NADADORA : OLIMPIADAS 2012 (9)

«Me hace seguir tu estela la encendida

ilusión de querer a que me mueve,

ardor y juego sobre espuma leve,

tu desnudez en ondas sumergida.

Se quiebra el agua por tu afán hendida.

Como rayo de luz tu brazo mueve

rosas de espuma pétalos de nieve,

y surges vencedora a nueva vida.

Entre las olas ciego te persigo,

porque arriesgarme en tu ventura quiero.

Mi playa se perdió en la lejanía,

y en el anhelo de morir contigo

va el corazón buscándote, velero

en aguas del amor, náyade mía».

Ildefonso Manuel Gil.-«Nadadora».

(Imagen.-Mireia Belmonte durante la carrera.-3 de agosto 2012.-foto José A. García.-elmundo es)

TIRO DE JABALINA : OLIMPIADAS 2012 (8)

«Haces ballesta de la carne, acaso

un instante de mármol, y encabritas

la serena impaciencia con que citas

al cielo a la amenaza de tu paso.

La fuerza libra el ímpetu. Pegaso

en síntesis de vuelo. Casi gritas

y se te rinde el horizonte. Evitas

después la sangre dócil del ocaso.

Pulso del hombre al fin, al fin su guerra

te gana; y, derrotada y vencedora,

te clavas tensa, diagonal, vibrante,

buscando los abismos de la tierra

y haciendo palpitar – ¡oh, cazadora! –

un torso de leona en su semblante».

Dionisio Ridruejo.- «Jabalina»

(Imagen.-tiro de jabalina.-wikipedia)

CICLISMO : OLIMPIADAS 2012 (6)

«Entre autobuses, entre corazones,

entre los olmos, entre los vallados,

entre almas atónitas, por puentes,

exhalada tu firme bicicleta.

Te sigue el río de la carretera

tierno su duro arbitrio conmovido,

respondiendo a tu llanto con lamentos:

Te pierdes. No te pierdes. Me persiguen.

¡Qué júbilo sin prisa en lo que es llano!

¡Qué salto en los collados repentinos!

¡Qué dejarse caer por las cañadas,

exhalada, tras ti, la carretera!

Siguiéndote va, helada cuando tuerces,

y ¡qué lento suspiro cuando un valle

te traga, qué alto grito

cuando una loma a punto te devuelve!

Bella ciclista, tu ave de pedales

conduces por un aire de jardines,

de prados aguardando entre los troncos,

a que estalle, final, la primavera.

El viento en tus oídos te proclama

única emperatriz de los ciclistas.

Te persigue, te pide los cabellos;

tú se los das y te los va peinando.

Nadie me espera, nadie me despide,

mis cabellos y el viento, los pedales,

los troncos y los ríos son los puentes;

sin partida o llegada, siempre voy.

Siempre va, siempre va, aunque suspiren

árboles melancólicos y lloren

los ojos de los puentes, ríos de llanto:

No pesa el corazón de los veloces».

José Antonio Muñoz Rojas.-«A una ciclista«.

(Imágenes.-Umberto Boccioni.-dinamismo de un ciclista.-1913.- specchi e reflessi/ 2.-Umberto Boccioni.-dinamismo de un ciclista.-1913.- e – peristilo wordpress)

PÁJAROS Y ATLETAS : OLIMPIADAS 2012 (5)

«Lanzadores del disco. Jabalinas

que perforan los aires como halcones.

Mirlos maravillosos. Maratones

corridos por veloces golondrinas.

Pájaros de la tierra, serpentinas

de la pluma y el aire. Campeones

del deporte del trino. Verderones.

Vencejos planeando las esquinas.

Están aquí, en mis ojos. Montañeros

en trances y asunción de enredadera.

Avispas y floretes. Picos de oro.

Todos aquí, en las ramas. Ballesteros

del polen rubio. Olimpia verdadera

venida a mi jardín. Árbol sonoro».

Ángel García López.-«Epinicio coral para el deporte y los atletas».

(Imágenes- 1- Olimpiadas 2012.-30 de julio 2012.-foto Marcelo del Pozo.-a través de Reuters.-The New York Times/ 2.- pájaros.-Dmitry Dubikovskiy)

MAR EN SOLEDAD

«En ti estás todo, mar, y sin embargo,

¡qué sin ti estás, qué solo,

qué lejos, siempre, de ti mismo!

Abierto en mil heridas, cada instante,

cual mi frente,

tus olas van, como mis pensamientos,

y vienen, van y vienen,

besándose, apartándose,

con un eterno conocerse,

mar, y desconocerse.

Eres tú, y no lo sabes,

tu corazón te late y no lo siente…

¡qué plenitud de soledad, mar solo!»

Juan Ramón Jiménez.-«Diario de un poeta recién casado»

(Imagen.-Rory Donaldson.- Winkleman Gallery.-Nueva York)

VOTOS FLORIDOS

«En lo tibio del soto,

levantando las piedras,

esquivando las zarzas, apartando las hojas,

buscaba violetas.

Por tu inclinarte noble

sobre las claras yerbas,

tocándolas con gracia, moviéndolas sin daño,

que encuentres violetas.

Por tu mirar sereno

cuando, irguiéndote, dejas

todo a tu lado, el soto encendido y riente,

que encuentres violetas.

Para tus manos suaves

donde tienen las venas

el color delicado de las flores menudas,

que encuentres violetas.

Para adornarte el pecho

en el día de fiesta,

porque adoras su gracia acabada y oculta,

que encuentres violetas.

Porque al pasar, las zarzas,

revolviéndose tercas,

en la nieve del cuello te arañaron con sangre,

que encuentres violetas.

Porque nunca maldigas

de la piadosa tierra,

y el buscar no te canse, y el sufrir te consuele,

que encuentres violetas,

un montón de olorosas violetas».

Eduardo Marquina.- «Votos floridos»

(Imágenes:- 1.-alejandroaura net/ 2.-dicasparaminhacasa com br/ 3.-inforjardin com/ 4.-infojardin com/5.-bellezasentrebamoolinas com/ 6.-biankycarias tk/7.-arwen7 lacotelera net)

NOCTURNO MADRILEÑO

«De un cantar canalla

tengo el alma llena,

de un cantar con gotas monótonas, tristes

de horror y vergüenza.

De un cantar que habla

de vicio y de anemia,

de sangre y de engaño, de miedo y de infamia

¡y siempre de penas!

De un cantar que dice

mentiras perversas…

De pálidas caras, de labios pintados

y de enormes orejas.

De un cantar gitano,

que dice las rejas

de los calabozos y las puñaladas,

y los ayes lúgubres de las malagueñas.

De un cantar veneno,

como flor de adelfa.

De un cantar de crimen

de vino y miseria,

obscuro y malsano…

cuyo son recuerda

esa horrible cosa que cruza de noche

las calles desiertas».

Manuel Machado.- «Nocturno madrileño»

(Imagen.-Madrid.-calle Mayor.-1954- 1956.-foto CAS oorthuys)

ESCRIBIR SIN LEER

Sobre San Juan de la Cruz dice Dámaso Alonso: “Artista extraordinario, quizá único en la historia del mundo, – y se pregunta enseguida -: ¿qué se propuso este poeta exquisito e intenso?”. George Steiner en sus “Gramáticas de la creación” habla de “la faceta nocturna de la soledad creadora” y yo me imagino a muchos escritores del mundo, en la noche de sus creadoras soledades, iluminados por la luz de la pantalla de sus despachos, con el pasillo de su casa silencioso y oscuro, acercándose quizás al lejano olor de las tierras profundas pero sobre todo acercándose al hondo olor de la poesía esencial. Rodeado de libros, ese escritor en la noche se queda asombrado – como nos ha pasado a tantos otros –  de que Juan de la Cruz, para escribir, no necesitara ningún libro.

 Fray Juan Evangelista – que anduvo y vivió con el Santo once años – asegura que para componer sus obras, Juan de la Cruz no leyó libro alguno: “los cuales libros le vi componer – dice su compañero -, y jamás le vi abrir un libro para ello”. Dámaso insiste en ello: “durante la época de su producción, San Juan  de la Cruz no leía. Su producción intelectual derivó, pues, ante todo de su divina contemplación; luego, de la Biblia; en fin, de estudio antiguo, sedimentado, asimilado; del ambiente, de su pueblo, de la literatura popular, viva a su alrededor”. Es decir, de la interior contemplación de su espíritu y de la exterior contemplación sosegada de aquellas tierras ante las que él tanto meditó y escribió.

(Imágenes:- 1.-Gustave Klimt.-1914/ 2.-Paolo Pagnini/ 3.-Egon Schielle.-artisthepicture)

ESCRIBIR DESPUÉS DE AUSCHWITZ, DESPUÉS DE FUKUSHIMA

«Aquí no he hecho más que pintar incansablemente para aprender a pintar, le comenta Van Gogh a su hermano Theo. Yo escribía para tratar de saber qué era escribir (…), escribía continuamente y sobre cualquier cosa y de ese modo aprendía a escribir, confiesa el argentino Ricardo Piglia. Tengo la paciencia de un buey, decía sobre su trabajo Gustavo Doré. No es imperioso que escriba ‑aconsejaba a un amigo Raymond Chandler‑, y si no tiene ganas es mejor que no lo intente. Puede mirar por la ventana, o retorcerse en el suelo, pero no tiene que hacer ninguna otra cosa positiva, no leer, escribir cartas, hojear revistas o escribir cheques. O escribir o nada. La sociedad se ha sacado la literatura del medio, y la ha sustituido por la televisión. Ha desplazado los lugares de enunciación de la tradición intelectual y de sus problemas hacia la cultura de masas. Quizás ahora que la literatura en este sentido ha muerto, se pueda , por fin, escribir, comenta también Piglia.

Hay que escribir, pues, precisamente después de Auschwitz y después del Gulag, después del atentado a las Torres Gemelas, después de Afganistán y después de Irak, después de las devastaciones y de esas barbaries que siguen viniendo y que, lamentablemente, aún vendrán. Porque, además, no todo es barbarie. ¿Son numerosos los horrores? ‑se preguntaba Jorge GuillénPero también el hombre ha hecho cosas admirables. Comencemos por la admiración. El autor de Aire nuestro pasó por Rotterdam, y se quedó asombrado. La ciudad, destruida por los bombardeos nazis en Holanda, ha sido totalmente rehecha. Cualquier viajero tiene que sentirse atónito.

… Y bajo los diluvios demoníacos,

reiterada la furia

con método.

Fue conseguida ‑casi‑

la destrucción total.

Y cayeron minutos, meses, años.

Y no creció entre ruinas

el amarillo jaramago solo,

amarillo de tiempo,

de un tiempo hueco a solas.

Se elevaron los días, las semanas.

Y vertical, novel,

surgió el nombre de siempre.

Ya Rotterdam es Rotterdam.

¡Salud!

(…)

En este muelle, frente a embarcaciones

y grúas y horizontes,

siento inmortal a Europa,

uno siento el planeta.

La historia es sólo voluntad del hombre.

Valga como conclusión ‑repite Jorge Guillén‑: “La historia es siempre voluntad del hombre”. Esto es, al menos, lo que este poeta cree.

Y no sólo habrá que escribir después de las batallas y de las vergüenzas sino también después y durante el consumismo, después y durante este largo y extraño período moderno del antiarte que comenzó hace tiempo ya, en 1919, cuando Marcel Duchamp le pintó un bigote a una reproducción de la Mona Lisa. Aquel bigote ‑señala el historiador Jacques Barzunabrió una puerta, dio una contraseña o encendió una permanente luz verde que daba paso al hecho de que cualquier cosa bien realizada con un lápiz o un cincel fuera considerada arte, o mejor dicho, se pensara que cumplía la pretensión colectiva de ser un antiarte. A partir de aquel momento y tiempo después se inauguraría la mera diversión del espectador, el arte encontrado (desechos marinos recogidos en la playa), el arte basura (la puerta del frigorífico abandonado), el arte desechable (objetos magnificados o hechos de materiales endebles; puentes y edificios envueltos en tela), el arte aleatorio (basado en la impresión de puntos cuya ubicación azarosa la dictan los dados o el ordenador), el arte móvil (en el que se incluyen “esculturas” que representan pequeñas máquinas inútiles moviéndose sin sentido, o el par de zapatos que da pasos hacia atrás y hacia adelante), los lienzos que muestran líneas geométricas simples o complejas (una serie entera que “explora el cuadrado”), los dibujos o fotografías de bacterias, copos de nieve u órganos internos, etc. etc. (…), y todo eso hasta llegar al fin a ese hecho ‑uno entre tantos‑ en el que en una exposición celebrada en Nueva York, el propio artista se convirtió en el modelo definitivo pintando de verde su cuerpo desnudo y tumbándose en un ataúd abierto. Después hemos visto ‑concluye Barzuncómo un artista británico elegía los excrementos como material «.

Ese es parte del escenario del mundo actual y de él y sobre él tendrá que escribir el escritor contemporáneo.

Es su tiempo, es el que le ha tocado vivir. Un tiempo de modificaciones celéricas, tiempo de emigraciones y de reajustes, tiempo de curiosas obsesiones (como la del cambio por el cambio), tiempo de tantas cosas más.

Ahora que la sociedad ha sustituido la literatura por la televisión, ahora que la literatura en este sentido ha muerto, quizás ahora se pueda, por fin, escribir».

(Esto escribí yo en «El ojo y la palabra» y compruebo ahora – en un número último de «Le Magazine Littéraire» – que los autores japoneses se proponen – naturalmente – escribir después de Fukushima.

Siempre escribir)

(Imágenes:- 1.-George Grosz.-Paz.-1946.-Museum of Art.- New York/ 2.-Carlos Anderson.-1939- Smithsoinan.-American Art Museum/3.-Dan Mumford)

«EL LIBRO DE LAS ALUCINACIONES»

«José Hierro tiene una finura penetrante en el decir, una despiertísima, rapidísima inteligencia para captar, para ahondar, para comunicar luego – en mil,matices, en mil gestos, en un juego de sus manos, de sus ojos, todo Hierro completándose en el ademán-, cuanto ha captado y ha profundizado él respecto a un tema. Y todo ello mezclando en ocasiones graciosas y gruesas palabras que vulgarizan un pensamiento intrincado o elevado, hasta ponerlo al alcance de cualquier razón. Tiene Pepe Hierro una sutil mordacidad que usa y que guarda para cuando él quiere, una aguda y casi sorprendente mirada. Pero, sobre todo, la enorme capacidad para atrapar al vuelo una idea o entregarnos el vuelo de otra que se escapaba.

Le pido antes de nada -tras recordar su último libro de poesía, El libro de las alucinaciones-, una visión o un resumen de las etapas últimas de nuestra poesía.

—La primera etapa —dice Hierro— es la garcilasiana, de toma de contacto con una forma expresiva rica. La generación siguiente, a la que yo pertenezco, aparece en contra de un cierto esteticismo que los garcilasianos habían emprendido. La frase que podría acaso sintetizar el sentir de esa generación sería la de Gabriel Celaya: “La poesía es un instrumento para modificar el mundo”. En esta etapa predomina el tipo de poesía social; se hace una poesía más ética que estética.

Después Hierro hace una pausa.

—La tercera etapa es la de los jóvenes poetas —continúa— que hacen un tipo de poesía serena y testimonial, reaccionando a la poesía que tantas veces había despreciado la forma. Por último, la cuarta etapa es la que da un paso más allá, hacia el esteticismo; en ella juega mucho la ironía, es una poesía culturalista, que arranca de los libros y lo hace deliberadamente. Hay en estos poetas de hoy muy jóvenes como una vuelta al esteticismo y a la ironía, como esa vuelta a las casacas que vemos en algunos grupos de los jóvenes actuales, que tienen un fondo de ternura recordando el mundo de ayer que ya no puede comtemplarse sino con ironía.

—Respecto a la poesía que hoy se hace en el mundo, ¿cuál es tu opinión?

Pepe Hierro enciende un cigarrillo con esa tensión y esa interior vivacidad que se le refleja en el rostro.

—Bien. Yo, realmente, no conozco muy a fondo toda la poesía que hay por ahí fuera. Lo poco que yo conozco me dice que hay, sobre todo, movimientos y corrientes de vanguardia, tentativas experimentales mayores que las de aquí.

—¿Por qué razón no tenemos aquí esas tentativas?

—Bueno, hay que decir que las tentativas de formas nuevas en España no interesan. Sólo el “creacionismo” lo logró. Es indudable, sin embargo, que Antonio Machado ha aportado muchísimo a la poesía; es una verdad patente. Pero la poesía de Machado, las aportaciones de Machado son menos innovadoras que las de Rubén, por ejemplo. Las innovaciones y las renovaciones españolas se hacen de dentro hacia fuera; el español, en lo exterior no es innovador. Pero es que la poesía no es solamente exterior.

—Y puesto que hemos citado la “poesía social”, ¿cuál es tu opinión sobre ella?

Hierro me enseña un texto suyo, publicado en un volumen de Alfaguara.

—Ahí está lo esencial —me dice—. Hoy le ha llegado a la poesía social la hora de sentarse en el banquillo. Se la juzga por los errores de los falsos poetas. Comienzan a olvidarse no sólo la razón histórica de su existencia, sino, lo que es peor, sus logros poéticos, que es lo que realmente importa. A quien se condena no es a un tema, sino a una escuela. Quizá el arte necesite de estas injusticias sucesivas para no languidecer.

Luego continúa ampliando su opinión:

—La poesía social tenía el defecto de no ser popular. Esa poesía se ha quedado entre los poetas, entre los intelectuales de profesión. Por ello, en cierto modo, ha fracasado. Los poetas hablaron “del” pueblo, pero no hablaron “al” pueblo.

Se está haciendo novela para pocos —agrega Pepe Hierro—. Va a surgir también un día una poesía no popular sino plebeya, y paralelamente una poesía para minorías que serán cada vez más numerosas. Hoy el novelista o el poeta se dirigen a un público que espera de ellos una “obra de arte”, es decir, algo en que complacerse contemplándola. El público lector de poesía ha sido siempre muy escaso, pero —llamémoslo así— el “contagio” de la poesía entre las gentes ha sido muy amplio y numeroso. Hay gentes que les ha encantado escuchar, recitar, traspasarse unos a otros, a Bécquer, por ejemplo, o los versos del Tenorio. La poesía, pues, ha tenido un amplísimo auditorio. Lo que hace eso, que yo llamo “contagio”, no es, sin embargo, la poesía “pegadiza”, sino los sentimientos que en ella se esconden. Naturalmente, hay obras más difíciles que otras, y ésas se resisten a ese “contagio” del auditorio. Pero eso ocurre en todos los campos. En música, por ejemplo, tenemos la “Novena Sinfonía” en contra a la dificultad de los últimos “Cuartetos”, y en nuestra poesía la facilidad de “contagio” de un Lope contra la dificultad de un Góngora.

Y después de la poesía social, José Hierro se detiene. El autor de Tierra sin nosotrosCon las piedras, con el vientoAlegríaQuinta del cuarenta y dosCuanto sé de mí y El libro de las alucinaciones, me habla —con el texto en la mano—, de su propia poesía.

—La honestidad de mi poesía, no su valor —dice Hierro—, reside en el hecho de que he escrito siempre para mí. El poeta tampoco puede escribir sólo para que le entiendan los demás. Escribe para entenderse a sí mismo, que es la única manera de que puedan entenderlo los otros, ya que somos una porción de esos otros.

Si comparamos al arte actual con la poesía, aparte de unos problemas genéricos, —el del arte, en esa huida de la imitación de la realidad—, el problema mayor que yo veo es el que presenta hoy la pintura. Por la intervención de marchantes, etcétera, está dejando de ser un arte para ser una moda; como si hubiera que cambiar cada año. En la poesía esto no ocurre como sucede en la pintura. En la poesía, las modas son generaciones.

Y mientras Pepe Hierro calla, le brillan las pupilas, se mueve, sonríe, se agita en la silla, toma un cigarrillo, apaga otro, enciende el tercero ya en la entrevista. Me llega uno de sus poemas del Libro de las alucinaciones:

Diré un día: bienvenido
a la casa. Esta es tu lumbre.
Bebe en tu copa de vino,
mira el cielo, parte el pan.

Es una poesía sencilla, limpia, llena de pausas claras y silencios. Poesía recordada, mientras se va creando, como si se encontrara y reconstruyera en su cabeza de poeta un poema perdido. Hierro fuma, fuera está la Castellana, los ojos vivos y profundos del poeta no cesan de mirar a la vida mientras me llega el fin de este poema disfrazado de prosa.

Si hablase,
llorarías. Si enfrentases
tus espectros al espejo,
seguro que no verías
imágenes reflejadas.
Lo vivo lejano ha muerto:
lo mató el tiempo. Tú solo
puedes enterrarlo. Dale
tierra mañana, después de
descansar. Bienvenido
a tu casa. No preguntes
nada. Mañana hablaremos».

(conversación que mantuve con Pepe Hierro en su casa, en 1976, reproducida en Espéculo)

( A los diez años de la muerte del poeta)

(Imágenes:- 1.-Durdika Celikovic.-fotoblur/ 2.-Marsha Cattaneo.-fotoblur/ 3.-Lin Shunxing/ 4.-Jim Tsingamos)


LARGA ES LA AUSENCIA

«TU soledad, Abril, todo lo llena,

colma de luz la espuma y la corriente,

aurora niña con la piel reciente,

toro en golpe de mar sobre la arena.

La soledad del corazón resuena

desierto ya como un reloj viviente

como un reloj que late porque siente

la marcha de tu pie sobre mi pena.

Y así vas caminando sangre adentro,

sangre hacia arriba, hacia el primer encuentro,

sangre hacia ayer en la memoria mía,

¡ay, corazón, donde me pisas tanto!

¡qué soledad sin ti, cierva de llanto!

qué soledad de luz buscando el día».

Luis Rosales: «Larga es la ausencia».- «Segundo Abril»

(Imagen: Clément Rosenthal)

NO TIENE TODO EL MAR LA SAL PRECISA

«No tiene todo el mar la sal precisa

ni belleza en la tierra el instrumento,

ni música celeste el movimiento,

ni tales lirios por enero, herriza.

Ni hubo temblor en pájaro o en brisa,

ni en río, ni en caballo, ni en acento,

ni en verano o espalda se halló el viento

con una más sabrosa y menos prisa;

como encerrada tienes sin saberla,

de la ceja al cabello una ternura

que levanta al arroyo y al collado.

¡Ay, déjame morir de no tenerla,

orillas de la dicha y hermosura,

perdido en tu memoria y olvidado!».

José Antonio Muñoz Rojas:-«Abril del alma» (1943)

(Imagen.-Richard Ernst Eurich)

BALADA TRISTE DE LA MARIPOSA BLANCA

«Entre las rosas de la primavera

una dorada y lírica mañana,

nieve de oro sobre el agua azul,

apareciste

¡mariposa blanca!

Nieve de oro sobre el agua azul,

le prendiste tus alas a mi alma,

y mi alma volaba entre las rosas

primaverales,

¡mariposa blanca!

De luto fue la nieve, verdinegro

fue el cristal matutino de aquel agua;

¡oh, qué derrumbamiento de rosales!

… Y tu, ¿qué hacías,

mariposa blanca?».

Juan Ramón Jiménez.- «Balada triste de la mariposa blanca«.- «Baladas de Primavera» (1907)

(en el primer día de la primavera)

(Imagen. –Vu Cong Dien)

APUNTE AL ATARDECER

«Atardece.

Un oro veneciano

Giorgione o Ticiano

en el ambiente.

Más bellas y armoniosas

que nunca las mujeres.

Una música anida

en la casa de enfrente.

El paisaje se alarga

horizontalmente.

Como una mariposa

el sol se posa en mi frente».

Gerardo Diego: «Apunte».

(Imágenes:- 1.-Giorgione.-paisaje al atardecer.- National Gallery/ 2.-Giorgione.-detalle de «La Tempestad».-Galeria de la Academia.-Venecia – .Museo Giorgione)

MESA DEL SILENCIO

«Nos sentamos a la mesa del silencio,

al aire de los chopos y los arces

del parque interminable de hojas muertas.

Implacable y amoroso

callaba el caudal inmóvil de blancos cantos.

La piedra ingrávida,

paréntesis al tiempo

y altar

de la profunda soledad del alma humana.

El blanco lecho vacío de las venas

era blanco como aquel blanco cauce

donde el río no corre.

Nos sentamos

y allí nos quedamos para siempre,

en la mesa del silencio.

Allí, donde tiempo más tiempo más tiempo

no es nunca igual a tiempo».

Clara Janés .- «Brâncusi«.-1 -«Mesa del silencio» («Poemas rumanos») (1973)

(Imágenes: 1.-Brancusi.-pájaro en el espacio.-1928.-bronce.-MOMA.-Nueva York/ 2.-Brancusi y Man Ray en el jardín de Edward Steichen en 1927.-fotograma de una película de 35 mm. de Man Ray)

LOS PÁJAROS DE YO SÉ DÓNDE

«Toda la noche,

los pájaros han estado

cantándome sus colores.

(No los colores

de sus alas matutinas

con el fresco de los soles.

No los colores

de sus pechos vespertinos

al rescoldo de los soles.

No los colores

de sus picos  cotidianos

que se apagan por la noche,

como se apagan

los colores conocidos

de las hojas y las flores.)

Otros colores,

el paraíso primero

que perdió del todo el hombre,

el paraíso

que las flores y los pájaros

inmensamente conocen.

Flores y pájaros

que van y vienen oliendo,

volando por todo el orbe.

Otros colores,

el paraíso sin cambio

que el hombre en sueños recorre.

Toda la noche,

los pájaros han estado

cantándome sus colores.

Otros colores

que tienen en su otro mundo

y que sacan por la noche.

Unos colores

que he visto bien despierto

y que están yo sé bien dónde.

Yo sé de dónde

los pájaros han venido

a cantarme por la noche.

Yo sé de dónde

pasando vientos y olas,

a cantarme mis colores».

Juan Ramón Jiménez .- «Los pájaros de yo sé dónde«.

(Imágenes.-1.- Glenn Bartley/ 2.- Beth Crawford/ 3,. David Hemmings)