CONFESIONES DE W. G. SEBALD

 

 

“Con cuánto placer – confiesa el gran escritor alemán W. G. Sebald en “Austerlitz” —  me he quedado ante un libro hasta muy entrado el crepúsculo, hasta que no podía descifrar ya nada y mis pensamientos comenzaban a dar vueltas, qué protegido me sentía cuando, en mi casa, en la noche oscura, me sentaba ante el escritorio y sólo tenía que ver cómo la punta del lápiz, al resplandor de la lámpara, por decirlo así por sí mismo y con fidelidad total seguía a su sombra, que se deslizaba regularmente de izquierda a derecha y renglón por renglón sobre el papel pautado. Ahora, sin embargo, escribir se me había hecho tan difícil que a menudo necesitaba un día entero para una sola frase, y apenas había escrito una frase así, pensada con el mayor esfuerzo, se me mostraba la penosa falsedad de mi construcción y lo inadecuado de todas las palabras por mí utilizadas. Cuando, sin embargo, mediante una especie de autoengaño, conseguía a veces considerar que había hecho mi trabajo diario, a la mañana siguiente me miraban siempre, en cuanto echaba la primera ojeada al papel, los peores errores, inconsecuencias y deslices. Hubiera escrito poco o mucho, me parecía siempre al leerlo, tan fundamentalmente equivocado, que, al punto, tenía que destruirlo y comenzar de nuevo”.
Elogiado entre otros por Susan Sontag en un artículo memorable, reconocido como gran autor por numerosos críticos, Sebald mostraba sus tentativas solitarias, sus esfuerzos y a veces sus conquistas. “ Escribir— decía en una entrevista — es hacer alguna cosa a partir de nada. Si un cirujano hace veinticinco operaciones de apendicitis, entonces la veintiséis quizá pueda hacerla con los ojos cerrados. Pero para la escritura es exactamente lo contrario. Escribir, crear, tiene mucho que ver con la composición. Uno dispone  de algunos elementos. Construye cualquier cosa. Uno trabaja hasta obtener algo que parezca a lo que más o menos le satisface. En la ficción en prosa uno debe concebir, elaborar, construir. Se tiene una imagen y uno desea extraer de ella alguna cosa — media página, tres cuartos de página, página y media — y eso no funciona sino a través de una construcción  de tipo lingüístico e imaginario. “

 

 

(Imágenes— 1- Henry van de velde- 1892/ 2-W. G. Sebald)

THOMAS MANN, DUDAS Y TRABAJO

 


Siempre me ha impresionado la laboriosidad de Thomas Mann. En “La novela de una novela” —  el libro que cuenta cómo iba escribiendo “Doktor Faustus” — se lee:“14 de marzo de 1943. Embalando todos los materiales sobre “José” (“ José y sus hermanos” era el libro que acaba de terminar), el escritorio y los cajones quedaron vacíos.  Y sólo un día después, el 15 de marzo, para ser exacto,  aparece por primera vez en mis apuntes cotidianos, casi aislada, la anotación: “Doktor Faustus”.( …) “Conseguí encontrar el proyecto del Dr. Fausto en tres renglones  que datan del año 1901. Habían transcurrido cuarenta y dos años desde el momento en que había anotado el pacto de un artista con el diablo como posible tema de trabajo.”

(…)

Todo hay que guardarlo. Es una convicción personal. Las anotaciones, brotes de creación e ideas, o palidecen y agonizan al cabo del tiempo en un cuaderno o en un armario porque carecen de fuerza, o resisten e incluso cobran mucho más vigor conforme pasan meses o años. ¿ Cómo es posible que en 1969, viviendo yo en París, preparara ya con libros y apuntes cosas sobre Japón, para un libro que iría escribiendo muchos años después?

Cuando Thomas Mann le consulta a su mujer si ella cree que él debe adentrarse en esa nueva obra del Dr Faustus, ella se inclina en cambio a que prosiga con la continuación de las andanzas del estafador Félix Krull. Pero Mann no se inquieta. Se siente atraído por el viejo/ nuevo proyecto. “ Se trataba ahora de saber — escribe — si había llegado la hora de realizar aquella tarea proyectada, aunque vagamente tiempo atrás. No puedo negar una repulsión instintiva, reforzada por el presentimiento de que “ el asunto” era agobiador, de que me costaría sangre, mucha sangre, darle forma. Este movimiento instintivo podía expresarse en la fórmula: “Mejor será cualquier otra cosa antes”.

Y sin embargo se pone a ello. Resúmenes, anotaciones, cálculos cronológicos, personajes, lecturas, preparación. Lee a Shakespeare, estudia instrumentos musicales, habla con Schönberg y con muchos más. En fin, trabaja. Y el domingo 23 de mayo de 1943 apunta en su “Diario”: ‘He comenzado esta mañana a escribir “Doktor Faustus”.

”Lo importante es escribir, no publicar”, decía Virginia Woolf. Indudablemente hay que intentar publicar. Pero lo importante es el trabajo.

José Julio Perlado

 

 

(Imágenes— 1- Thomas Mann- libraries – ecu – edu/ 2- Katia Mann y Thomas Mann en Berlín – 1929 – Bundes archive / 3- biblioteque tumbar)

EL BLOQUEO DEL ESCRITOR

 

 

“He oído que tiene usted problemas para escribir — decía John Steinbeck a alguien que se esforzaba en avanzar —. Conozco ese sentimiento muy bien. Creo que jamás volverá , pero lo hace una mañana y aquí está de nuevo. Hace cosa de un año un dramaturgo me pidió ayuda para resolver el mismo problema. Le recomendé que escribiese poesía no para venderla ni mostrarla, sino poesía para tirar. La poesía es la matemática de la literatura y muy afín a la música. Y además es la mejor terapia. Solamente escribir poesía, cualquier cosa y sin estar dirigida al lector. Es algo de gran valor.”

 

En algún Curso de escritura creativa se recomendaba lo siguiente:  escribir un mínimo de quince minutos seguidos; no detenerse a revisar lo que se ha escrito ( las correcciones atañen a la parte racional y hay que pensar que cuando uno está escribiendo en principio se está desarrollando la parte “irracional”) ; si es posible  (pero eso depende de los temperamentos )  no dar importancia en una primera redacción a la sintaxis o a la puntuación : lo importante es escribir. El texto no es necesario que cuente una historia ni que sea coherente. “Así  como algunos jóvenes practican el piano o el violín cuatro o cinco horas diarias — confesaba Truman Capote —, igual me ejercitaba  yo con mis plumas y papeles.”

Acechan alrededor del cerebro del escritor todas estas frases: “Otros lo harían mejor”. “No podré”. “No tengo nada que decir”. “ Es absurdo que escriba”. “ No sirve lo que estoy haciendo”. “ Lo que hago es peor que lo de los demás”. “ Resultará aburrido”. “No vale nada”. “ No es prudente”.

Son los irremediables temores que aparecen durante el proceso de creación — como así los anotaron Didier Anzieu o Ernest Kris—. En la primera etapa de la escritura, el temor a la soledad ( lo que Steiner llamaba “la fase nocturna de la soledad”), pero en donde soledad y singularidad son esenciales.  En la segunda etapa, el creador piensa que lo que está haciendo es “inservible”. En la etapa tercera “encuentra” materiales para trabajar – aunque sean antiguos y precisamente porque son antiguos—: es decir, recupera anotaciones hechas en el pasado. En la cuarta etapa, aparecen las resistencias en el trabajo de estilo y composición : se domina con la paciencia en el quehacer, con la habilidad y la confianza.  Y la quinta etapa es el publicar, en donde uno se presenta ante el juicio de los demás.

Cinco etapas, cinco temores, cinco superaciones.

 

 

(Imágenes—1-Saúl Leiter- 1959/ 2-Nathalie Dion/ 3-Walter Ballmer-1972)

EL RITMO DE LA ESCRITURA

 

 

“El estilo es un tema muy sencillo; es todo ritmo —decía Virginia Woolf  en una carta —.Una vez que tienes eso, no puedes usar las palabras equivocadas. Pero por otro lado, aquí estoy sentada tras media mañana abarrotada de ideas, y visiones, y demás, y no puedo desalojarlas, por falta de ritmo correcto. Esto es muy profundo, lo que el ritmo es y va mucho más profundo que las palabras. Una visión, una emoción, crea la ola en la mente, mucho antes de hacer palabra donde encajarla; y en la escritura ( tal es mi creencia actual)  — lo decía en 1926 escribiendoAl faro” — uno tiene que recapitular esto, y asentar este funcionamiento ( que no tiene aparentemente nada que ver con las palabras), y luego, mientras rompe y tropieza en la mente, crea palabras para encajarla.”

(Imagen. – Sonia Kretschmar)

LOS SUEÑOS DE LOS ARTISTAS

 

 

“Los sueños siempre tienen gran importancia para mí cuando escribo — decía Graham Greene —. A veces es tal la indentificación con un personaje que el autor sueña los sueños de él, y no los propios. Supongo que todos los autores habrán recibido la misma ayuda desde el inconsciente.”

Estos días el neurocientífico Mariano Sigman recuerda cómo  “muchas historias sugieren que el sueño es de hecho una fábrica creativa. Quizás la más extraordinaria – dice –  sea la de Paul McCartney que cuenta que despertó de un sueño con una melodía. Apurado, para no olvidarla, le puso una letra sobre unos huevos revueltos y solo un tiempo después, le dio la letra que hoy todos conocemos: Yesterday. La que quizás sea la canción más famosa  del siglo XX,  nació en un sueño.“

 

 

Borges ha dedicado muchos textos a la relación entre sueño y creación y las confesiones de los artistas nos desvelan esa atmósfera entre lo soñado y lo escrito, entre lo pensado en el sueño y lo que luego se va a realizar.  Relataba el escritor alemán Paul Heyse, Premio Nobel de Literatura: “Desde luego, la mejor parte de toda invención artística es la que se produce en un impulso secretamente inconsciente, muy afín al estado onírico, de manera que se puede aplicar también a esta actividad del cerebro humano la frase que dice : “Dios da su amor en el sueño”. Pero las más de las veces la actividad sonámbula de la fantasía reviste el carácter del mundo onírico por el hecho de prescindir de relaciones claramente establecidas. ¿A quién  no se le ha ocurrido el ponerse  a hacer versos en sueños, versos que el propio soñante admira, hasta que a la mañana siguiente, al despertar y retenerlos unos instantes en la memoria consciente, comprueba que no son más que ripiosas inepcias, desprovistas de todo sentido? De este modo también la fantasía novelística echa a correr en sueños e inventa toda clase de aventuras. Muchas veces, especialmente en el semisueño de la mañana, me ha sido dado hallar motivos que luego, al despertar naturalmente, seguí elaborando hasta configurar una obra. Fue de este modo como se originó una de mis novelas, una espantosa lucha, durante el sueño, con un animal monstruosamente fantástico. Otra vez me ocurrió que un cuento verdaderamente apasionante me fue “dictado” prácticamente mientras soñaba.”

 

Gelatin Silve

 

(Imágenes- 1-Jerry Uelsman/ 2-Lee Lawson/3- Gelatin Silve)

EL PRIMER HOMBRE

 

 

“Desde el 15 de noviembre – le escribe Albert Camus a su amigo Jean Grenier – me he retirado aquí para trabajar y, en efecto, he trabajado. Las condiciones de trabajo siempre han sido para mí las de la vida monástica: la soledad y la frugalidad. Salvo lo que atañe a la frugalidad, son contrarias a mi naturaleza, aunque el trabajo es una violencia que me hago.”

Es noviembre de 1959 y Camus está en su casa de campo de Lourmarin escribiendo su novela “El primer hombre” ( de cuya publicación se cumplen ahora 25 años, recordándose a la vez su correspondencia y amistad con el poeta René Char), y Lottman, uno de sus biógrafos, habla de ciertas dolencias que entonces él padecía: problemas respiratorios, claustrofobia y algunas cosas más. Su incapacidad le duró una buena parte de 1958 – dice Lottman – hasta que se puso a trabajar febrilmente en esa novela, que puede lo curase, o bien pudo ser el indicio de su curación. Pero otro buen analista de la vida del escritor como es Olivier Todd cuenta trazos del proceso de su escritura. En otra carta, también de noviembre de 1959, Camus confiesa: “espero ser más paciente a fuerza de ver que trabajo y de probarme a mí mismo que es el buen camino, el único que conviene a mi maldita anarquía. Pero choco, pataleo, rechino los dientes hasta que me agarro a mí mismo por la piel del cuello y me obligo a ponerme delante del papel. Ayer, después de vagabundear media hora escasa, me he insultado en voz alta durante cinco minutos. Luego, sin rechistar, he vuelto al trabajo, con la cola entre las piernas.”

 

 

Camusdice Todd – lleva dentro de sí ese libro desde hace seis años. “ Nunca he trabajado con un espesor tan grande de materia y esta tarde he tenido la fugaz impresión de que mis personajes adquirían ese espesor y que por primera vez, desde hace veinte años que busco y trabajo, al fin daba con la verdad del arte.” A otro amigo, le confesaba: “No he escrito más que la tercera parte de mi obra. Realmente la empiezo con este libro.”

Este libro -144 hojas de una escritura apretada, las 68 primeras sobre papel con su membrete, márgenes y añadidos – quedarán aplastadas contra el tronco de un plátano a las 13: 55 horas del 4 de enero de 1960 en la Nacional 5, cuando el Facel-Vega de los Gallimard se estrelle tras dar un enorme bandazo.


 

(Imágenes-1-We Re magazine/ 2-Camus en familia – frontera/ 3-el Pais)

ESCRIBIR : EL TIEMPO Y LOS RUIDOS

 

 

“Nunca hay tiempo suficiente para un escritor – recordaba David Bradley -. Por ello, los escritores debemos aprender a escribir cuando parece que no estamos escribiendo — cuando nos dirigimos al trabajo en autobús, o estamos en un avión o dirigiéndonos al supermercado —. Si esperas a sentarte ante la máquina de escribir para escribir, lo más probable es que te quedes mirando una hoja o pantalla en blanco hasta deprimirte por completo. La sensación de impaciencia, de que tienes que correr a casa para sentarte a escribir, empieza con la idea. Nadie lucha para conseguir el tiempo necesario para escribir algo si no se tiene antes una idea clara de lo que ese algo es.”

 

 

Sobre el silencio y el aislamiento para poder crear se ha comentado mucho. Pero también sobre la influencia de los ruidos. Richard Bausch  confesaba: “Lo mejor es rodear el trabajo de escritor de música, ruido y amigos. Cuando a un recién nacido lo aíslas del ruido, lo entrenas para el insomnio; luego todo le molestará y no podrá dormir. Sucede lo mismo con la escritura. Si te creas un área de expectación sobre cuándo y cómo serás capaz de realizar tu trabajo, te estás entrenando para no hacerlo. Shostakovic escribió su famosa “Séptima sinfonía” o “Sinfonía de Leningrado” durante el asedio de la ciudad. Las bombas caían a su alrededor, y sabía que había muchas probabilidades de que muriera en las próximas horas o días. Entrénate para escribir en lugares bulliciosos, bajo el bombardeo de ruidos que hace el mundo — trabaja en habitaciones donde juegan los niños, con la música puesta, incluso la televisión —. Trabaja con el convencimiento de que si se te ocurre algo verdaderamente bueno no se escapará hacia el olvido a causa de una distracción. Volverá a ti de nuevo. No hay una excusa conocida que sirva para no trabajar cuando deberías estar haciéndolo.”

Siempre que leo estas frases recuerdo a José HIerro cuando me contaba que se iba a escribir a un pequeño bar muy bullicioso. Allí, entre las voces de los camareros y el sonido de las cucharillas, encontraba su inspiración.

 

 

(Imágenes – 1-Mark Ulriksen – The New Yorker – 2015/2- Eve Arnold -1950/3- Robert Frank -1956)

PROFESIONES Y TRABAJOS

 

 

“Me siento más feliz y más integrado – confesaba Paul Auster – cuando estoy trabajando, cuando estoy escribiendo, cuando estoy ocupado en un proyecto. No es que escribir sea fácil; puede ser tremendamente difícil, pero incluso el esfuerzo vale la pena. A veces me pregunto: ‘¿Por qué hago esto? ¿Qué sentido tiene escribir libros, pasarme así la vida?”. La única explicación a la que he llegado alguna vez, lo único que tiene cierto sentido para mí, es que para escribir tienes que dar todo lo que tienes. Es un esfuerzo total, y has de exponerte por entero, tienes que dar y dar y dar. Y debes hacer un esfuerzo máximo todos los días. Creo que hay pocos trabajos en el mundo que te exijan tanto. En cualquier otra profesión puedes escaquearte. Contar con establecer ciertos hábitos, echar mano de la pereza, tener días en los que no necesites realizar el máximo esfuerzo, tanto si eres abogado, como médico, barrendero o fontanero. Así que cuando me levanto del escritorio al final de una jornada de trabajo, aunque no haya conseguido nada, aunque haya tachado hasta la última línea que haya escrito, puedo al fin levantarme y decir : “ He dado todo lo que tenía. Estoy agotado, y he hecho todo lo que he podido”. En cierto sentido, vivir con ese nivel de intensidad hace que te sientas más humano.”

 

 

(Imágenes-1- tadega – net / 2- centro de Manhattan – Christopher Rini)

TRABAJOS DE GARCÍA MÁRQUEZ

García Márquez- nnun--original manuscrito t mecanografiado de la novela- Harry Ransom Center- el pais

 

«García Márquez se levanta a las 6 de la mañana y escribe hasta las 2 de la tarde. ¿Cuántas cuartillas? : una o dos. Las redacta, las elabora, las refina hasta hacerlas aparecer escritas en la prosa más natural del mundo cuando en realidad son el fruto de un minuciosísimo trabajo de ebanistería. Se asemejan a aquellos bargueños coloniales en donde cada pieza encuentra su lugar justo y el conjunto parece un solo cuerpo con dibujos en su parte exterior». Estas palabras del político y columnista colombiano Alfonso López Michelsen en 1992 reflejan, como tantos otros testimonios, las horas de quehacer del novelista y el esfuerzo constante en su trabajo.

Ahora que salen a la luz los manuscritos y documentos del autor de «Cien años de soledad» se mostrará, como ocurre en muchos otros autores, la feliz unión de la paciencia con la tenacidad. En el caso de García Márquez, detrás de la imaginación y de su comentado «realismo mágico», se descubre una enorme dosis de documentación que sustenta firmemente todo su edificio creativo. Muchos amigos y conocidos del escritor han dado fe de ello, y en el caso de López Michelsen sus aportaciones son muy valiosas. «Los diccionarios de la lengua son los libros favoritos del novelistadice -.  Lee y relee el significado de cada vocablo, sus sinónimos, sus contrarios y el régimen gramatical que regenta su uso. Un ejemplo extraordinario de esta labor benedictina – añade Michelsen – es la

 

García Márquez-unn- apuntes que tomó el escritor para El general en su laberino- Harry Ransom Center- el pais

 

descripción del entierro de Bolívar. Allí  están descritos con su propio nombre los clavos del ataúd, las cintas que lo adornan, las piezas que lo integran (…) En más de una ocasión me correspondió colaborar con él en la búsqueda de los más nimios detalles de la vida del siglo XlX: reconstruir un menú en Cartagena, cerciorarnos de los vinos de Francia que se importaban entonces o de las partituras que se ejecutaban al son de los violines en los saraos del norte de Colombia. Recuerdo con especial afecto el haber recuperado el vocablo matalotaje, del más puro sabor castellanos, que se conservaba hasta hace pocos lustros en la provincia de Valledupar y Padilla, para significar el avío con que los estudiantes viajaban desde la Guajira y el actual Cesar, para embarcarse en el barco del Magdalena con destino a Bogotá«.

Todo un trabajo minucioso de documentación precisa al que muchos grandes escritores del mundo se han consagrado antes de dar alas a su invención.

 

escritores.-cfrm- García Márquez - copia (30036577)

 

(Imágenes.- 1.-manuscrito mecanografiado de Gabriel García Márquez. Harry Randon Center- elpais/ 2.- apuntes de García Márquez para la novela «El General en su laberinto»- Harry Randon Center- elpais / García Márquez)

PONIATOWSKA Y GARCÍA MÁRQUEZ

garcía márquez- vnnd- cien años de soledad-orestes castro garcía- artelista com

«Me preguntaron si quería dar una conferencia  – le confesaba García Márquez a Elena Poniatowska en 1973 – y yo les dije que no, que una conferencia no, pero que sí quería hacer una lectura de capítulos de una novela en preparación. Para ello, hice una cosa muy curiosa: una lista de gente nada similar: obreros y linotipistas de un taller de imprenta en el cual trabajé, secretarias, estudiantes y toda la gente que había conocido en alguna parte, en el cine, en la publicidad, además de mis amigos los intelectuales, personas de todos los niveles culturales y sociales. No llevé un solo  capítulo de Cien años de soledad, sino que seleccioné párrafos de distintos capítulos porque tenía un gran interés de saber si

garcía márquez- vffu- academiacile wordpresera buena idea y no algo que Álvaro Mutis me había metido en la cabeza (…) Me senté a leer en el escenario iluminado; la platea con «mi» público seleccionado, completamente a oscuras. Empecé a leer, no recuerdo bien qué capítulo, pero yo leía y leía y a partir de un momento se produjo un tal silencio en la sala y era tal la tensión que yo sentía, que me aterroricé. Interrumpí la lectura y traté de mirar algo en la oscuridad y después de unos segundos percibí los rostros de los que estaban en primera fila y al contrario, vi que tenían los ojos así, muy grandes, y entonces seguí  mi lectura muy tranquilo.

Realmente la gente estaba como suspendida; no volaba una mosca. Cuando terminé y bajé del escenario, la primera persona que me abrazó fue mi mujer,

garcía márquez- bfw-Amaranta Uusula- micheline LoMercedes, con una cara – yo tengo la impresión desde que me casé que ese es el único día que me di cuenta que Mercedes me quería – porque me miró ¡con una cara!… Ella tenía por lo menos un año de estar llevando los recursos a casa para poder vivir y que yo pudiera escribir, y el día de la lectura la expresión en su rostro me dio la gran seguridad de que el libro iba por donde tenía que ir.»

garcía márquez-nnhu-micheline-lo-beAsí se lo iba contando García Márquez a Elena Poniatowska y así lo cuenta ella en «Todo México» (Diana) en una larga conversación con el escritor.

(En el día en que a Elena Poniatowska le entregan el Premio Cervantes)

(Imágenes.-1.-Orestes Castro García- artelista. com/ 2.-academiacile.wordpress/ 3 y 4.-Micheline Lo)

CLASES DE ESCRITURA EN EL SIGLO lll

flores.-556.-China.-Lin Shunxiong

«Así es el comienzo -(dice el poeta chino Lu Ji, del siglo lll, cuando va contando su proceso de escritura) -: se interioriza la visión, se adentran los sonidos. Se demora el pensamiento y todo se interroga.

El alma galopa hacia los ocho confines del espacio. El espíritu vaga errante por alturas infinitas.

Al acercarse, la emoción poco a poco se convierte en luz. Las cosas se reflejan e intercambian su claridad.

Y es que al beber la esencia de las palabras dichas y escritas, paladearás el muy dulce sabor de los Clásicos.

flores.-886n.-China.-Lin Shunxiong

A la deriva, entre cielos y abismos, te dejarás llevar por la gran corriente, bañándote en las aguas del manantial, internándote en su profunda hondura.

Y esas frases sumergidas que se esconden y se agitan, serán como peces inquietos que, mordiendo el anzuelo, emergerán desde el fondo más insondable.

Y las otras delicadas bellezas, vagando ingrávidas y errantes, serán como pájaros de alto vuelo que, cazados con flecha y cuerda, caerán en picado desde las nubes más altas.

pintura.-4556.-pintura china.-artinlive

Haz acopio de palabras y de frases no usadas por más de cien generaciones. Escoge rimas perdidas y olvidadas desde hace miles de años.

Desdeña las flores marchitas, ya abiertas, del amanecer, y quédate con los brotes tiernos, aún cerrados, de la noche.

Así, verás pasado y presente en un único instante, y abarcarás los inmensos mares en tan sólo un abrir y cerrar de ojos.»

Lu Ji.Prosopoema del arte de la escritura«(siglo lll)

china-rrttb-Fan Kuan- viajeros entre montañas y corrientes- Museo nacional del Palacio- Taipei

(Imágenes.-1 y 2.-Lin Shunxiong/ 3.-pintura china- artinlive/ 4.-Fan Kuan- viajeros entre montañas y corrientes- Museo del Palacio – Taipei)

CONVERSACIONES CON STRAVINSKY

música.-tgyu.-Stravinsky

»  Juventud interior en Stravinsky, como juventud interior en Picasso. «Mi catálogo de obras pasadas –decía Stravinsky a los ochenta y cuatro años– no me interesa como mi trabajo actual, que dicho catálogo tiende a oscurecer.» Cuando se le pregunta en qué está trabajando a esa edad –murió cinco años después, a los ochenta y nueve años–, responde: «La música dice lo que ella es, y yo no puedo entrar en mi obra con palabras. En realidad, acabo de terminar el Rex Tremendae de mi Réquiem de bolsillo. Lo llamo así porque empleo sólo fragmentos del texto y los estoy mechando con música instrumental y porque –y aquí aparece, como es frecuente en él, su ironía y su inteligente humor– parte de él fue compuesto en agendas que llevo en los bolsillos. Pero soy supersticioso, y no me gusta hablar de la obra que estoy realizando, y mucho menos de un monumento ordenado, como el de Mozart, por un ‘misterioso extraño’.»

música.-uuhhn,-- Stravinsky .--por Picasso

Conocí a Stravinsky en Roma el 13 de junio de 1964, como ya relaté en Mi Siglo y sobre el gran compositor he hablado aquí en diversas ocasiones: algunas anotaciones de esta entrada las he ido repartiendo fragmentariamente y – aún repitiendo ciertas frases – en este momento las completo. Porque ahora, al reeditarse «Conversaciones con Stravinsky« (Acantilado) ( los diálogos que él mantuvo con Robert Craft  y que leí hace años en la editorial Nueva Visión, de Buenos Aires) , la figura del músico ruso adquiere una nueva actualidad.

Robert Craft, en este libro sobre Stravinsky- como dije ya en «El artículo literario y periodístico» – relata cómo el músico –preferente­mente durante los vuelos en avión– escribía en cualquier trozo de papel, en un sobre de carta, al dorso de un menú, de un programa o de una servilleta, al margen de un periódico, y todo eso era luego pegado a las páginas de su agenda, convenientemente ordenado y numerado con lápices de tal modo que ese cuaderno suyo personal en donde la inspiración surgía creadoramente se iba transformando en una especie de continuo collage.

música.-4ggt.-Stravinsky.-por Robert Delaunay.-Musee Syndicate

Otro punto importante: la constancia de Stravinsky, su tenacidad por perseguir el remate de su obra como se perseguiría sin aliento algo que hay que atrapar, dominar y abandonar luego, realizado ya, quedar aliviado por haberlo podido realizar. Durante la mañana y el mediodía suele tener lugar para él lo que Stravinsky llama «la invención», es decir, el hallazgo de una línea de creación o mejor de un punto o de varios puntos –por llamarlo de algún modo– de esa línea: es en su escritura en papel pautado o sin rayar y aun sin recurrir al piano; por la tarde suele dedicarse a la composición, es decir, al desarrollo de lo descubierto o «inventado». En la persecución hasta alcanzar el fin y el logro total de la instrumentación emplea el músico horas extras, todas cuantas sean necesarias, escribiendo a gran velocidad, entregando a su hija cuanto va saliendo de su mente creadora para que ella sea la que reproduzca las partituras y las envíe por correo al editor, página a página, puesto que Stravinsky nunca mira hacia atrás, hacia lo que ha escrito.

música.- rrtyy.- café.- Café de Flore 1930.- Serge Lifar, Igor Stravinsky y Coco Chanel

A los ochenta y cinco años Stravinsky se preocupa por su trabajo y se pregunta si a esa edad uno puede llegar a ser impotente para modificar la calidad de la obra. «La cantidad puede incrementarse, incluso a los ochenta y cinco años, pero ¿puede uno cambiar el todo? Yo, por lo menos, estoy absolutamente seguro de que mis Variaciones‘ y mis ‘Cánticos de réquiem’ han alterado la fisonomía de toda mi obra, y ahora estoy buscando la fuerza necesaria para modificar una vez más esa completa fisonomía.» Juventud interior de Stravinsky: búsqueda continua de mejoramiento, de cambio hacia mayor calidad, lucha incesante en un camino de perfección. «Simplemente quiero continuar tratando de hacer mejor aquello que he hecho siempre, y esto a pesar de que las estadísticas me digan que debo ir cada vez peor. Y quiero hacerlo –sigue diciendo a los ochenta y cinco años– en este mismo ‘Identikit’, tan ajetreado, pero que ha alcanzado tan larga vida.» «Tengo que rehacerme a mí mismo», dice el poema de Yeats. Y esto es lo que hemos de hacer todos. El hombre que ha compuesto El pájaro de fuego a los veintiocho años y que a los treinta ha revolucionado la música con La consagración de la primavera tiene como proyecto y esperanza a los ochenta y cinco años conseguir la fuerza necesaria para modificar –renovar aún más en calidad– la completa fisonomía de su obra.

música.-4azza.-Igor Stravinsky.-por Marino Marini

A los ochenta y cinco años, el creador, tras una forzosa permanencia en un hospital, no se amilana sobre lo que pueda ser su futuro: piensa, por ejemplo, en Vermeer y en cómo el pintor desde su retiro pudo reflejar todo un mundo. Así, Stravinsky sabe que su vejez física le obliga a tener un extremo cuidado con la fragilidad de su organismo, pero añade en seguida que «el talento no se nos concede en propiedad, y tenemos que restituirlo». Y agrega con toda la potencia de su energía escondida: «Sé, no obstante, que tengo más música dentro de mí. Y tengo que darla.» Y concluye, con mucha más fe que la que tendrían algunos jóvenes: «No puedo vivir recibiendo vida solamente.» Se lamenta, en su vejez admirable, de un dolor moral más que de los dolores físicos: aquel que le llega al comparar su exigua producción a los ochenta y cinco años con la que obtenía veinte años antes: de nuevo el trabajo, las comparaciones sobre el trabajo, las emulaciones ante el trabajo, todo lo que es quehacer y perfección en el quehacer: el problema de su ocio, esa «tercera edad» tantas veces esquelética, nostálgica e inundada de lagunas, está para Stravinsky salvada por la música.

música.- erbh.- Leónide Massine, Natalia Goncharova, Stravinsky, Mikhail Larionov y León Bakst.-.1915

Robert Craft dibuja a Stravinsky –era en 1956– como una criatura en la que los apetitos físicos y los movimientos del cuerpo se hacen evidentes mucho antes de que se manifieste la mente, y ello constituye en parte –agrega Craft– la razón de que en su música sean tan inmediatas la autoidentificación y la personalidad de los físicos. Pero Stravinsky, según su biógrafo, sabía también «parapetarse» y hacer creer en ocasiones que las reglas privaban en él más que las emociones, aun cuando su realidad fuera la contrario.

Stravinsky, en su octogenaria juventud, tiene siempre las respuestas a punto, esa precisión irónica sobre una persona, un lugar, una situación de la sociedad. No se adormece su ingenio, ni su observación, ni el registro de su capacidad de análisis; saltan en él continuamente esos chispazos de humos que a unos parecerán espontá­neos y a otros sólo forzados y brillantes. Deja que asome cierta mala intención con quienes apuntan mala intención contra él. Siendo octogenario, llama al resto de los octogenarios «venerables»; cobra distancia respecto a ellos, una distancia envuelta en ironía, con la sabiduría de contemplar su edad y cuanto ella acarrea en las revelacio­nes de un espejo. A veces simula que le provocan cierta gracia y alguna perplejidad verse contemplado por los demás desde el otro lado del cristal de la vitrina, insólito ejemplar aún vivo –aún joven– en un museo curioseado por muertos o por viejos.

pintores.-66g.-Jean Cocteau, Picasso, Stravinsky y Olga Picasso en 1925

Sobre las mañanas y las tardes tiene Stravinsky personales ideas: «Por la mañana pensamos de modo diferente a como lo hacemos por la tarde. Cuando tropiezo con una dificultad, espero al día siguiente. Soy capaz de esperar lo mismo que es capaz de esperar un insecto.» Lo que parece querer decir que, algunas tardes, Stravinsky, detenido ante la piedra del obstáculo, no se agota ni exprime empeñándose en sortearlo, tropezando una y mil veces contra él hasta una exasperación que podría desembocar en el decaimiento. Simplemente se esfuerza con voluntad de superación, pero sobre todo, más que excitarse en frenesí nervioso, se acoge a esa sabiduría serena de esperar, esa «larga paciencia» en la que Balzac encontraba la esencia del talento. «Yo siempre me siento feliz cuando me despierto –dice a los ochenta y cuatro años–, y lo mismo me sucede cuando estoy componiendo.» De lo que yo al menos extraigo el amor a la vida –apego a la existencia, abrazo al vivir que a esa edad, aunque se disimule, suele tenerse– y esperanza reencontrada cuando se inicia cada día, al recibir el regalo de otra única e insustituible jornada para existir, puesto que toda felicidad es regalo. Alegría sentida en esa felicidad ante todo lo aún no vivido: en cualquier momento en que todo ello sea percibido por el hombre, su espíritu refleja juventud. Y junto a lo anterior, esa constatación de lo que ese hombre logre crear le suscita, por encima de muchas otras cosas, placer.

música.- 57ed.- Stravinsky en 1947,. Henri Cartier- Bresson.- Magnum Photos

«Para mí no hay ningún proceso creativo; únicamente hay placer», dice Stravinsky. Como tantos otros creadores del mundo,Igor Stravinsky no sabe, o si lo sabe no lo desea expresar, el misterioso mecanismo interno de su propia creación, la relojería de sus supuestas leyes y el análisis de su proceso: deja libres y espontáneos, vastos e irreconocibles, todos los caminos que conducen desde la idea primera al logro último: «Si yo fuese capaz de formularlos, entonces dejarían de serme útiles.» La máxima utilidad que le proporciona su andar creador es cambiar dejándose llevar por la fuerza de la creación misma, sin preguntarse de qué forma camina, sino sencillamente caminando: avanzar, ir en busca de nuevos hallazgos, no satisfacerse con la comodidad fácil, aspirar siempre a descubrir en la dificultad que envuelve a lo desconocido esa simplicidad que «estaba allí» y a la que nadie hasta entonces se habrá acercado. Y todo ello –encontrar el fondo de lo nuevo y lo simple y desvelarlo– haciéndolo con placer.

San Petersburgo.-oo.-placa conmemorativa de Stravinsky.-encspb ru

Una mente joven (se diría que la rapidez de reflejos en las respuestas que poseía este hombre en el tiempo de La consagración de la primavera) vive con este cuerpo viejo y gastado, al que se trata con rayos X y con frecuentes sangrías. La debilidad de su cuerpo octogenario parece afectar a todo menos a su cabeza: la lectura de un encefalograma a los ochenta y cinco años supone para el compositor «una partitura electrónica con estrofas de seis versos y una ilegible notación vanguardista». Todos los pasos inciertos de sus frágiles piernas, los titubeos y vacilaciones de sus miembros, no corresponden al anhelo de avance decidido de su cerebro, que quisiera crear con más pujanza que nunca. No hay, pues, reblandecimiento mental ni síntomas de sensibilidad en su cerebro: hay, por el contrario, firmeza y empuje, lucidez para observar y observarse, y al contemplarse anciano y mirar a cuantos le contemplan, sus conclusiones son conscientes y, por tanto, muchas veces crueles o amargas.

música.- rrvyyh.-bocetos de Igor Stravinsky para Petrushka

Amante de los objetos minúsculos, tal como organiza a su manera ese cuaderno de creación formado por papeles de todos los tamaños, constituye su propio ambiente esté donde esté: extrae de su maleta litografías, que coloca en lugar de las ilustracio­nes triviales de los hoteles; coloca en su mesita de noche –en sus tiempos de enfermedad– plumas, cartapacios de música, pinzas, secantes, un reloj de la época de los zares y la medalla de la Virgen que el compositor lleva al cuello desde su bautismo. A su edad, Stravinsky no equivoca en su rápido diálogo con las gentes el alemán, el inglés, el francés y el ruso, que habla con corrección. Pero en medio de todo ese escenario recreado por él y envuelto en ese ambiente personal e íntimo, quizá lo que no pueda recrear él nunca y donde perciba un mayor hueco sea en el aislamiento al que el tiempo le ha arrojado, esa ausencia de comunicación con tantos a los que la muerte se ha llevado mientras la vida trae generaciones nuevas y distantes, con las que Stravinsky, a pesar de su capacidad de juventud, no llega a estrechar la mano. Y más aún que los colegas desaparecidos, este hombre afectivo y solitario siente la desaparición de todo un ambiente, unas costumbres, unas relaciones sociales: el fondo de todo un universo que existió y cuyo hueco de silencio está hoy dominado por el ruido.»

JJPerlado.- «El artículo literario y periodístico.- Paisajes y personajes» ( págs 299-304)

música.- 255t.- Stravinsky, su esposa Vera y Robert Craft, en Venecia 1957.- foto Gjon para LIFE

(Imágenes:- 1.- Stravinsky/ 2.- Igor Stravinsky por Picasso/ 3.- Stravinsky por Delaunay.- musee syindicate/ 4.- Sergio Lifar, Stravinsky y Coco Chanel en el Café de Flore.- París.- 1930/ 5.-Stravinsky por Marino Marini/ 6.- Leonide Massine, Natalia Goncharova, Stravinsky, Mikhail Lariónov y León Bakst.- 1915.- marketsquareconcerts/ 7.- Jean Cocteau, Picasso, olga Picasso y Stravinsky.- 1925/ 8.-Igor Stravinsky .-foto Henri Cartier- Bresson.- Magnum Photos.-.1947/ 9.-.placa conmemorativa de Stravinsky en San Petersbugo/ 10.- esbozos para «Petrushka»/ 11.- Robert Craft, Stravinsky y su esposa Vera en Venecia.- 1957.- foto Gjon para LIFE)

¿EL FIN DE LA CALIGRAFÍA?

«Sin duda es una extraña manera de pasarse la vida – confesaba Paul Auster hace pocos años -: encerrado en una habitación con  la pluma en la mano, hora tras hora, día tras día, año tras año, esforzándose por llenar unas cuartillas de palabras con objeto de dar vida a lo que no existe...» De los cuadernos de los escritores como auténticas casas literarias he hablado varias veces en Mi Siglo. Quizá me he referido menos al movimiento de la mano, al vaivén de los dedos, a los roces de la piel de la palma deslizándose sobre la rugosidad o la tersura del papel mientras las articulaciones se comprimen o danzan. Ahora, el popular tabloide alemán « Bild»  eleva la alarma sobre el fin de la caligrafía: la escritura manual, es decir, el conjunto de rasgos que caracterizan la escritura de una persona – dice – se extingue.

La mano ha ido modificando cada vez más sus posiciones, las yemas de los dedos han dominado al fin sobre la mano entera y el cerebro deja manar su fluido precipitado hasta la misma punta de los dedos: en las yemas se condensa todo el pensamiento y el sentimiento del autor, y por tanto una vez más cerebro y mano se hermanan aunque ahora de manera distinta, unión que tantas veces ha tenido lugar en el curso de la Historia: no hay más que recordar el excelente ensayo de Benjamín Farrington, «Mano y cerebro en la Grecia antigua» (Ayuso) dedicado al arte de curar, a la evolución de la medicina griega. 

Pero el arte de curar las palabras es otra cosa. Los autores han cuidado y curado las palabras durante siglos sobre el papel, más tarde sobre la máquina de escribir, hoy ante el ordenador. Descubrir el proceso de creación se ha complicado más. Hay autores que no han querido dejar rastro de tal proceso. Así García Márquez, célebre por destruir los borradores de sus manuscritos, y al que, como recuerda Gerald Martin en su biografía, el ordenador no sólo ha cambiado por completo el proceso de su creación literaria, sino que además ha hecho más difícil seguir las fases de su desarrollo.

Cuando Martin evoca el fin de» El amor en los tiempos del cólera» agrega que «a García Márquez no sólo le embargaba el entusiasmo de haber terminado la novela, que inauguraba para él una nueva etapa, sino que también atravesaba por la euforia y la angustia de los usuarios del ordenador de aquellos primeros tiempos. ¿Contaba con una copia de seguridad, serían los disquetes de confianza, dónde podía guardarlos sin miedo a que sufrieran daños o se los robaran? Era muy consciente de ser uno de los primeros escritores célebres – tal vez el más famoso del mundo – en escribir una obra importante con ordenador. Acompañado de Mercedes y Gonzalo, además de su sobrina Alexandra Barcha, voló a Nueva York con los disquetes de la novela atados al cuello».

(Imágenes:- 1.-página del «Diario» de Katherine Mansfield del 6 de septiembre de 1911/ 2.-anotaciones de David Foster Wallace a una obra de Don DeLillo.-foto Harr Ransom Center/ 3.- primera pagina del cuaderno de «Watt», de Samuel Beckett/ 4.-manuscrito de 1984, de George Orwell)

LA PERSONA QUE ESCRIBE

«Alrededor de la persona que escribe libros siempre debe haber una separación de los demás. Es una soledad. Es la soledad del autor, la del escribir. Para empezar, uno se pregunta qué es ese silencio que lo rodea. Y prácticamente a cada paso que se da en una casa y a todas horas del día, bajo todas las luces, ya sean del exterior o de las lámparas encendidas durante el día. Esta soledad real del cuerpo se convierte en la, inviolable, del escritor. (…) La soledad no se encuentra, se hace. La soledad se hace sola. Yo la hice. Porque decidí que era allí donde debía estar sola, donde estaría sola para escribir libros. Sucedió asi. Estaba sola en casa. Me encerré en ella, también tenía miedo, claro. Y luego la amé. La casa, esta casa, se convirtió en la casa de la escritura. Mis libros salen de esta casa. También de esta luz, del jardín. De esta luz reflejada en el estanque. He necesitado veinte años para escribir lo que acabo de decir».

Marguerite Duras: «Escribir» (Tusquets)

(Imagen: Alfred StieglitzAlfred Stieglitz, USA.-wn. com)

LUIS ROSALES EN SU CENTENARIO (y 3)

«Me han dicho en mil ocasiones muchas de las personas que mejor me conocían y más me querían – me dice Luis Rosales en esta mañana de febrero de 1977 en su casa de Madrid – que ha habido siempre un gran divorcio, sobre todo en los últimos años, entre mi manera de ser y mi manera de escribir. Yo he sido un hombre sumamente alegre, ligado a la vida, con una capacidad de vivir la vida desde sus aspectos más pequeños, más cotidianos y recónditos, y vivirlos con intimidad, con deslumbramiento. Vivo deslumbrado, por ejemplo, con una ventana que estoy viendo infinidad de tardes…, con la conversación de los amigos…, infinidad de noches, infinidad de puentes entre la tarde y la noche… Y es curioso que una persona tan alegre cono yo durante años haya escrito una de las poesías más desengañadas que se han escrito en nuestro tiempo; por ejemplo, el que hasta ahora era el más reciente de mis libros: Como el corte hace sangre. Este libro es la aparición de lo que podíamos llamar el desengaño mayor o, como decía Machado, «la plazoleta del desengaño mayor«; pero hay otra aparición en el libro anterior, que es la ironía. El joven mira la vida con entusiasmo, con desengaño, con melancolía o con dolor, pero la vive siempre de una manera enteriza.

A partir de cierta edad, el poeta no puede vivir su vida de manera enteriza; está espejándose continuamente; está al mismo tiempo viviendo su vida y al mismo tiempo participando «críticamente» en ella. Eso es lo que da la ironía, ese desdoblamiento de la experiencia vital en tres planos, que son : la experiencia vivida, la participación en tu propia vida, y la crítica de tu propia vida y de tu propia participación…» (…)

«Pocos poetas – sigue diciéndome Rosales – agradecerán tanto como yo la asistencia del lector, lectores que han vivido y conformado de alguna manera su vida con alguna lectura mía. Me interesan los lectores y me interesa el lector personal. Pero interesándome tanto los los lectores y habiendo agradecido esa confirmación que han tenido ellos en mí, he de decir que yo no escribo para los lectores. Escribo por obligación ética, para cumplir un destino al cual estoy llamado; yo soy, irremediablemente, un escritor. Me han preguntado en alguna ocasión: «tú por qué tardas tanto en publicar tus libros?». Yo a veces he tardado diez años o quince años en publicar un libro, porque a mí lo que me interesa es escribirlos, no publicarlos. ¡Los libros están ahí! Si yo no los publico, otros lo harán por mí; si alguien tiene que leerlos, alguien los leerá; pero quiero separar por completo estas cosas. Primero, que para mí el lector es muy distinto del público; me interesan los lectores, a los cuales debo muchas de las alegrías que he tenido en la vida.

Y hay que hacer otra distinción. Yo escribo únicamente como un compromiso ético que tengo conmigo mismo, con mi tiempo y, naturalmente, con Dios. En esa última relación hay un Dios – para mí, Jesucristo – que es el Tú absoluto; ese Tú, para mí de alguna manera, es siempre el horizonte, hasta en los poetas más blasfemos. De ahí nace ese imperativo que yo siento al decir que escribo por una conformación interior mía que, en definitiva, es un compromiso ético».

(«Diálogos con la cultura«.-páginas 155 – 157)

Hoy, 31 de mayo, se cumplen cien años del nacimiento de Luis Rosales en la ciudad de Granada

(Pequeño homenaje y recuerdo al gran poeta español)

(Imágenes.-1.-Luis Rosales.-laopinióndegranada.es/ 2.-Luis Rosales con los Reyes.-larazón.es)

LUIS ROSALES EN SU CENTENARIO (2)

«Era poeta y odiaba lo impreciso«, escribió Rilke. Y con este verso, Luis Rosales recibe en el umbral de uno de sus más significativos libros, a ese lector que llama. ¿Cómo no ser impreciso con Rosales? ¿Cómo hablar – sin deshojar nada – con un poeta? Mil Rosales diversos y fundidos miran esa ventana, mil ventanas en una, cientos de atardeceres, tonos, matices…Sentado en lo sencillo – ese sillón, sofá, silencio… -, lo sencillo va entrando pleno de suavidad por la ventana. Lo sencillo es el aire, la luz, todas las luces; lo sencillo es este amanecer atardeciendo anochecido. Y es sencillo el cristal, y la palabra, y esos ojos recostados en vida que Luis Rosales adormece ante el vino del sol. El sol es bien sencillo. Y Rosales. Suave y sencillamente rico.

Ni una palabra más. ¿Cómo hablarle a un poeta? Dámaso Alonso, hace años, dibujó a pluma su retrato: «Luis Rosales: un hombretón cetrino, con unos ojos azules chiquitines, o que detrás de las gafas parecen chiquitines (porque son un poquito miopes). Lo cetrino diríamos que viene del terruño y que se pierde en no sé qué noche morisca de las Alpujarras; lo azul parece que selló o presagió la personalidad del poeta. El cual, con explicable coquetería, gusta de prolongar las dos chispas azules que lleva en la cara, con tejidos azules de su preferencia (corbatas, chaquetas). Es tan violento ese contraste entre lo bazo y lo azul, que casi lo temblaríamos.

¿Quién ha visto sin temblar

un hayedo en un pinar?».

Así escribe Dámaso de él. Pero pronto, al preguntarle yo de qué modo le ha influido Granada en su vida, Rosales me contesta:

«Decía Federico García Lorca una expresión acerca de lo granadino que yo considero sumamente interesante. Decía que «Granada era Castilla la novísima«; esto quiere decir que, de alguna manera, lo granadino es una forma si no «novísima», nueva, y si no nueva, «distinta» a lo castellano, pero en cierto modo ligado a ella. Siempre que se ha hablado en la poesía clásica y en la literatura clásica de lo granadino, se suele recordar un libro, un libro verdaderamente inolvidable, de Soto de Rojas ( 1584/1658), que se llama «Paraíso cerrado para muchos y abierto para pocos«. En este sentido, este libro, que podría ser el más reporesentativo de la lírica clásica granadina, sería como un conjunto de bodegones… como un conjunto de piezas pequeñas…; lo cotidiano, lo humilde, lo pequeño, han sido características sumamente importantes de la lírica granadina en un momento indudablemente de esplendor de ella, que es al que nos estamos refiriendo.

Es lógico que yo algo tendré de castellano «novísimo» y que algo tendré de amor a lo humilde y a las cosas concretas. Desde hace mucho tiempo creo, y lo he dicho – está al frente de uno de mis libros más importantes, Cervantes y la libertad – , un verso de Rilke ( que era un poeta que odiaba lo impreciso). Lo que un poeta odia más es lo impreciso. Por eso hay tan poca relación entre política y poesía».

En esta mañana de febrero en Madrid, en 1977, Rosales sigue diciéndome: «Cuando somos jóvenes nacemos insertados dentro de un mundo poético al cual pertenecemos. Este mundo poético nos da la voz. nos da la orientación y nos da una gama muy amplia de posibilidades dentro de las cuales nosotros tenemos que elegir. Hay momentos en que todo poeta se pregunta: ¿Qué es lo que quiero hacer?, y se pregunta sobre todo: ¿sé hacer lo que estoy haciendo? ¿sé hacer un poema?. Un poema es una cosa muy difícil de hacer -se le ha escapado como un suspiro en broma… un suspiro nacido de un hondo esfuerzo serio – Entonces, cuando yo me hice esa pregunta – que creo que me la hice alrededor de los treinta y un años, es decir allá por el año 41 -, yo hacía una poesía de joven. Al joven le interesa demostrar lo mucho que sabe…,al joven le interesa demostrar su brillantez…, al joven le interesa «enriquecer el estilo», etc (….) Pero los árboles no le dejan a uno ver el bosque… y el bosque no deja ver los árboles. En poesía ocurre lo mismo. Los versos no dejan ver el poema; generalmente lo ocultan. La multiplicidad de elementos que constituyen un poema, a veces dificulta la percepción de su unidad; hay muchas ocasiones en que no vemos la unidad del poema, porque nos quedamos prendidos en muchos de sus elementos constituyentes, y, en ocasiones, accesorios. Yo diría que en toda mi vida todo el despliegue y el desarrollo de esa vocación – que yo he tenido como muy pocas personas la habrán tenido nunca -, esa persecución y consecución de una vocación y de un destino ha consistido en eso: en esclarecerme, cada vez más, en qué consistía la unidad de un poema; es decir, en considerar al poema como un testimonio de mi vida y – desde el punto de vista estilísitico -, como una unidad orgánica que expresara una vida. Creo que de alguna manera yo nunca he podido hacer poesía, sino sobre mis experiencias, las personas que he conocido, las personas que he amado…».

Diálogos con la cultura«, páginas 143, 147,152)

(A Luis Rosales me he referido de un modo u otro varias veces en Mi Siglo)

(Pequeño homenaje y recuerdo al gran poeta, nacido en Granada el 31 de mayo de 1910, hace ahora cien años)

(Imágenes:-1.-Luis Rosales.-cervantesvirtual/ vista de Granada.-wikipedia/ Luis Rosales con diversos escritores y poetas: entre ellos, Gerardo Diego, Guillermo Díaz Plaja, Carlos Murciano, Jacinto López Gorgé y Ángel García López.-1975.- cervantesvirtual.com)