«Si existen libros de provecho – recordaba Leopardi – pienso que los más provechosos son los poéticos, digo poéticos tomando este vocablo en su sentido más amplio, es decir, libros destinados a estimular la imaginación, ya sean éstos de prosa o de versos. Ahora bien, ninguna estima le tengo a la poesía que, después de leerla y meditarla, no deja en el ánimo del lector un sentimiento noble que, por media hora, le impida tener un pensamiento vil o realizar una acción indigna».
«Un poema – decía a su vez Eliot – no es lo que el poeta se propuso ni lo que el lector concibe, ni su funciòn queda por completo restringida a la que el autor se proponía o a la que realmente cumple cerca de los lectores. Aunque la cantidad y la calidad del placer que una obra de arte ha proporcionado desde que fue creada no es irrelevante, no la juzgamos a esa luz; lo mismo que no nos preguntamos, tras conmovernos hondamente con la contemplación de una obra arquitectónica o la audición de una pieza musical, ¿qué provecho he sacado de este templo, de esta música?».
Temas constantes sobre utilidad y contemplación – ese «estar- fuera-de- sí» -, varias veces comentados en Mi Siglo.
(Imagen: Maxfield Parrish.-ilustración para Tolonia.-1903.- colección privada)

Quizá haya una pregunta previa, que si respondemos o sabemos responder aclare un poco esta vieja cuestión: ¿por qué el ser humano escribe y necesita de la poesía? Personalmente, por más vueltas que le doy no hallo respuesta que me satisfaga del todo.
Creo, Amando, que la poesía – precisamente porque necesita cuidadísima elección de palabras, selección concentrada, síntesis de un pensamiento, fijacion intensa de la belleza – puede ser la expresión que a veces el ser humano necesita para contar y cantar cuanto ve. Shelley, en su «Defensa de la poesía» y Eliot en su «Función de la poesía y función de la crítica», entre otros, nos pueden ayudar en esta pregunta que te haces.
Un abrazo.
Muy interesante este blog. Creo que el fin de la poesía, en general, es inmortalizar una vivencia, un hecho. Las palabras vuelan, pero los textos permanecen (o al menos pueden hacerlo…). Creo que detrás de la poesía hay una búsqueda de prolongar lo efímero, de inmortalizar el momento.
Efectivamente, la poesía queda fijada en el texto, queda fijada la vivencia gracias a las palabras, la inspiración y la emoción permanecen y se aquietan en las páginas. Gran libro, «Función de la poesía y función de la crítica,» de Eilot.
Muchas gracias, Antonio, por tu comentario. Seguiré tu blog.
Cordial y afectuoso saludo.
Un poema es juntar palabras que andaban sueltas y sin mayor sentido y que al unirse parezcan destinadas a estar juntas desde siempre.
Mari Luz,
Sí, un poema siempre es un misterio de síntesis y de belleza.
muy agradecido por tu comentario.