes sin saberla,

de la ceja al cabello una ternura

que levanta al arroyo y al collado.

¡Ay, déjame morir de no tenerla,

orillas de la dicha y hermosura,

perdido en tu memoria y olvidado!».

José Antonio Muñoz Rojas:-«Abril del alma» (1943)

(Imagen.-Richard Ernst Eurich)

ANTONIO TABUCCHI

De nuevo imparto estas semanas en Madrid  unas clases sobre creación literaria y les recuerdo a quienes me escuchan unas declaraciones del italiano Tabucchi (“Le Magazine Littéraire“, mayo 2009) que acercan de algún modo la tarea del escritor a aquella del relojero o del carpintero, declaraciones que ya publiqué en Mi Siglo: “Escribir no es una profesión – dice Tabucchi -,  pero es seguramente un oficio, en su acepción más artesanal del término. Existen escritores que mitifican el talento, la inspiración, y sin duda, todo esto, el deseo, la imaginación, son cosas importantes. Pero también es verdad que hace falta permanecer sentado durante mucho tiempo, hace falta escribir, es necesario trabajar, es necesario estar allí, como el relojero que instala su minúscula pieza en el mecanismo del reloj que fabrica. Sin el trabajo, la literatura no es nada. Y cuando jóvenes escritores me piden consejos, rehúso darlos. O mejor dicho les doy uno solo: si hay algún carpintero en vuestro barrio, pasad a verle al atardecer antes de que cierre y observarle a ras de tierra cómo trabaja”.

(Pequeño recuerdo del escritor que acaba de morir)

(Imagen:- Antonio Tabucchi.-elpais.com)

CIERVOS Y LITERATURA

«Fuera del espacio y del tiempo – cuenta Juan José Arreola en sus «Mujeres, animales y fantasías mecánicas« (Tusquets) – los ciervos discurren con veloz lentitud y nadie sabe dónde se ubican mejor, si en la inmovilidad o en el movimiento que ellos combinan de tal modo que nos vemos obligados a situarlos en lo eterno.

Inertes o dinámicos, modifican continuamente el ámbito natural y perfeccionan nuestras ideas acerca del tiempo, el espacio y la traslación de los móviles. Hechos a propósito para solventar la antigua paradoja, son a un tiempo Aquiles y la tortuga, el arco y la flecha: corren sin alcanzarse ; se paran y algo queda siempre fuera de ellos galopando.

El ciervo, que no puede estarse quieto. avanza como una aparición, ya sea entre los árboles reales o desde un bosque de leyenda: Venado de San Huberto que lleva una cruz entre los cuernos o cierva que amamanta a Genoveva de Bramante. Donde quiera que se encuentren, el macho y la hembra componen la misma pareja fabulosa.

Pieza venatoria por excelencia, todos tenemos la intención de cobrarla, aunque sea con la mirada, Y si Juan de Yepes nos dice que fue tan alto, tan alto que le dio a la caza alcance, no se está refiriendo a la paloma terrenal sino al ciervo profundo, inalcanzable y volador».

Sobre San Huberto  y sus ciervos habla en sus «Animales célebres» Michel Pastoureau, al que ya me referí en Mi Siglo. Trepan los ciervos empinadas cuestas de  palabras hasta las cimas de las vidrieras y desde allí nos miran retadores, alados, contemplando a quienes les contemplan; permanecen en pie sobre las fachadas, coronan las puertas, dominan los valles. Nosotros intentamos pasar la mano sobre su mansedumbre y acariciamos la velocidad de su lentitud.

(Imágenes:- 1.- Susan C Waters.-1880-1889/ 2.-dibujos 101.com/ 3.- alto relieve del milagro de San Huberto en el castillo de Amboise-.Francia.-wikipedia/4.-ciervos.-digireflex. net)

UN MILLÓN DE VISITAS EN «MI SIGLO»


Mi Siglo ha llegado al millón de visitas.

Sumando las lecturas que vienen desde Blogger y desde WordPress, este post, que hace el número 1.067, alcanza ese millón y hoy no puede sino dedicarse únicamente a los agradecimientos. En los cuatro años y medio de vida de este blog los caminos de Internet me han traído mezclados muchos nombres desconocidos y conocidos que se han ido haciendo muy amigos. Se hace casi imposible confeccionar una lista en la que se den las gracias a todos. A algunos los nombré ya aquí en otras ocasiones; otros quedan ahora incorporados. Gracias por tanto a Daniel Utrilla en Moscú, a los italianos responsables de “MFLarte”, a varias Carmen, Lilianacuv3Amparo Morán, Natalia, Mercè, Leon Alvarez  Arteaga, Mis objetos preciados,  Ángel DuarteEnrique MF y  “Carmina blog“,José María MatásJos PetitFrancisco Doña,”Tiempo para la memoria“, Angelina, Luz, C.C Rider, Karmen, “Ana tirando del hilo”Sandro Oramas, “La noticia y yo“, Mariàngela VillalongaMaty, Nicole, Solange, AlenaMaríaAurora PimentelCarmen ManzaneraJuanma BlazquezAlejandro, Juan Pedro desde “Una temporada en el infierno“, Shant Baghramian y Vane Galstian desde “Papier de Liberté“,Faycal desde “”Shgaga“, Juan José desde “Scriptor.org“, Antonio Ayuso, Don Cogito, Luis Rivera, Avelina, Dolors, GasolineroFernando Valls, Enrique, Vagabunda, Noelia,”Músicaymás“, Georgia, Angie,” Mis objetos preciados“, Almudena, DavidMontseLola, Jessica, “Ars Vitae“, Arancha, Luis, Cordelia, Amando, Javier Gómez,”Bibliotequear“, Joséluis, Nelson,” El maquinista ciego“, Miranda, Darío Lodi, J. Moreno, Isabel, Berenice,“Eltornaviaje“, Pilar, Patricia, Ioana,”Arte y artistas”, Felipe Hernández, Helen,”Espéculo“, Lola, Enrique, “El jalabí rosado“, Joselyn, Julio,nozeon.blogspot. Alicia, Ioanes Xabier,”Entrespinos“, Eduardo, Jose, «Leyendo se entiende la gente», Lilia, Vicente, Jenny,”Al-juarismi“, Elvira, José Manuel Mora, Angel Feliciano,“Click en educación“, Damian, Jesús,”Sgironaroig“, Laura, Juanjo Muñoz, Gabriel,”El avión de papel“, Alexandra, Diego,Sandro, Manuel Faliero, Rhaida, José Antonio, Armando,”Sdel biombo”, Aliux, Luisa, Miguel Ángel, …

Quiero igualmente agradecer a los lectores de ArmeniaMarruecos, Israel, a los de Irán, Macedonia, Turquía, Australia, Corea, Eslovenia, Vietnam, India, Canadá, Serbia, Croacia, Japón, China, Rusia, Polonia, Pakistan, Países Bajos, Bélgica, Alemania, Inglaterra, Italia, Cuba, Grecia, Egipto, Taiwan y a tantos otros, sin contar los países sudamericanos – de modo especial los lugares de Cundinamarca (Bogotá) y Villahermosa (México) – . Igualmente a muchos sitios de Estados Unidos – especialmente Mountain View (California) – o de Europa, y a todos en general por la fidelidad con la que han acudido a leer Mi Siglo.

(Imagen: Barbro Óstlihn.-girasol.-1965.-colección de la Fundación Robert Rauschenberg.- Nueva York)

TONINO GUERRA

«En el otoño de 1972, Federico Fellini telefonea a Tonino Guerra -así lo recuerda Benito Merlino en su estudio sobre el gran director italiano – al que conoce desde hace largo tiempo; son de la misma edad y hablan el mismo dialecto. Nacido el 16 de marzo de 1920 en Sant´Arcangelo, un pueblo que se encuentra a nueve kilómetros de Rimini, hijo de un pescador, Tonino Guerra es un poeta dialectal muy conocido. Empieza a escribir para distraer a sus compañeros de deportación, en el campo de Troisdorf, en Alemania. Desde 1953 se establece en Roma y trabaja con Giuseppe de Santis, Elio Petri, Vittorio De Sica, Mario Monicelli, Francesco Rossi, Wim Wenders, Theo Angelopoulos, los hermanos Taviani, Andreï Tarkovski y Michelángelo Antonioni. Es amigo también, y consejero artístico de Marcello Mastroiani, al cual orienta en todas sus películas».

A Tonino Guerra he aludido alguna vez en Mi Siglo y el Diario de Tarkovski ( 1970-1986) (Cahiers du Cinema) está lógicamente salpicado de referencias a él. «Tonino – dice por ejemplo Tarkovski el 8 de junio de 1980 –¡ qué hombre tierno y bueno, e ingenuo como un niño!«.

«Durante su infancia y adolescencia – sigue diciendo Benito Merlino -, Tonino Guerra y Federico Fellini casi han vivido las mismas historias en los mismos paisajes; están impregnados de las mismas tradiciones, con personajes que padecen las mismas locuras, iguales ignorancias, idénticas ridiculeces. A dos voces – podría decirse que a dos memorias – los dos se esfuerzan por trazar un retrato del mundo provinciano italiano. Federico dibuja y Tonino escribe. Es en el restaurante Cesarina, el preferido por Federico, cuando Fellini encuentra el título de su película. Se llamará «Amarcord» («Me acuerdo»):

«Lo sé, lo sé, lo sé,

que un hombre a los cincuenta años

tiene siempre las manos limpias

y yo me las lavo dos o tres veces al día;

pero sólo me veo las manos sucias

me acuerdo

de cuando era mozo».

(Pequeña evocación sobre el gran guionista italiano que acaba de morir)

(Imágenes:- 1.-Tonino Guerra.-ravennaedintorni. it/ 2.-Tonino Guerra.-ilrestodelcarlino.it/ 3.-Tonino Guerra con la viuda de Antonioni.-it ibtimes.com)

BALADA TRISTE DE LA MARIPOSA BLANCA

«Entre las rosas de la primavera

una dorada y lírica mañana,

nieve de oro sobre el agua azul,

apareciste

¡mariposa blanca!

Nieve de oro sobre el agua azul,

le prendiste tus alas a mi alma,

y mi alma volaba entre las rosas

primaverales,

¡mariposa blanca!

De luto fue la nieve, verdinegro

fue el cristal matutino de aquel agua;

¡oh, qué derrumbamiento de rosales!

… Y tu, ¿qué hacías,

mariposa blanca?».

Juan Ramón Jiménez.- «Balada triste de la mariposa blanca«.- «Baladas de Primavera» (1907)

(en el primer día de la primavera)

(Imagen. –Vu Cong Dien)

RELEO

«Releo tu carta, a la sombra del cielo azul de la sombrilla.

A mis pies, el mar muelle se ondula rítmico en la arena.

Se orea el canto. El mar hasta la boyas se asemeja a tus ojos de algas y de arena

hasta la masa profunda de altamar, donde florecen todos los milagros

bajo los gritos blancos de las gaviotas, la espuma de las piraguas alargadas.

Por la playa rítmica, los patos salvajes sueñan en bandadas, inmóviles y mudos.

Yo sueño en mi hijo último, el hijo del porvenir de ojos de palma, de ojos de pozo sin fondo.

Sus cabellos lisos fulguran con destellos leonados.

¿Dónde está di la hija de mi esperanza muerta, Isabel la de ojos claros o Sukeina de seda negra?

Me escribiría cartas con temblor de alas locas

con imágenes coloreadas, con grandes animales de ojos de Serafín

con pájaros-flores, serpientes-manatíes tocando trompetas de plata.

Porque existe, la hija Poesía existe. Es mi pasión su búsqueda

La angustia que me hiere el pecho, de noche

la joven recatada con los ojos bajos, que oye crecer sus pestañas sus uñas alargadas.

Y tú preguntas:

– ¿Pero ¿por qué esta bruma y estos espejismos al fondo de tus ojos en calma?

– Bello es el mar y suave el aire, como en otro tiempo al borde de los Grandes Lagos».

Léopold Sédar Senghor.- «Releo».- de «Lettres d´hivernage» (1972)

(Imágenes.- 1.-Vadim Balakin.-vadimbalakin com/ 2.- Matt Bridger/ 3.-Richard Ernst Eurich/ 4.-los grandes lagos.-panorama por descubrir com).

EL RECADO DE ESCRIBIR

» Al acercarnos al periodismo, cuando un destacadísimo articulista español como fue González Ruano, confiese cómo escribe en el café sus piezas periodísiticas, lo hará dibujando ese mismo escenario donde trabaja, como así lo recoge en su colaboración El recado de escribir:

“En la tarde turbia de primavera de Madrid, desigual, árida y desapacible, según la cojamos a un lado u otro de un cuarto de hora, el amigo de los enormes diálogos, aquel que tantas noches nos ayudó a enterrar la noche en la fosa lívida de las primeras claridades, dijo, con cierto asombro:

‑¿Y puedes escribir un artículo con tan poca cosa?

‑La pena es no poder escribir un libro sobre cada una de estas pequeñas cosas. En un artículo no cabe, en realidad, ese tema, tremendamente importante, de El recado de escribir.

Y así es.

A los no habituales del café y a la nueva generación de la estilográfica habrá pasado desapercibido este mundo, que encierra en sí el recado de escribir. El recado de escribir consta oficialmente de un tinterillo, generalmente con tapón de corcho; un manguillero con su pluma arañante y una carpeta de hule negro, donde alguna vez hay un papel secante, además de un pliego y un sobre. Los clientes postales piden al cerillero del café el recado entero. Cuando el parroquiano especifica que no quiere más que tintero y pluma se sobreentiende algo más de que lleva papel: se sobreentiende que es literato. Esta atroz realidad la intuye, en la primera vez que el hecho se produce, el cerillero y la confirma, ya que por su experiencia, el camarero, que sabe muy bien que el literato es su enemigo natural.”

González Ruano está en ese momento sentado en ese viejo café madrileño llamado Teide ‑hoy desaparecido‑ y todo lo de alrededor ‑y él mismo‑ lo transforma (como Camba) en artículo.

«Una investigación muy frecuente entre las gentes amables que conocemos por primera vez es ésta ‑comenta en su texto Cuartilla en blanco‑:

«‑A mí lo que me asombra es que todos los días se le ocurra algo, que encuentre cada día un tema sobre el que escribir.

En alguna ocasión hubiera uno contestado:

-A mí también, señora.

Pero no hubiera sido enteramente cierto. Lo único que no puede producir sorpresa es la costumbre.

Sucede que la frecuente investigación generalmente engloba o sinonimiza dos circunstancias que no tienen por qué pertenecer al mismo mecanismo profesional, mental: la de que a uno se le ocurra todos los días algo y la de que todos los días encuentre un tema. Es bien distinto (…)

El tema, efectivamente, no surge cada día. Hay jornadas en que se repasan una y mil veces los periódicos y no nos seduce ningún tema. No es que no los haya, claro está, sino que no nos valen. A cada uno “nos van” determinadas cosas, y otras, aun interesándonos, no tienen el suficiente e íntimo eco literario y periodístico. En suma, no las podemos aceptar como tema propio. En cambio, lo de que a uno se le ocurra algo diariamente es, creo yo, fatal y pertenece, más que a otra cosa, a un cierto y natural dominio del oficio.

Sobre la mesa, la cuartilla en blanco incita y excita. Ahí la ha puesto Dios para que la llenemos de algún modo. Y el modo surge, aunque no haya tema. En cuanto damos las primeras chupadas al primer pitillo matinal. ¡Pues aviados estaríamos de lo contrario! Es la necesidad la que crea la función, la puesta en marcha. Si sabemos que a las once y cuarto van a venir a recoger las cuartillas que deben publicarse esa noche, ¿cómo podemos no ponernos a escribir a las diez o a las diez y media?

Todo lo más que puede ocurrir es que empecemos el segundo pitillo y el segundo café, y que empecemos también a escribir sin título y aun sin la menor noticia de a dónde vamos. Eso importa poco. Las palabras tienen una magia especial, tiran las unas de las otras, son “algos” que de manera fatal formarán un “todo”.

Hoy Ruano quizá escribiría en la pantalla del ordenador ‑no es nada probable‑, pero lo que sí haría indudablemente es aprovechar todos sus utensilios como materia literaria, como motivo periodístico: cantaría sin duda a las teclas, a las yemas de los dedos, al pulso febril del aparato misterioso, al ojo de la pantalla iluminada, al silencio de la vertiginosa e infinita transmisión de la velocidad. También a ese fondo inmenso de ordenado desorden, a ese trastero tecnológico que nunca sabremos dónde está y que llaman “papelera de reciclaje”.

“¿Está usted seguro de que quiere enviar esto a la papelera de reciclaje?”, le preguntaría la máquina al pensamiento, a las palabras del escritor.

Y Ruano dudaría.

Pero todo sería artículo en él ‑también esto, también esta duda‑ porque todo en él se convirtió siempre en artículo para el periódico. Todo le servía».

JJ Perlado:- «El artículo literario y periodístico -Paisajes y personajes».- págs 19- 21)

(Imágenes:- 1.-poeta en el café.- dibujo de Guncser del escritor Frigyes Karinthy en «La cocina de Hungría» de George Lang/ 2.-café Montmartre .-Santiago Rusiñol.- 1890/ 3.-Epytafe)

PIAZZA DI SPAGNA

«Será un cielo claro.

Se abrirán las calles

sobre la colina de pinos y piedra.

El tumulto de las calles

no cambiará aquel aire quieto.

Las flores rociadas

de colores, en las fuentes,

harán guiños como mujeres

divertidas. Las escaleras

las terrazas las golondrinas

cantarán al sol.

Se abrirá aquella calle,

las piedras cantarán,

batirá el corazón con sobresalto

como el agua en las fuentes  —

será ésta la voz

que subirá tus escaleras.

Las ventanas sabrán

el olor de la piedra y del aire

matutino. Se abrirá una puerta.

El tumulto de las calles,

será el tumulto del corazón

en la luz perdida.

Serás tú – quieta y clara».

Cesare Pavese.-«Pasaré por la Piazza di Spagna«.(1950)

(Imagen:- Piazza di Spagna.-sobreitalia. com)

ESCENAS DE LONDRES

«El encanto del Londres moderno consiste – decía Virginia Woolf – en que no ha sido construido para durar, ha sido construido para pasar. Su vidriosa calidad, su transparencia, sus altas olas de yeso coloreado dan un placer y alcanzan unos resultados que son diferentes de aquel placer y aquellos resultados que deseaban y perseguían los antiguos constructores y sus clientes, la nobleza de Inglaterra. Su orgullo les exigía la permanencia. Nuestro orgullo, al contrario, parece complacerse en demostrar que somos capaces de lograr que las piedras y los ladrillos sean tan transitorios como nuestros deseos».

«No construimos para nuestro descendientes, que quizá vivan en las nubes o bajo tierra, sino para nosotros y para nuestras necesidades. Derribamos y construimos de nuevo tal como esperamos ser derribados y ser de nuevo construidos. Este es un impulso que favorece la creación y la fertilidad. Se incita al descubrimiento y se pone la invención alerta».

Todos los tipos de Londres, sus calles, sus casas, sus discursos y sus nieblas, son retratados en las páginas de los escritores y a a su vez se dejan retratar por las cámaras de los fotógrafos. No se sabe quién llega antes, si el fotógrafo o el escritor, y sobre todo quién llega más profundo, quién puede llegar más lejos, si las palabras o las imágenes.

Escenas de Londres narradas por el ojo de  Virginia Woolf,

Escenas de Londres recogidas por el ojo de E. O. Hoppé..

(Imágenes.-1.- E O Hoppé,.estación del metro.-Hoppé Estate Collection/ 2,.Hoppé.-Fundación Mafre/ 3.-Hoppé.-Londres,.1934/ 4.-EO Hoppé.-Londres.-.Estate Collection/ 5.-Hoppé.-camareros del Savoy dando de comer a las aves.- Londres.-1937.-Hoppé Estate Collection)

APUNTE AL ATARDECER

«Atardece.

Un oro veneciano

Giorgione o Ticiano

en el ambiente.

Más bellas y armoniosas

que nunca las mujeres.

Una música anida

en la casa de enfrente.

El paisaje se alarga

horizontalmente.

Como una mariposa

el sol se posa en mi frente».

Gerardo Diego: «Apunte».

(Imágenes:- 1.-Giorgione.-paisaje al atardecer.- National Gallery/ 2.-Giorgione.-detalle de «La Tempestad».-Galeria de la Academia.-Venecia – .Museo Giorgione)

ILUSIONES DEL CINE

«Hay cineastas – dice Martin Scorsese – que aseguran que nunca saben hacía dónde van cuando hacen una película, que la van elaborando sobre la marcha. En el nivel más más alto, Fellini sería, sin duda alguna, el ejemplo principal. Pero no me lo creo del todo. Pienso que siempre tenía una cierta idea, por muy abstracta que fuera, de adónde se dirigía. También hay cineastas que tienen un guión, pero no saben exactamente cuáles van a ser los ángulos o los planos de una determinada escena hasta el ensayo de esa escena, o incluso hasta el día del rodaje. Conozco a gente que puede trabajar así; no creo que yo pudiera hacerlo. Necesito haber decidido los planos con antelación, incluso si es todo teórico. Como mínimo, necesito saber todas las noches cuál va a ser la primera toma del día siguiente. En algunos casos, si decidiera incluir escenas que no estaban previstas y que no son vitales para la historiia, podría ser divertido ir completamente desnudo y ver qué puedo hacer allí mismo. Pero no lo recomiendo. Hay que saber adónde vas y hay que tenerlo plasmado en papel. El guión es lo más importante, aunque tampoco hay que convertirse en un esclavo del guión, porque si el guión lo es todo, simplemente te pones a fotografiar el guión. El guión no lo es todo; lo que es todo es la interpretación, la interpretación visual de lo que tienes en el papel».

Cuando en «La invención de Hugo» nos acercamos a ese personaje que nos espera y nos mira desde su pequeña tienda parisina representando a Georges Méliès – el ilusionista, el hombre de los trucos – parece que volviéramos a leer lo que en la «Historia del cine» de Román Gubern se nos dice de él:

«Durante catorce años – recuerda Gubern – el fundador del espectáculo de sombras animadas había caído en el olvido y ni los aplausos, ni los discursos, ni los homenajes, ni las condecoraciones resolvieron los problemas del anciano Méliès, que siguió abriendo puntualmente cada mañana su puestecito de la estación de Montparnasse, para ganarse el sustento trabajando durante quince horas diarias». El sociólogo Edgar Morin ha glosado detenidamente esa figura de Méliès en «El cine o el hombre imaginario» (Seix Barral) destacando su texto capital, «Les Vues Cinematographiques«, de 1907, que suscita enseguida la imitación, los dobles y los fantasmas en esa linterna mágica que proyecta sus luces sobre la oscuridad. Es lo que Morin denomina «la metamorfosis«, el paso del cinematógrafo al cine: «Méliès distinguía las películas– dice Morin– según dos categorías, la de los temas compuestos o escenas de género y «la de las vistas llamadas de transformaciones». Méliès no innovó en la primera categoría. Edison ya había pensado en hacer del film una especie de espejo de la escena de «music-hall«. Méliès saltó con los pies juntos sobre el espejo tendido por Edison y los hermanos Lumière, y fue a dar en el universo de Lewis Carrol. La gran revolución no fue sólo la aparición del doble en el espejo mágico de la pantalla, sino también el salto sobre el espejo. Si original, esencialmente, el cinematógrafo Lumière es desdoblamiento, el cine Méliès, original y esencialmente, es metamorfosis«.

Es en el cántico a la figura de Méliès donde Martin Scorsese quiere avanzar en «La invención de Hugo». Con el engranaje de sus ruedas precisas y el encadenamiento de las situaciones, la relojería cinematográfica no sólo mueve las piezas materiales que giran en la pantalla sino también la nostalgia y la poesía.

El cine canta al cine. Nos entra por los ojos la singular interpretación visual de lo que el director tiene sobre el papel, tal como Scorsese desglosa en sus lecciones.

(Imágenes:- 1, 2 y 3 : escenas de la pelicula «La invención de Hugo»/ 4.-Martin Scorsese dirigiendo a un actor en la misma película)

EL PUENTE DE WESTMINSTER

«Nada puede mostrar la tierra más hermoso:

seca estaría el alma de todo el que pasara

sin caer en la cuenta de visión tan excelsa.

Esta Ciudad viste ahora el traje

de la hermosa mañana; silenciosa, desnuda,

barcos, torres, cúpulas, teatros y templos

yacen abiertos a los campos y al cielo.

Todo brilla y fulgura en el aire limpio.

Nunca bañó el sol con más belleza

en su esplendor primero colinas, rocas, valles.

¡Y yo nunca vi ni sentí calma tan profunda!

El río se desliza dulcemente a su antojo;

¡Dios mío!, las casas parecen dormir;

¡y todo este poderoso corazón duerme apacible!».

William Wordsworth: «Escrito en el puente de Westminster«, 3 de septiembre de 1803

(Imágenes:- 1.- Canaletto.-El primer puente de Westminster.-1746.-wikipedia/ 2.-Samuel Scott.-1750.-arco del viejo puente de Westminster.-TATE.-Londres)

MARZO EN LAS ISLAS GRIEGAS

«Hay más de dos mil islas griegas, muchas de las cuales no son sino un simple peñón, a lo sumo un campo, hasta el cual lleva el pastor su rebaño, por mar, para que paste –cuenta Lawrence Durrell en su libro «Las islas griegas» (1978) -. Las islas habitadas difieren mucho en su tamaño y población, desde un pueblecito de cien almas hasta la gran Samos, por ejemplo, que cuenta al menos con dos grandes ciudades. Algunas de las pequeñas están a merced del propietario de la barca, y el turista sólo las verá por casualidad».

«El primer cuco y los primeros vientos de primavera llegan en marzo» – nos sigue explicando Durrell -. En las islas más meridionales las primeras cigarras empiezan a dar la bienvenida al sol, y las golondrinas a construir sus nidos en los aleros de las casas. («Destruye sus nidos y te saldrán pecas«, dice el dicho popular). El día uno de marzo, los chicos hacen una golondrina de madera, la adornan con flores y van de casa en casa pidiendo dinero y cantando una cancioncita que varía de unos lugares a otros. Es una costumbre antiquísima, ya mencionada por los autores clásicos».

«En algunas de las islas, los campesinos piensan que en marzo trae mala suerte regar o plantar vegetales durante los tres primeros días del mes. Los árboles que se planten se secarán. El sol de marzo quema la piel; un hilo rojo y blanco en la muñeca impedirá que sus hijos sufran las quemaduras solares».

«Empiezan también en marzo a florecer algunas orquídeas de color púrpura que crecen en las zonas pantanosas. Aparecen los lirios. El lirio amarillo, de color brillante, asoma en las acequias y en otros lugares pantanosos con sus banderas como de cuarentena».

«Todavía se encuentran narcisos en marzo; las anémonas van desapareciendo; y aún se hallan hierbas doncellas. Por su parte, el naranjo y el brezo están en plena floración».

«Cuando partas para Ítaca ( escribió Kavafis)

ruega que tu camino sea largo,

lleno de aventuras y descubrimientos.

Lestrigones, Cíclopes, encrespado Poseidón,

no los temas, nunca encontrarás

tales apariciones si tus pensamientos son altos,

siempre que la gran aventura estimule

espíritu y mente.

Lestrigones, Cíclopes y encrespado Poseidón,

no los encontrarás a menos que tu pensamiento

los haya albergado y los haga emerger».

«He bajado a sumergirme en el mar cálido y diáfano – escribe Nikos Kazantakis a Eleni Samios en 1933 –y luego me he tendido en una roca para secarme. Me dejo invadir  por una ligera somnolencia y esta tarde no trabajaré, saboreando la dicha futura. Vendrás, verás este mar y tendrás la visión divina del Sarónico. Aquí se encuentra la sublime soledad y la dulzura: como si nos hallásemos en el fin del mundo y nada pudiera molestarnos».

Los cristales de las islas bajo el sol de tantos viajeros y poetas nos evocan lo que hoy nos ocultan de Grecia los telediarios.

Al otro lado de los estremecimientos económicos y los temblores bursátiles, extendida en el tiempo, sigue reposando impasible la prosa del mar.

(Imágenes:–1 y 2-islas griegas/ 3 y 4-isla de Santorini.-wikipedia/5.-isla de Naxos/6.-isla de Siros/ 7.-isla de Amorgos/ 8- isla de Lefkada)