«Y, sin embargo, bosques, y sin embargo, mares,
no estamos solos, nunca
nadie está solo, sino
aquellos que están muertos de verdad en la vida,
con la sangre y los ojos y el corazón cerrados
a las profundas luces y sombras que los ciñen.
Yo os pueblo, mares, de mis cosas. Bosques,
de mis cosas también yo os pueblo. Sombras
no son. Mirad esa muchacha. Vedla
cómo marcha a mi lado entre los troncos
y sale al mar, entrándome en las olas.
Y, sin embargo, bosques, y sin embargo, mares,
parecéis que estáis solos,
como yo lo parezco también hoy
tan distante de vuestros verdes ámbitos.»
Rafael Alberti.– «Y, sin embargo, bosques…» («Poesía de España») (1960)
(Imágenes.- 1.- Renoir/ 3.-Monet.-1919)


Yo le regalo don Julio la poesía de Vicente Gerbasi
Mi ser fluye en tu música,
bosque dormido en el tiempo,
rendido a la nostalgia de los lagos del cielo.
¿cómo olvidar que soy oculta melodía
y tu adusta penumbra voz de los misterios?
He interrogado los aires que besan la sombra,
he oído en el silencio tristes fuentes perdidas,
y todo eleva mis sueños a músicas celestes.
Voy con las primaveras que te visitan de noche,
que dan vida a las flores en tus sombras azules
y me revelan el vago sufrir de tus secretos.
Tu sopor de luciérnagas es lenta astronomía
que gira en mi susurro de follaje en el viento
y alas da a los suspiros de las almas que escondes.
¿Murió aquí el cazador, al pie de las orquídeas,
el cazador nostálgico por tu magia embriagado?
Oh, bosque: tú que sabes vivir de soledades
¿adonde va en la noche el hondo suspirar?
Maria,
Muchas gracias por la poesia y tu comentario.