CONTEMPLAR LA NATURALEZA

 

 

«Cada día, durante dos, tres o cuatro semanas, me siento delante del mismo paisaje – cuenta Marcel Bénabou en » Por qué no he escrito ninguno de mis libros» -:  las pendientes secas de los Prealpes, los bosques del valle del río Chevreuse aún cubiertos por la niebla, las laderas peladas del Ventoux, o bien el árbol solitario del jardín de Vert, cuyo tronco muerto se ha vuelto casi invisible, debido a la  tupida y encarnizada profusión de la hiedra que lo atenaza y lo invade todo. Yo, que en mucho tiempo nunca había tenido la ocurrencia de mirar de verdad la naturaleza, voy iniciándome poco a poco en la contemplación minuciosa. Aprendo a distinguir las diferencias entre los grises y los ocres de los peñascos, entre las múltiples variedades de verde. Sé seguir, y hasta prever, el desplazamiento de las masas de sombra y de luz según los momentos del día: por aquí, el sol va a hacer surgir una larga tira de agua entre dos orillas desiertas, allá tan sólo una hilera de chopos, algo más lejos unas cuantas casas viejas separadas por jardines, setos de madreselva, de jazmín o de clemátides. Me he prohibido a mí mismo cualquier otro solaz o esparcimiento: ni cigarrillos, ni alcohol, ni periódicos ni música penetran en esta habitación de austera ambientación. Los techos carecen de molduras, las paredes están sin empapelar, ni siquiera hay una fisura que alegre la vista. Pero si el paisaje que tengo delante de los ojos se modifica sin cesar, la cuartilla de papel blanco que tengo ante mí no cambia como quien dice en absoluto».

 

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(Imagénes-1-  Eyvind Earle- 1976/2.- Edward Steichen– 1899)

MIEDO DA A VECES COGER LA PLUMA

 

 

«Miedo da a veces coger la pluma y ponerse a escribir,

miedo da tener miedo a tener miedo,

yo por ejemplo que nunca temí nada,

pudiera ser que un día sintiera frío,

un frío nuevo que no le da el invierno.

Es malo que te corten las alas con un palo.

Es duro que los niños no te entiendan.

Es bastante difícil ser feliz una tarde

y lo mejor para sufrir es tener una viña.

Qué mal sienta la angustia si estás desentrenado.

Cómo te quema el pelo la gente que te grita.

Es lamentable y cruel que te roben el aire.

Afortunadamente esto durará poco

y lo otro, lo otro puede ser infinito».

Gloria FuertesTodo asusta» – 1958

(Imagen- clickfordetails)