«Cuando el sol va a estudiar viene en mi ayuda;
algo tiene hoy la luz interminable;
¡deja que el sol en tu silencio hable,
el sol que en primavera se desnuda!
Un viento casi escrito, una menuda
expectación de vida irreparable
y esta visión melódica y probable
del aire, al fin, en primavera muda.
Todo empieza a vibrar en la distancia,
y hay un olor de tierra hacia la infancia,
hay tibiezas de miel y establo viejo;
ya es nuestro el corazón, la sangre gira,
y en el latir del cielo abril se mira
igual que una violeta en un espejo».
Luis Rosales: «De cómo vino alegremente la primavera» («Sonetos de abril«) («La estatua de sal» 1935-1939)
(Imágenes:-1 y 2.-Jasmina Danowski-.2008 y 2009 .-Sapnierman Modern.-Nueva York.-artnet)
MI SIGLO 
Qué maravilla los sonetos de abril de Luis Rosales! Nació en mayo y murió en abril.
A mí la primavera me resulta en cierto sentido desconcertante. Desencontrada. Ella viene siempre tan alegre y a mí me encuentra así, tan cansada.
Y si hay regreso a la infancia, siempre ocurre en verano.
Siento ser tan «rarita»… 😦