VIAJES POR EL MUNDO (27) : COIMBRA

 

“Cuando al acercarme en tren se me apareció  la visión  panorámica  de Coimbra, trepando sus casas por la colina en que se asienta y dominada por la Universidad a que hace cabeza su torre —escribía Unamuno —, la saludé como a una vieja conocida. Es una torre académica, no una torre eclesiástica, la que corona la ciudad, académica también, de Coimbra. Ninguna de sus catedrales, ni la vieja ni la nueva, se destaca a lo lejos. (…) Coimbra cabe decir que concentra la historia toda legendaria  y poética de Portugal; Coimbra ha sido la iniciadora de sus movimientos espirituales.(…) Visitando la Universidad, ahora en verano, a principios de agosto, cuando arrastran los primeros exámenes de prueba de curso y los bedeles, con sus ociosos espadines al cinto, bostezan en los bancos del patio, no cabe darse cuenta de lo que este hogar intelectual de Portugal es en tiempo de estudios, cuando pululan por las rúas y cruzan con   ojos cazadores los estudiantes en pelo, con sus negras levitas, alborotada la melena al aire y su flotante capa, llevando en la mano la “seventa”, los apuntes o una carta de amor.

(…) Coimbra, Coimbra, tierra de encanto,, vivero de la poesía de un pueblo que vive por el amor y por el amor muere, Coimbra posada como una paloma junto al Mondego, ¡qué remanso en la corriente!”

 


 

(Imágenes—1- Coimbra- premium/2- Universidad de Coimbra)

VIAJES POR EL MUNDO (25) : CALLES DE JAPÓN

 

 

“Por entonces Japónescribe el comerciante en objetos de arte Philippe Sichel en el siglo ´XlX — era un tesoro oculto de objetos de arte que uno podía adquirir a precios de ocasión. Las calles de las ciudades estaban llenas de tiendas de rarezas, telas y cosas empeñadas. Turbas de mercaderes se agolpaban a la puerta de uno al amanecer: vendedores de papiros o comerciantes de bronces que llevaban la mercancía en carretillas. Había incluso paseantes que muy de buena gana vendían cosas que se sacaban de debajo de la faja que se ceñía en su kimono. El aluvión de ofertas era tan incesante que uno acababa abrumado de cansancio y casi de repulsión por comprar. Sin embargo, aquellos traficantes de objetos exóticos eran comerciantes amistosos. Actuaban de guías, regateaban en nombre de uno a cambio de una caja de dulces infantiles y sellaban tratos comerciales ofreciendo en honor de sus representados grandes banquetes que culminaban con cautivantes actuaciones de bailarinas y cantantes.”

 

 

(Imágenes—1-Shin Yanagisawa- 1972/ 2-matsuri . festival japonés)

VIAJES POR EL MUNDO (22) : TOKIO

 

 

”La sala de las audiencias del palacio imperial – cuenta Engelbrecht Kaempfer en su visita a Tokio en 1692 – consiste en varias habitaciones orientadas hacia un punto central, algunas de las cuales estaban abiertas y otras cerradas por biombos y celosías.  El emperador y su consorte  imperial se sentaron tras las celosías de nuestra derecha. Como el emperador me había ordenado bailar, tuve la oportunidad de ver un par de veces  a la emperatriz a través de los huecos de las celosías y pude fijarme que tenía un rostro bello y moreno, de ojos negros y europeos, llenos de fuego, y por la proporción de su cabeza, que era enorme, estimo que era una mujer alta de cerca de 36 años de edad (…) El propio emperador estaba en un lugar tan oscuro, que no se advertía su presencia  hasta que su voz lo delataba, a pesar de que el emperador hablaba en voz baja, como si tuviera la intención de pasar de incógnito (…) La galería a nuestras espaldas estaba ocupada con los oficiales de alto rango de la corte del emperador y los caballeros de cámara. Después de que los inspectores de asuntos exteriores nos condujeran  a la galería ante la sala de audiencias, uno de los consejeros de estado de segundo grado llegó para recibirnos allí.

 

 

(…) El emperador, que hasta ese momento se había sentado entre las damas, a una distancia considerable de nosotros, se aproximó entonces y se sentó a nuestra derecha tras las celosías, tan cerca de nosotros como le fue posible. Entonces nos ordenó quitarnos nuestra capa o nuestro manto, que era nuestro vestido de ceremonia y que nos pusiéramos en pie, para poder vernos mejor, nos ordenó andar, que nos quedáramos quietos, que nos halagáramos entre nosotros, que bailásemos, que saltáramos, que nos hiciéramos pasar por borrachos, que hablásemos un mal japonés, que leyéramos en holandés, que pintáramos,  que cantáramos, que nos pusiéramos nuestros atuendos y que nos los quitásemos. Mientras tanto obedecimos las órdenes del emperador lo mejor que pudimos, a mi danza le agregué una canción de amor en alto alemán. De esta manera y con innumerables trucos de feria, sufrimos para contribuir a la diversión del emperador y de su corte.

 

 

Sin embargo, el embajador se libró de estas y otras órdenes por el estilo, ya que como él representa la autoridad de sus señores se tiene cuidado en que no haga nada que pueda perjudicarlo o lastimarlo. Además él tenía un semblante tan severo y un comportamiento tan serio que fue suficiente para convencer a los japoneses de que no era la persona adecuada para hacerle objeto de unas órdenes tan ridículas y cómicas como aquellas. Tras habernos ejercitado así durante dos horas, aunque con una gran y aparente urbanidad, algunos sirvientes con la cabeza afeitada aparecieron y pusieron ante nosotros una pequeña tabla con viandas japonesas y un par de palillos de marfil en lugar de cuchillos y tenedores. Tomamos y comimos algunos bocados y, a nuestro intérprete principal, aunque apenas podía caminar, se le ordenó recoger las sobras. Entonces se nos ordenó ponernos de nuevo nuestros mantos e irnos, lo que hicimos con gran alegría y premura, finalizando de este modo esta segunda audiencia con el emperador.”

 

 

(Imágenes-1-Utagawa Kunyoshi- sackler Gallery/ 2-Tosa Mitsouki- Wikipedia/ 3-Hiroshige- Wikipedia/ 4- Tokiwa Mitsunaga)

VIAJES POR EL MUNDO (20) : BANGKOK

 

“Todo el reino de Siam pertenece al Rey. El Rey es dueño del suelo, de los edificios, de los habitantes y de la riqueza de los habitantes – así lo relataba en una de sus crónicas Eca de Queiroz -. Puede, si quiere, donar, hipotecar, tocar o vender el reino con todo lo que está dentro de las fronteras. Es una posesión agradable. El pueblo, por su parte, considera al Rey, no como su dueño, sino como su dios. Y la fórmula religiosa que define las relaciones y deberes entre pueblo y Rey es ésta: “Del Rey recibe el pueblo, la vida, el movimiento y el ser.”

El Rey tiene un nombre inmenso; se llama Prabat-Tomedetch- Pra – Paramandir, etc, etc. Todo él no cabría en cincuenta líneas. Y cada vez que se habla del Rey (sólo los nobles gozan de ese privilegio) , es de etiqueta invocarlo con todo el nombre. Una conversación con su Majestad dura así largas y largas horas por causa del nombre. En realidad, la más laboriosa y pesada ocupación de la corte es pronunciar el nombre del Rey.

 

 

Personalmente, el Rey es un hombre excelente, culto, afable, gracioso, bondadoso. Sus modales tienen nobleza. Lo que le echa a perder  es su ilimitado poder, su posición de divinidad y la prodigiosa e inverosímil adulación que le rodea. Así es una regla, cumplida con fervor, que todo siamés que tiene una hija bonita la dé como regalo al Rey. Y el Rey, a pesar de ser joven, de no contar aún cuarenta años , ya tiene ¡ciento ochenta y tantos hijos!… Todos ellos, esposas e hijos, viven en el palacio, que ofrece las proporciones de una vasta ciudad. Hay calles enteras de esposas. Hay barrios enteros de hijos. Toda esta inmensa familia vive con un lujo inmenso, y el Rey, a pesar de disponer de todas las riquezas de Siam como suyas, está horriblemente empeñado en Londres. A veces, sin embargo, él mismo procura hacer economías; el Rey, por ejemplo, dio órdenes para que, por economía, no se herrasen más los caballos de las caballlerizas. Había cien jinetes: eran cien herraduras ahorradas.

 

 

El Rey nunca sale de palacio; no conoce su reino; sólo conoce su capital, que es Bangkok. Cuando en ocasiones da un paseo, eso es una gran fiesta, una gran gala. Las calles son allanadas y aireadas; se pintan las casas; los canales reciben una rápida limpieza; toda la población se lava y se cubre de joyas, y para que no llueva se celebran rogativas en los templos. Después el Rey se recoge, y por muchos y muchos meses, Bangkok recae en su tradicional porquería y abandono. Si no hay palacio, no hay aseo. Por lo demás, el palacio es la nación.”

 

 

(Imágenes- Bangkok :- 1-nomadicmatt com/ 2-lionely planet/ 3-ypotubr/ 4-airwais)

VIAJES POR EL MUNDO (19) : SAN PETERSBURGO

 

 

“En última instancia – comentaba Joseph Brodsky al hablar de San Petersburgo – , se debe atribuir el rápido crecimiento de la ciudad y de su esplendor en primer lugar a la ubicua presencia del agua. El Neva, que se extiende a lo largo de veinte kilómetros y se bifurca justo en el centro de la ciudad, con sus veinticinco tortuosos canales, grandes y pequeños, brinda a esta ciudad tal cantidad de espejos, que el narcisismo resulta inevitable. Es como si la ciudad, reflejada a cada segundo por miles de metros cuadrados de una continua amalgama plateada, fuera filmada constantemente por su río, que descarga sus secuencias en el golfo de Finlandia, el cual, en un día soleado, parece un depósito de esas deslumbrantes imágenes. No es de extrañar que a veces esta ciudad dé la impresión de una egoísta redomada, exclusivamente preocupada por su aspecto. Es cierto que en semejantes lugares prestamos más atención a las fachadas que a las caras, pero la piedra no puede procrear. La inagotable y enloquecedora multiplicación de todas esas pilastras, columnatas y pórticos insinúa la posibilidad de que al menos en el mundo inanimado se pueda considerar el agua una forma condensada del tiempo.

 

 

Prro tal vez más que por sus canales y ríos esta “ciudad extremadamente premeditada”, como la llamó Dostoievski, se ha reflejado en la literatura de Rusia, porque el agua sólo puede hablar de superficies  y, además, expuestas. La descripción del interior mental y real de la ciudad, de sus repercusiones en la población y su mundo interior, pasó a ser el tema principal de la literatura rusa casi desde el día mismo de su fundación. Técnicamente hablando, la literatura rusa nació aquí, en las riberas del Neva. Si, como se suele decir, todos los escritores rusos “salieron del “abrigo” de Gógol”, conviene  recordar que éste fue arrebatado de los hombros de ese pobre funcionario precisamente en San Petersburgo, al comienzo mismo del siglo XlX.  Sin embargo, quien fijó el tono fue Pushkin en su “Caballero de Bronce”.

En el marco de la vida rusa de aquella época, la aparición de San Petersburgo fue similar al descubrimiento del Nuevo Mundo: brindó a los meditabundos hombres de la época la posibilidad de observarse a sí mismos y a la nación desde fuera. Dicho de otro modo, esta ciudad les brindó la  posibilidad  de objetivar el pais. Si es cierto que todos los escritores deben distanciarse  de su experiencia para poder hacer observaciones sobre ella, en ese caso la ciudad, al prestar ese servicio distanciador, les ahorró un viaje.”

 

 

(Imágenes-1- San Petersburgo – Julian Barrow/ – 1939/ 2- San Petersburgo –  Nikolai Dubovsky- 1898/ 3- San Petersburgo- Sadovnikov-1862)

VIAJES POR EL MUNDO ( 18) : EN LOS MARES DEL SUR

 

 

 

«Y si pones en duda lo que cuento, timonea tu barco por las ondas de los mares del Sur; cruza en tu ruta entre inmensas colmenas de corales en las que bulle de incontables vidas el esfuerzo constante; donde en torno del atónito barco, las medusas flotan como hinchazones irisadas; y camina la asteria en cinco dedos, rítmicamente, por las aguas mansas; y bajo mil espinas hacinadas vibra el huevo de mar entre las rocas, y un prodigio naranja se vislumbra donde la jibia entre timieblas duerme, anclada sobre abismos más profundos donde mora la ciega sierpe macho del mar, que con su novia besuquea los barcos que hace tiempo naufragaron, y descendiendo a la tiniebla eterna fueron en busca de sus fríos labios.”

(citado por Ruydard Kipling enUna realidad”)

(Imagen – Ralph Fleck)

VIAJES POR EL MUNDO (17) : NÁPOLES, LOS CENTAUROS

 

“Nadie conoce cuántos millones de motos circulan por Nápoles, siendo así que la inmensa mayoría son ilegales – describía Félix de Azúa -. Pero son los ciclomotores, los “motorini”, los que imponen la ley. Suelen ir conducidos por una pareja de muchachos fundidos en un solo y sudoroso cuerpo al que los nativos llaman cariñosamente “ los centauros”. Acostumbran a ser dos rapados, o un rapado y una diosa voluminosa; o dos diosas, la una rapada y la otra voluminosa. Pero no es infrecuente el trío: padre voluminoso, madre muy voluminosa y niño o niña rapaditos. He llegado a ver hasta cinco en cómodo equilibrio sobre su ”motorini”: abuela no voluminosa con criatura abrazada, más el trío familiar habitual, a ochenta por hora en contradireccción por la muy densa Via Roma en hora punta.

 

 

Lo que en una primera impresión puede parecer insoportable, se puede convertir en el mayor atractivo de la ciudad a poco que el forastero tenga vena de antropólogo. Puede uno pasarse horas y más horas observando la indescriptible habilidad con la que los centauros y las centauras esquivan toda clase de obstáculos humanos, animales, vegetales, minerales, y de orden público, sin sufrir ni una rozadura.

Está claro que sólo puede circular por Nápoles quien ha nacido allí. Todos los demás pertenecemos al ridículo mundo de quienes dudan antes de cruzar ( lo que provoca frenazos espantosos),  o de quienes se empeñan en respetar el semáforo ( lo que colapsa el tráfico).

 

 

Los peatones napolitanos cruzan por todas partes y de cualquier manera. Mejor dicho, no cruzan: se lanzan a la piscina de hierro, humo y fragor. Pero antes de hacerlo han emitido un conjunto de señales inaprensibles para los forasteros y muy  semejantes a los ultrasonidos de algunos insectos durante el apareamiento, que cualquier motorista, conductor de autobús y de camión, cualquier triciclo o ambulancia, captan al instante. El forastero observa atónito cómo el anciano cojo va haciendo su camino por entre el tráfico monstruoso con absoluta serenidad, cómo avanza a sacudidas, semejante a un resorte mecánico de ritmo cambiante, mientras las motos y los autobuses, los coches y los camiones le sortean a ciento por hora.

Pero al cabo de los días se comprende que Nápoles no es una ciudad caótica, sino dotada con otra modalidad de orden más sofisticado y complejo que el nuestro. A los napolitanos, que son gente habilísima, despierta, fogosa y de una vitalidad volcánica por contagio, les aburre el código de la circulación europeo y aplican su propio código de señales extrasensoriales”.

 

 

(Imágenes – 1- Calle de Nápoles / 2- Nápoles – 1950- Pier Giorgio Branzi/ 3- Nápoles 1958 – Leonard Freed/ 4- Nápoles – Sílvia Sala)

VIAJES POR EL MUNDO (16) : VENECIA

 

 

“Sobre el agua verde, azul o gris

de los canales y del Canal,

hemos recorrido Venecia

de San Marcos al Arsenale.

Al fuerte viento de la laguna,

que la orienta a su gusto,

he visto girar tu Fortuna,

!oh Dogana di Mare!

Sopla del Adriático,

débil brisa o siroco,

!mala suerte, si tu dedo me indica

Fusina o Malamocco!

La góndola nos balancea

bajo el felze y, con su mano

el  ferro golpea el silencio

que dormía en el aire marino.

El sol calienta las losas

en la Riva degli Schiavoni;

¡tus recodos y tus dédalos,

Venecia, los conocemos!

El agua riela; el mármol se mella;

los remos se hacen eco,

cuando se pasa por la sombra fresca

del Palacio Rezzonico.”

Henri de Régnier – “Venecia’ (traducción de Juan José Delgado Gelabert)

 

 

(Imágenes – 1-Edouard Manet – 1874/ 2-Anders Zorn -1874)

VIAJES POR EL MUNDO (15) : CONSTANTINOPLA

 

 

“Sin duda habrá oído usted hablar – le cuenta el escritor polaco Jean Potocki a su madre en el siglo XVlll – del cuidado que en Constantinopla se tiene con los perros y los gatos que pueblan las calles de esta ciudad. Pero esos animales no son los únicos que tienen derecho a la generosidad de los turcos. Un infinito número de tórtolas y palomas torcaces que viven libremente bajo los tejados, se acercan a las barcas cargadas de grano y parecen exigir con altivez su derecho, que por lo general se fija en una medida por barcaza.

 

 

Las aves acuáticas, de las que está cubierto el canal, apenas se apartan cuando el remo está a punto de tocarlas, y sus nidos son respetados, incluso por los niños que, en cualquier otra parte, serían sus enemigos naturales. En fin, la mutua confianza restablecida entre el hombre y los animales parece, de vez en cuando, devolver al observador a la infancia de la naturaleza; pero sin duda lo que acabará conquistándola en favor de los turcos, es su respeto por los árboles; cortarlos es un crimen enorme, que hace murmurar a todo el vecindario, de modo que nada hay que no se haga para evitarlo. He visto a menudo tiendas levantadas alrededor de un gran plátano que salía por encima del tejado y lo cubría con su follaje, o muros atravesados por una rama que no habían podido decidirse a cortar. Los viejos árboles están en su mayoría rodeados por una terraza que sirve para contener sus raíces. Los jóvenes tienen un abrigo de estera, y todo ello en terrenos que no pertenecen a nadie.”

 

 

(Imágenes-1- Walter Leistikow/ 2- Lesser Ury- 1909/ 3- Gustav Klimt- detalle del árbol de la vida – 1909)

VIAJES POR EL MUNDO (14) : PARÍS Y LOS AUTOBUSES

 

 

París está sin coches de alquiler – escribía el portugués Eca de Queiroz desde la capital francesa -, lo cual es, sobre todo en estos momentos, como el desierto sin camellos. Si en esta supercivilizada ciudad el servicio de ómnibus fuese fácil, exacto y rápido, la falta de carruajes no causaría disgustos, y hasta sería una saludable instigación para la economía. Mas el ómnibus, en París, es una institución rudimentaria. Es más fácil para un parisino entrar en el cielo que en un ómnibus. Para obtener el lugar de la bienaventuranza basta, según afirman todos los Santos Padres, tener caridad y humildad. Para obtener  el sitio del ómnibus, estas dos grandes virtudes son inútiles y hasta contraproducentes. Antes bien, el egoísmo y la violencia. Después de conquistar el sitio, la otra dificultad insuperable es salir de él por  aquel medio natural y lógico que consiste en apearse. Nunca se llega, sino cuando ya es necesario. Yo y un amigo partimos un día de la estación de Orleans: yo, en el tren para Portugal; él, en el ómnibus para el Arco de Triunfo. Cuando yo llegué a Madrid, supe por un telegrama que mi amigo iba aún por la plaza de la Plaza de la Concordia. Pero iba bien. El ómnibus en París es el gran refugio y el local del enamoramiento. Cuanto más larga la jornada, más duradero, por lo tanto, el encanto. Mi amigo encontró en el ómnibus la criatura de sus sueños. Era una rubia con pecas prometedoras. Cuando, por fin, llegaron al Arco de Triunfo, eran novios o algo peor. Son  esas pequeñas comodidades de la vida sentimental las que conservan la parroquia de los ómnibus”.

 

 

(Imágenes-1 wikimedia commons/ 2- topdeshnmag)

VIAJES POR EL MUNDO (13) : NUEVA YORK

 

 

Nueva York no es joven – decía Paul Morand – ; es más vieja que San Petersburgo. Su aventura será la nuestra. Defendernos contra las novedades de Broadway es rechazar ese orden establecido de antemano que se llama porvenir. “En suma – me decía Cocteau -, vas a Nueva York a que te lean el porvenir en la mano.” Exactamente. Y después a aplicar en Europa lo que allí he visto para poder predecir. Hay algunos que afirman que Nueva York no tiene nada de original. Mientras consigue tenerlo hay una arquitectura , unas maneras, un concepto de la vida puramente neoyorquinos, que trastornan al mundo. Se olvida demasiado que Nueva York ha sido lo que son, lo que fueron Londres o París; hace veinte años se veían aún amazonas en Central Park; la Prensa comenzó allí en el siglo XVlll, al mismo tiempo que comenzaba en Fleet Street la de Londres. Fue la Inglaterra industrial de comienzos del siglo XlX la primera que contaminó a una América todavía agrícola; por eso es injusto hacer responsable únicamente a ésta de nuestras desdichas y apartarnos de Nueva York como de un lugar espantoso, extraño.

(…) El plano de Manhattan está dibujado por el destino. Los límites estrechos de la isla le han encuadrado para siempre. Se estira hasta crujir. Sus metros, sus líneas aéreas, sus restaurantes y sus teatros están atestados, y, sin embargo, él aumenta. Nunca se os niega  la entrada en un vagón o en un autobús; hay siempre sitio para los últimos que llegan. “País elástico”, escribía Dickens. El salvajismo  de los indios, la crueldad de los piratas españoles, el misticismo de los cuáqueros, la anarquía de los irlandeses, la poesía de los soñadores alemanes de 1848, el nihilismo eslavo, Nueva York ese gran laboratorio, ha ensayado todo lo bueno y lo malo; ha reducido eso a pólvora, haciendo con ello el orden y la riqueza americanos. Se imprime allí, se expresan sus habitantes en veinticinco lenguas, y, sin embargo, todo el mundo se comprende. Nueva York es rico. Duerme sobre el oro del mundo encerrado tras unas gruesas cerraduras.”

 

 

(Imágenes- 1-Nueva York- André Kertész- 1952/ 2 -Nueva York- Vivian Maier-1955)

VIAJES POR EL MUNDO (12) : COIMBRA

 

 

«Nada más curioso que la indumentaria de los estudiantes de Coimbraescribe la Duquesa de Abrantes a principios del siglo XlX -. Consiste en una a modo de sotana de paño negro, llamada «tabis»» que no tiene mangas, se ata por detrás con cordones y se abrocha por delante con dos hileras de botones, muy juntos, que llegan desde el cuello hasta los zapatos. Por encima de esa prenda se ponen otra, también larga y de paño negro, pero de mangas anchísimas.

Cada alumno lleva en la mano una bolsita de tela negra que contiene un pañuelo y uva caja de rapé, pues en la época a la que me refiero, la costumbre de aspirarlo se había transformado en un vicio, así en los hombres como en las mujeres, y sin distinción de edad. En cualquier reunión se veía a una tercera parte de los concurrentes llevándose a la nariz el rapé.

Los estudiantes, hiciera calor o frío, no llevaban ninguna clase de sombrero. Únicamente los profesores y algunos graduados podían usar un bonetito negro.

El tal ropaje, aunque era de un paño muy liviano, de una lana fina, resultaba verdaderamente incómodo. Pero no había más remedio que usarlo, y cualquier estudiante, por encumbrada que fuera su familia, que saliese con traje diferente de su casa, se veía castigado con una fuerte multa.

El señor de Pombal me dijo que su padre, el «gran marqués», había intentado abolir esta vestimenta, pero que le demostraron que era la màs económica para toda la gente universitaria.

(…) Por todas partes en Coimbra se ven casas de recreo, quintas, monasterios y hasta fábricas, rodeados de olivos, de naranjos, de árboles cuyo porte elegante realzan todavía más el verdor de su bella hojarasca y el brillo resplandeciente  de sus frutos. El hermoso ciprés de Portugal se une a todos los árboles de Europa, que admiramos en las magníficas florestas de la Baja Sajonia, para formar en torno  a Coimbra parajes encantadores y bordear el Mondego, cuyas aguas lamen las murallas de la ciudad y se deslizan por el angosto pero fertilísimo valle en que se asienta Coimbra«.

 

 

(Imágenes -1-Coimbra- potugal Premium/ 2- universidad de Coimbra)

VIAJES POR EL MUNDO (11) : LA TORRE DE LONDRES

 

 

«Cuando la contemplo desde el lamado «Puente de la Torre», alzándose, ante mis ojos, allí, al otro lado del Támesisescribe el japonés Natsume Sōseki -, me pierdo en la intensidad de la mirada, preguntándome si soy una persona del presente o pertenezco yo también a los tiempos antiguos. Aunque de hecho estemos ya a comienzos del invierno, hace un día apacible. El cielo tiene un color de lejía mezclada con agua, y las nubes cuelgan bajas por encima de la Torre. Las aguas del Támesis muestran un color blanquecino, como si se las hubiera mezclado con yeso, y la corriente no produce ondulaciones perceptibles ni hace tampoco el menor ruido, aun moviéndose con rapidez. Una barca pasa con la vela izada por delante de la Torre. Navegando sobre un río sin viento, parece un ala blanca, de forma triangular, constantemente en reposo, siempre en el mismo punto. Dos grandes barcazas se deslizan río arriba. Un barquero solitario maneja un remo con lentos movimientos en la popa. En torno a la balaustrada del Puente de la Torre se agita una forma blanca, probablemente una gaviota. Todo lo que puedo observar está en calma. Todo parece lánguido y adormecido ; todo estå lleno de una sensación de pasado. Y en el centro, irguiéndose con frialdad, como derramando su desdén sobre el siglo XX, está la Torre de Londres. Allí se levanta, como diciendo; «Pasan los trenes de vapor, pasan los trenes eléctricos, pero mientras haya historia, sólo yo permaneceré para siempre».

 

 

(…) Giro a la izquierda y entro por la puerta de la Torre Sangrienta. En tiempos antiguos, aquí se recluyó a un número incontable de personas en la Guerra de las Rosas. Aquí, en esta Torre, se segó la vida de hombres y mujeres como si fueran hierba, aquí se hizo una carnicería con seres humanos como si fueran animales, aquí se apilaron cadáveres como si fueran salmón seco. No sin razón, pues, se le ha llamado la Torre Sangrienta.

(…) Me quedo mirando la Torre, envuelto por un aire saturado de humedad teñido de sepia, la contemplo boquiabierto. El Londres del siglo XX desaparece gradualmente del fondo de mi mente y, al mismo tiempo, la imagen de la Torre comienza a esbozar ante mis ojos, la historia del pasado en mi cerebro. Tengo una sensación como si el vapor que salía del té que he bebido a sorbos por la mañana, después de levantarme, hubiera prolongado un sueño dejado atrás al despertarme».

 

 

(Imágenes- 1- John Atkinson Grimshaw/ 2- Albert Goodwim/ 3- Claude Monet – 1871)

VIAJES POR EL MUNDO (10) : PRAGA MÁGICA

 

 

» Ciudad por la que vagan disparatados comandos de alquimistas, de astrólogos, de rabinos, de poetas, de ángeles y santos barrocos, de fantoches arcimboldescos, de marionetistas, de cacharreros, de deshollinadores. Ciudad grotesca por sus humores extravagantes y propicia a los horóscopos, a las ráfagas de lo irracional, a los encuentros fortuitos, a las concurrencias  de circunstancias (…) Y en la plaza de San Venceslao, los buffets, apuntes de tartas y tortitas, salchichas con mostaza y negra espuma de cerveza. Y los muñecos de los turcos con turbantes y gabán color turquesa, que asentían desde los escaparates de los ultramarinos Meinl. Y la chatarra de los tranvías rojos, que renqueaban hacia el cementerio de Olsany, con una corona colgada del remolque, como un salvavidas (…)  Y la torre del Ayuntamiento de la Ciudad Vieja, con el calendario pintado por Josef Mánes y con el reloj astrológico del Maestro Hanus, sobre el que se pone en movimiento, al son de las horas, un teatrillo alegórico. Por detrás de dos ventanillas, ves desfilar un grupito de pequeñas estatuas : los apóstoles con el Salvador, y la muerte que seduce al avaro y el avaro que la rechaza, y el turco, y otras figuras, hasta que, al cantar el gallo, todo desaparece.

 

 

(…) En la Ciudad Vieja nos enredaba esta urdimbre de corredores ocultos y comunicaciones infernales, que se extienden por todas partes y la estudian toda. Callejuelas torpes, enfiladas de zaguanes, caminos de ronda por donde apenas se pasa, subterráneos que aún huelen a Edad Media, descuidados cobertizos encogidos, donde me sentía como en el cuello de una botella.

En ciertos puntos angostos de la Ciudad Vieja, el visitante se pierde, chocando con la  malignidad de altos muros. ¡Ah, los muros de Praga, tema obsesivo de la poesía! El plexo voluble de las callejuelas medievales, que de pronto se estrechan o se ensanchan, se contraen o sobresalen a trozos, saca de quicio al transeúnte, impidiéndole andar libremente. Es como si la materia de la ciudad medieval se le echara encima, casi adhiriéndose a su cuerpo con zalamería carcelaria. Me sustraía a la angustia axfisiante de las callejuelas, a la retorcida picardía de los callejones, a esos muros prensiles y torcidos, huyendo hacia las verdes islas, los florecidos parterres, los parques, los miradores y los huertos que rodean Praga por todos lados».

Angelo Maria Ripellino – «Praga mágica»

 

 

(Imágenes-1- Willy Ronis- 1967/ 2.-Praga- Hugo Steiner– 1926/ 3.- reloj de Praga-guía de Praga)

VIAJES POR EL MUNDO (9) : ISLAS GRIEGAS

 

 

«Los días amanecen claros y frescos en esta época del año, y el viajero apreciará y atesorará el recuerdo de incontables amaneceres griegos sobre la tierra y el mar mucho después de haber regresado a las brumas del norte. Su felicidad frágil y seca es casi vergonzosa. Wilde hubiese dicho algo desagradable sobre la naturaleza que imita al arte; pero en verdad los amaneceres griegos ahuyentan las palabras y expulsan a los pintores del negocio. No soy el primer escritor que se pregunta si es el vértigo que produce esta luz el que transmitió a los antiguos griegos una especie de daltonismo, o por lo menos una pérdida del sentido plástico. ¿Pudo una nación que pintaba sus estatuas poseer realmente un sentido de los valores plásticos tal como lo entendemos en nuestro mundo  moderno?  Para nosotros, la lujuria del ojo procede de la manipulación hábil de la materia; el pintar las estatuas parece una redundancia, casi un insulto, pero ¿tal vez les bastaba a los griegos el sentido de la anécdota? Es algo sobre lo que cabe reflexionar mientras el viejo vapor se bambolea y avanza con lentitud por el verde creciente de la bahía hacia la abertura sur, donde la pasmosa punta de Levkini señala el canal y, más allá, el mar abierto.

 

 

Es necesaria una recomendación moral, en beneficio de futuros viajeros. No lleve una cámara; las fotos que se compran hoy en día son mejores que cualquiera de las que usted haga. En su lugar, llévese unos buenos prismáticos ; merece la pena. Incluso ahora, de pie en la borda, podrá dirigir la vista hacia las lejanas lagunas donde se libró la famosa batalla de Actio, y ver garzas aleteando o la estrella blanca de un pelícano que se eleva o una familia de águilas doradas que describen lentos círculos sobre el azul del cielo. Al otro lado quedan dos islas de poca importancia: Paxoí y Kastrosikiá. Corfú se pierde hacia la derecha y se empieza a dejar sentir el ruido sordo y el balanceo del mar abierto.»

Lawrence Durrel.-«Las islas griegas»

 

 

( Imágenes.- 1- isla Paxos – turismo digital / 2- islas griegas/ 3-  Kastrosikia -ptceline com)