“En los márgenes de los libros yo he escrito mucho durante años. Quizá treinta, cuarenta años. Sigo haciéndolo. Ha cambiado mi letra pero no mi curiosidad. Cuando abro de nuevo el “Rilke” de Angelloz , por ejemplo, leo mi letra en los márgenes y me lleva a mañanas solitarias — las seis, las siete de la mañana, antes de irme a la Universidad —en donde Rilke me hablaba y me habla, hablaba también Rodin con sus consejos: trabajo y paciencia. La paciencia me ha acompañado a esas horas, me ha acompañado siempre, hemos ido la paciencia y yo buscando un banco ante el mar, en el campo, la paciencia se ha sentado conmigo y me ha abierto la página del trabajo, el dedo de la paciencia me ha ido indicando la cita de Rodin, la de Rilke la de Proust, la de Tolstoi, la de Woolf, me ha ido indicando qué debía anotar, corregir, analizar, cómo no tenía que correr, cuánto había que esperar, apuntar las sorpresas, dejar testimonio manual de aquello que me estaba formando, el libro de los márgenes, el libro de mi letra personal, subrayados, flechas, pensamientos, regalos asombrosos de autores, ocupaciones, ideas, obsesiones, inquietudes.
Uno quizá debía de publicar los márgenes de lo que escribió en su día durante años mientras iba leyendo. Es un río de pensamientos. Viene la paciencia y el trabajo a lo largo del río y me entrega años de lectura y de silencio.
José Julio Perlado
(Imagen- Diario de Katerine Mansfield – 6 septiembre 1911)