“Joe McGuinniss en “Cómo se vende un Presidente” –así lo recordaba Tom Wolfe en “El nuevo periodismo” – recurre a una estrategia que exige un nervio considerable. Presenta al lector la imagen de Richard Nixon a través de cinco tomas completas de un film político, cinco tomas completas de un segundo film, y dos tomas completas de un tercero. Creo que muchos escritores se habrían contentado con describir dos o tres tomas y luego añadir sencillamente que Nixon repitió este tedioso proceso nueve o diez veces más… por miedo de que el lector desertase ante la monotonía.
La táctica de McGinniss de insistir en la descripción una y otra vez, desde la primera palabra hasta la última, me recuerda un poco una estrategia similar de Mark Twain en sus conferencias. Si contaba un chiste que no hacía gracia, simplemente lo volvía a contar otra vez … y otra vez… y otra vez… hasta media docena de veces… hasta que el público soltaba la carcajada, no ya por el chiste, desde luego, sino por lo absurdo de la repetición.
Algo parecido ocurre aquí. McGuinniss se arriesgó a perder todos sus lectores en el primer capítulo, pero el envite fue un éxito: se gana finalmente al lector. El proceso mismo de la realización de films políticos, el sentido de cálculo implícito en las repeticiones, devienen el eje de la historia, y no simplemente una anécdota o una ilustración.”
A Joe McGinniss me referí indirectamente aquí hace ya tiempo. En estos días ha llegado la noticia de su fallecimiento. Descanse en paz.
(Imágenes.-1.-Wang Du.-2001/ 2.-cubierta del libro de McGinnis/ 3.-Milton Glaser- Massimo Vignelli.-1976-designindada.com)