
La lucha con un texto a veces se encona, parece que no hubiera solución. Una vez Cortázar no podía con un cuento y escribió ‘Diario para un cuento” en donde contaba sus avances y retrocesos, sus dificultades, y aquello formó un cuento redondo, como ni él había esperado. Stravinski aguardaba a que pasara la tarde y volviera la mañana para ver clara su creación musical. Thomas Mann paseaba matutinamente pensando cómo insertar la figura del Diablo en su “Doktor Faustus”. Ítalo Calvino guardaba en cartapacios las historias de “Las ciudades invisibles” para que las madurara el tiempo. El tiempo madura los textos en su bodega. No es conveniente tensarse sobre la mesa de trabajo. Hay que buscar mil caminos distintos por los que entre el aire del distanciamiento, de la perspectiva. Hay que saber esperar. Las historias se crean en la cabeza, se cumplen en la página, y necesitan reposo posterior.
El escritor es un artesano que de vez en cuando ha de alejarse del taller.
José Julio Perlado

(Imágenes- 1-Leslie Balleberg/ 2- wikipedia)
¡Qué bien me viene esto, don José Julio! y disculpe que me meta tanto por aquí últimamente: llevo años, como aficionado, luchando con un texto que apenas confío en poder acabar, y menos en publicar, pese a que por momentos me parece que no es del todo absurdo, ni mera vanidad mía. Su entrada me da ánimo, conocimientos y esperanzas para no abandonar sin más
Un saludo, T.S.
Hay que tener paciencia