Van y vienen las vidas ocultas por estas escaleras, retomando los escalones en caracol y pasando veloces ante los ventanales. Todas las vidas, las risas, las precipitaciones, las carreras, los pensamientos, todas las conversaciones y gestos que el humo se ha llevado, todos los zapatos y murmullos y aquellas confidencias que subieron y bajaron entre sofocos, los besos, los abrazos, los duelos, las separaciones, aquella tarde en que se reveló la increíble verdad, aquella mañana de la feliz noticia, ¡cómo bajaban raudas las puntas de los pies al decirla y cómo la barandilla sujetaba las emociones!, todas las paredes hablaban, todas las manchas de las paredes se abrían para escuchar, no, no era cierto todo aquello, no podía ser cierto, ¿ o sea que al primogénito le habían…? ¿ y entonces…?, entonces los cuchicheos, los dibujos de los peldaños habían oído ya toda clase de historias, y las historias, al subir y bajar, iban cambiando las versiones, las modificaban, cada uno contaba la sombra de su verdad y la cabeza de la verdad iba rodando boca abajo tropezando contra hierros de la escalera, y la verdad quedaba ya descabezada.
Así hablan las escaleras antiguas y las casas deshabitadas siempre que un escritor se acerca a verlas.
Texto : José Julio Perlado
(Imagen.- Pati Makowska .-abc.es)