¡…El armario está sin llaves!…¡Sin llaves el gran armario!
Solían mirar a menudo su puerta sombría y negra…
¡Sin llaves!…¡ Era extraño!… Se soñaba muchas veces
en misterios durmiendo entre sus flancos de madera
y se creía escuchar, en el fondo de la cerradura
abierta, un ruido lejano, vago y alegre murmullo.
(escribió Rimbaud)
Los objetos – los muebles; en concreto los armarios – han atraído a los poetas: el misterio de sus cajones vacïos o sus cajones de sueños ordenados y doblados. «En los estantes de la memoria y en los templos del armario», quiso recordar sobre ellos Pèguy. «El armario – anotó Milosz – està lleno del tumulto mudo de los recuerdos». André Bretón añadió su surrealismo :
» el armario està lleno de lienzos.
Hay incluso rayos de luna que puedo desdoblar».
«Ordenamiento. Armonía
Montón de sábanas del armario
Lavanda en la ropa» (dijo Colette Wartz)
«El reflejo del armario antiguo
bajo la brasa del crepúsculo de octubre», (evocó Claude Vigée)
Anne de Tourville recordó también cómo la pobre leñadora «se había puesto otra vez a lustrar y los reflejos que jugaban sobre el armario le alegraban el corazón».
Todo esto lo comenta Gastón Bachelard en su «Poética del espacio» hablando de cofres y cajones, y por supuesto de armarios. Armarios en espacios interiores de las casas que almacenan orden o desorden según el dueño. Armarios como grutas misteriosas donde conviven anillos, épocas, relojes, cintas, viejas fotografías, una factura inencontrable, dos pendientes, aquel regalo que no pudimos devolver, tres cartas amarillas, florecillas sin perfume, un broche, un retrato.
Bachelard nos recuerda que el espacio interior del armario es un espacio de intimidad, un espacio que no se abre a cualquiera.
Sólo los poetas se atreven a abrirlo y con sus palabras lo traspasan.
(Imágenes.-1 -Prosperie- 2013/ 2.- Vilhelm Hammershoi- 1897)

