“En mi viaje a Rusia — decía Kandinsky— aprendí a no mirar un cuadro sólo desde fuera sino a “penetrarlo”, a moverme dentro de él, a involucrarme en su animación interior. Me sucedió al entrar en cierta estancia, y aún recuerdo cómo permanecí petrificado, contemplando el interior desde el umbral. Ante mí se situaban unos bancos, una mesa y una magnífica estufa. Los aparadores y las cómodas estaban decorados con vīvidas pinturas, y en todas las paredes se veían colgados grabados campesinos coloreados que hablaban de batallas, de legendarios caballeros, de canciones.”
(Imágenes-1- Kandinsky 1912- Museum syindicate/ Kandinsky- 1925- museumsyndicate)